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El ídolo del tabaco

Un camagüeyano recreó a partir del Ídolo del tabaco, su propia interpretación de esta autóctona pieza cubana

Autor:

Yahily Hernández Porto

Camagüey.— Una imagen muy singular y auténtica atrapa al lugareño y visitante, en esta ciudad patrimonial.

En la curiosa Galería de Pepe, como popularmente se le conoce a este auténtico taller—estudio, ubicado en la intersección de la Plaza de San Juan de Dios, con la calle de igual nombre, número 9, en esta ciudad, se muestra, «El ídolo del tabaco».

La obra con un metro y 25 centímetros de altura y unos 50 centímetros de diámetro, recrea e interpreta a su original, hecha por los Taínos, y ubicada en el Museo Antropológico Montané, perteneciente a la facultada de biología, en la Universidad de La Habana.

La reliquia agramontina es una trabajada en cuero de vaca y chivo y su estructura es de cedro antiguo.

Pepe, como cariñosamente nombran a José Daniel Gutiérrez, autor de la novedosa figura, dijo a JR que esta pieza lo marcó en su profesión, «me permitió alcanzar no solo el gran premio en el Primer Salón Nacional del Cuero Habana (2000), sino conectarme estrechamente con el público cubano e internacional», aseguró el artista.

Y es que Pepe al incorporar en el interior de su Ídolo siete compartimentos o gavetas de cedro antiguo, una fuente de humedad y un medidor de temperatura, lo transformó en un humidor, que conserva las propiedades del Habano cubano.

Entre las características de esta pieza destaca la conservación de 250 ejemplares del más puro de los tabacos en el mundo, durante un largo período y bajo rigurosos indicadores de humedad, al 70 porciento, y de temperatura, a 20 grados Celsius.

Pero el artista no se conformó con darle un fin utilitario a su Ídolo interpretativo, sino que imprimió en él elementos decorativos de la cultura aborigen, que lo consolidaron como unos de los mejores representantes del trabajo en cuero en el país.

No son pocos los expertos que afirman que la autenticidad de este rellollo agramontino radica en la magnánima expresión de su Ídolo, que invita a observarlo y a la vez transmite una legendaria cultura nativa.

«Quien lo mire se traslada a un mundo mágico de leyendas aborígenes», aseguró Daniel Gutiérrez.

Mucho también se comenta del ambiente que rodea al Ídolo del tabaco en Camagüey. Lucen a su alrededor los prácticos y populares humidores pequeños y las «Máscaras de Pepe», que en alianza con la cultura del Habano refieren al mito del Güije —primera leyenda cubana aborigen— que se trasladó a la afrocubana y llega a nuestros días como el amigo de los niños.

Las afamadas máscaras, en forma de hojas de tabaco, no solo acentúan el rostro del nativo, sino que representan el espíritu del Puro y el de los aborígenes mientras humeaban su tabaco y se comunicaban con sus dioses.

Para Pepe todo es posible. Unas cuatro décadas tallando, decorando y reluciendo cuero lo han convertido también en un artista de los mitos europeos.

En su taller se distingue con donaire, el espacio Aquelarre tropical, que solaza a mitos europeos, de los que bebe sus encantos: brujas y diablos, que traslada al entorno tropical incorporándole rostros aborígenes y africanos y simbologías nativas de nuestra naturaleza.

La curiosa pieza, sin imaginarlo su creador, se ha convertido a fuerza de asombro y singularidad, a través del curioso ojo de quien decide aguzar sus sentidos en ella, en un símbolo del cuero en la isla, de la tradición tabacalera engendrada por los ancestros cubanos y en uno para admirar.

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