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Toronto cuenta con Venecia, Ítaca y Conducta

El festival de Toronto exhibe en la presente edición tres títulos de la Isla, pensados y filmados aquí, y con actores del patio

Autor:

Joel del Río

Luego de varios años sin elegir ningún filme cubano —puesto que en los últimos tiempos solo contaron con ese privilegio La edad de la peseta y Juan de los muertos—, el festival de Toronto exhibe en la presente edición tres títulos de la Isla, pensados y filmados aquí, y con actores del patio.

Se trata de la aclamada y sin dudas hermosa Conducta, de Ernesto Daranas (el gran éxito de nuestro cine en el primer semestre de 2014); Venecia, el cuarto largometraje de ficción dirigido por Enrique Álvarez, y Regreso a Ítaca, en la cual el francés Laurent Cantet adaptó para el cine un texto de Leonardo Padura, con el protagonismo de Isabel Santos y Jorge Perugorría, entre otros. En los primeros 15 días de septiembre, este evento se convierte en la vitrina más abarcadora y completa del cine hecho en cualquier latitud geográfica y longitud estética, de modo que un trío de embajadoras de la filmografía nacional logran algo así como tres goles en un partido del Mundial de Fútbol.

Conducta llega al festival precedida por varios premios internacionales y el éxito en nuestra tierra que ya conocemos. Solo nos queda desear que Toronto funcione como tradicionalmente ha ocurrido, en tanto plataforma de propulsión en el mercado más grande del mundo para algunos filmes de mérito, con pequeño presupuesto y no hablados en inglés. Ojalá que la película cubana sea entendida y aplaudida en Norteamérica tal como lo fue en Cuba. Porque a pesar de las polémicas que despertó, y de quienes le criticaron el ocasional tono lastimero, o la estrategia melodramática y por ende esquemática, Daranas nos entregó un espejo comprometido con la realidad, con la ética del mejoramiento humano y la utilidad de la virtud, divisas que de tanto repetir pudieran tornarse retórica hueca, hasta que repentinamente adquieren sentido en los arrestos de una maestra cansada y en la necesidad de encontrar apoyo y comprensión de un niño medio descarriado.

El festival de Toronto pudiera ser la rendija por la que Conducta se cuele en Estados Unidos y quién sabe si llegue incluso a la competencia por el Oscar. Que crucen los dedos los espectadores amigables y que vuelvan a maldecir quienes la detestaron.

Presentada junto con ciertas notas encomiásticas de la prensa canadiense y norteamericana, dentro de la sección llamada Contemporary World Cinema, dedicada a «las voces más provocadoras e importantes del cine mundial», tuvo su premier mundial Venecia. Por ejemplo, el importante sitio web Torontolife.com, que contiene una suerte de cartelera donde se relaciona lo más seductor del panorama cultural en la urbe, incluyó el filme entre las 50 películas indispensables de un evento que programa más de 300 títulos. El texto apuntaba que «el cine independiente cubano es una rareza de un tamaño que este filme merece ser visto, y destacado, entre el habitual desembarco de filmes latinoamericanos. En esta comedia dirigida por Kiki Álvarez, sobre lazos amistosos entre mujeres, hay tres empleadas de un salón de belleza que se van de juerga en una aventura que las sumerge en los rincones más oscuros de la vida nocturna habanera. Pero pasarla bien no es algo que esté al alcance de todos».

Sin embargo, no solo las publicaciones canadienses anunciaron la presencia de nuestras propuestas. La norteamericana Hollywood Reporter, que cubre día a día el certamen y sus muchos lanzamientos exitosos, también le dedicó una crónica a Venecia. En uno de sus varios párrafos se garantiza que se trata de «un singular filme cubano, que retrata con ternura y gracia la amistad femenina a partir de tres empleadas de un salón de belleza que buscan placer y excitación. (…) Rodada en términos independientes, un fenómeno todavía extraño en el contexto del cine cuano, la película presenta un tono bastante descarnado, e inhabitual en las películas procedentes de la Isla. El elenco femenino improvisó la mayor parte de los diálogos y le suministraron al filme un apreciable realismo. Pero más importante que todo ello resulta el espesor y la profundidad de la atmósfera femenina construida por el director, quien se aproximó a estos temas desde una tierna comprensión capaz de trascender cualquier límite o prejuicio».

Por último, la película cubano-francesa Regreso a Ítaca se aparece en Toronto luego de ser estrenada mundialmente y premiada en la 71 edición del Festival Internacional de Cine de Venecia. Su director, el galo Laurent Cantet, está instalado desde hace años entre los más celebrados de la cinematografía europea sobre todo después de Entre les murs, titulada en español La clase, vista con aplausos en nuestro país y ganadora de la Palma de Oro en Cannes.

Ya consagrado, oleado y sacramentado por las autoridades del cine del viejo continente, Cantet se apasionó por Cuba. En 2009 vino a dar clases a la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños; en 2011 se sumó a la lista de seis celebridades que dirigieron igual número de cuentos en Siete días en La Habana; conoció la obra de Leonardo Padura y surgió la idea de realizar Regreso a Ítaca, que muy bien pudiera llamarse Regreso a La Habana. Con guión del reconocido escritor cubano e inspirada en uno de los pasajes contemporáneos más eficaces de La novela de mi vida, el filme cuenta la historia de cinco amigos que reciben a Amadeo, quien ha vivido en Madrid durante los últimos 14 años.

Cantet siempre ha sido un apasionado de las ficciones con fuerte influencia documental y de los temas donde esté presente la presión social sobre los individuos, y el deseo humanísimo de vivir en armonía e igualdad. De este modo, sus películas anteriores transmiten una poderosa sensación de testimonio verista gracias a las participaciones francas y espontáneas de los actores, así como a la selección de localizaciones que, en el caso de esta nueva película incluye azoteas en edificios derruidos y la cercanía del Malecón.

En Regreso a Ítaca, Cantet utilizó un equipo técnico donde sobresalen creadores de la Isla entre los cuales se cuentan actores tan conocidos como Jorge Perugorría e Isabel Santos, quienes compartieron protagonismo en otro filme sobre el regreso y las pérdidas del exiliado como Miel para Oshún, dirigida por Humberto Solás en 2001.

Probablemente en diciembre, dentro del próximo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, se estrenen en Cuba Regreso a Ítaca y Venecia. Para ese entonces hablaremos de ellas como corresponda y veremos si la primera aporta algo importante a la larga tradición de filmes sobre la emigración, y estaremos en condiciones de percibir la novedad en cuanto a tono, narración y discurso que plantea esta historia de mujeres con el mismo nombre que la romántica ciudad del Adriático. Para diciembre, ya tendremos más detalles del destino de Conducta en su recorrido mundial, y estoy contando con los buenos oficios y la voluntad de mis colegas especializados en cultura, que siempre debiéramos estar atentos a la ocurrencia de acontecimientos de esta índole.

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