Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El maestro siempre está en deuda con la juventud

Versión de las palabras de agradecimiento pronunciadas por el Premio Nacional de Ciencias Sociales en nombre de quienes recibieron este jueves la máxima distinción que entrega la Asociación Hermanos Saiz

Autor:

Eduardo Torres Cuevas*

Me siento muy prestigiado de estar al lado de tan distinguidos amigos y personalidades de la cultura. Quizá hay premios que tienen un valor simbólico o como resultado de años o de una vida de trabajo, pero este que hoy se nos concede posee para todos una especial significación. Creo que nos llega muy profundo, llega al corazón, porque viene desde la juventud cubana, precisamente de los creadores jóvenes cubanos. Es un reconocimiento que expresa no solo que hemos trabajado, sino que ese trabajo ha sido útil, que ha llegado; que ha existido la posibilidad real de que muchas personas se beneficien de nuestro esfuerzo.

Pienso que ser maestro implica una vocación de servir, una vocación de entrega, una vocación de humildad, una vocación de saber que siempre estamos en deuda con la sociedad y con las nuevas generaciones que surgen. Pero ser maestros es también sentir la necesidad de no abandonar nunca la condición de estudiante y aprendiz.

Lescay me decía: «Cuando hables, no olvides decir que yo siempre voy a ser un aprendiz», y yo lo digo porque todos sentimos también la sensación de que lo que hemos hecho es solo una parte de lo que queremos hacer, que tenemos deseos de hacer mucho más, que estamos conscientes de todo lo que queda por hacer.

No creo que nuestra obra haya alcanzado el nivel que hubiéramos querido lograr; y es que siempre hemos deseado dar más, porque en ello también radica la vocación del maestro: dar. Nos lo recuerdan constantemente esos dos grandes maestros con mayúsculas que fueron, en gran medida, inspiración, que fueron quienes nos dieron las ideas, los pensamientos, que nos hicieron revolucionarios y nos llevaron a compartir nuestro conocimiento, a compartir con los demás lo que creamos.

A uno de esos dos grandes maestros lo conocimos por los libros: José Martí. El hecho de que hoy estemos aquí en este lugar (Memorial José Martí) no puede ser más simbólico. Justamente Martí es el maestro de toda mi generación. Estoy seguro de que el Apóstol está, de una forma u otra, en el interior de quienes somos homenajeados. El otro es Fidel Castro. No podemos olvidar las enseñanzas de Fidel desde La historia me absolverá hasta nuestros días. A él le debemos gran parte de lo que somos, de los caminos que recorrimos, de lo que buscamos y de los encuentros que nos permitieron entendernos a nosotros mismos y desarrollar cada día más el afán por una Cuba mejor, por una humanidad mejor. Sus enseñanzas son más imperiosas ahora que nunca, en estos tiempos que corren en que los peligros son de otro tipo, cuando la presencia de la tecnología, y métodos y medios más novedosos nos colocan ante la necesidad de que nuestros maestros aprendan y sigan aprendiendo junto con las nuevas generaciones.

Sin dudas nosotros, los homenajeados, formamos parte de una Revolución, con el corazón y con el pensamiento. Gracias a ese corazón abundan los buenos sentimientos, y con el pensamiento nos hemos armado con las ideas. Ese camino es el que hemos tratado siempre de transmitir a las jóvenes generaciones. Por eso sentimos tan profundamente este reconocimiento de los jóvenes artistas y creadores, a quienes les hemos podido entregar todo el conocimiento acumulado, a pesar de la certeza que tenemos de que mientras más se aprende, más se comprende que se sabe poco.

Creo que un maestro será mejor mientras tenga consciencia de que lo que da es apenas una pequeña porción de lo que tiene que darse; de que siempre está en deuda con la juventud, con nuestro país y con la humanidad. El maestro no descansa. No tiene tiempo ni años para poder emprender todo lo que sueña hacer. Solamente logra una parte de sus sueños y de su obra.

Hoy la AHS ha reconocido a este grupo de personalidades, entre las cuales me encuentro. Para nosotros constituye el reconocimiento mayor que podemos recibir, porque viene precisamente de aquellos a quienes queremos dar todo lo que tenemos, todo lo que hemos aprendido y todo lo que somos capaces de hacer.

* Versión de las palabras de agradecimiento pronunciadas por el Premio Nacional de Ciencias Sociales en nombre de quienes recibieron la máxima distinción que entrega la AHS

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