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Entre libros, hombres y realidades

El panel «Novela y sociedad. Maneras de contar la Historia», fue una de las propuestas más atractivas del programa de este lunes de la 24 Feria del Libro de La Habana

Autor:

Lourdes M. Benítez Cereijo

Con las interrogantes por qué, para qué y cuál es la significación de tratamiento de la Historia para los escritores, formuladas al inicio de su intervención por el escritor español Andrés Sorel, comenzó el panel «Novela y sociedad. Maneras de contar la Historia», una de las más atractivas propuestas del programa de este lunes de la 24 Feria del Libro.

El intelectual ibérico estuvo acompañado por los escritores Mario Goloboff, Santiago Gamboa y Edel Morales como moderador, para compartir puntos de vista en cuanto a las formas de asumir, concebir, proyectar y conformar una obra literaria que no puede desligarse del contexto que representa.

Sorel, secretario general de la Asociación Colegial de Escritores de España, atesora una vasta obra  con la publicación de más de 50 libros. Sus palabras tomaron como punto de partida la idea expresada por Soren Kierkegaard al decir que no vale la pena escribir de un pasado que no pueda ser presente.

Con ello, el autor ilustraba el compromiso que debe estar latente en la literatura para que pueda entonces la Historia mostrar sus heridas, derrotas, sueños y esperanzas. Llamó la atención acerca del hecho de que «la historia la hacemos quienes utilizamos las palabras y confiamos en el pensamiento», acotó.

Por su parte, Santiago Gamboa, narrador, filólogo y periodista colombiano, se remitió a la postura según la cual se entiende que hay dos tipos de acercamiento a la Historia desde el desempeño literario: La Odisea y La Ilíada.

La primera de ellas refleja el camino del autor, narra una experiencia individual en primera persona, al tiempo que propone un contacto más directo; mientras que la segunda supone una mirada desde arriba, más alejada, pues tiene un narrador que se confunde con la idea del Dios creador.

Asimismo, el autor de El síndrome de Ulises señaló que las composiciones literarias pueden erigirse documentos fiables para conocer la realidad. En ese sentido centró la mirada en la novela negra, vista esta como radiografía de una sociedad.

La creación de un cuerpo narrativo autónomo no supone sacarlo de la realidad, sino analizar desde otras perspectivas, y para Gamboa la literatura interroga siempre a la realidad.

En cuanto a los vínculos que unen a ambos elementos, Mario Goloboff, escritor y docente universitario argentino, quien presentó en esta edición de la Feria su libro Julio Cortázar: la biografía, estimó que los creadores tienen la capacidad de crear su propia realidad distante, con leyes y Gobiernos que se mueven en su propio espacio. Eso marca una relativa autonomía de la literatura con respecto a la sociedad.

En ocasiones se le exige demasiado a la literatura: que represente cabalmente el mundo y lo que pasa en cada individualidad, se dijo en el panel. No nos percatamos de que ese es el campo del Periodismo y la Sociología. A la creación literaria hay que pedirle lo mismo que se les pide a otras manifestaciones del arte, coincidieron los dialogantes: debemos entenderla como un arte soberano que nos permite asomarnos al interior de la Historia.

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