Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Tatuajes a la sombra del rock

La historia de este arte, practicado por diversas culturas, resulta milenaria, y ahora gana adeptos entre los más jóvenes

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— Es todo un acontecimiento apreciar cómo, paso a paso, va surgiendo la figura o símbolo que llevará en el cuerpo para toda la vida.

La santaclareña Casa del Joven Creador de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), se repleta cada año, especialmente el día de la Convención de tatuaje que distingue, sobremanera, al Festival de Rock Ciudad Metal, más allá de sus acordes fuertes, las voces ensordecedoras y del sabor rítmico de altos decibles.

La historia del arte de tatuar, practicada por diversas culturas, resulta milenaria y, poco a poco, se fue propagando entre la civilización. Luego de cierto letargo, afirman estudiosos del tema, resurgieron con los hippies en los años 60 y 70. Pero a diferencia de otras épocas, lo realzaron a categoría de arte con grandes diseños muy coloristas.

A partir de esa década volvió a aparecer con fuerza en las culturas occidentales este fenómeno, que sigue contando con gran popularidad, mantenida por infinidad de personas, quienes se tatúan principalmente en brazos, torso y piernas.

Una muestra de esa realidad estuvo a mano en el Festival Nacional de Rock Ciudad Metal, acaecido hace varias semanas en esta ciudad. Hubo que planificar dos jornadas para tratar de complacer a todos los aspirantes a grabarse sobre la piel algún motivo real o abstracto, explicó Yury Pérez Soris, director de la Casa del Joven Creador de Villa Clara.

Primeramente, se realiza una selección en la provincia de los artistas que van a efectuar los dibujos a fin de seleccionar a los mejores y de mayor experiencia. Después especialistas de Salud Pública confirman que esté garantizada la esterilización de los medios a utilizar, así como las condiciones adecuadas en el lugar.

Desde hace 15 años se realiza la referida  convención que, según Pérez Soris, identifica al festival de rock. «Todo el amante de esta música se lo hace, y la AHS lo asume como expresión artística», afirmó.

Más que antes

Yasel Arrochena Lay lleva 25 años realizando tatuajes. Es, al decir de muchos, uno de los mejores en ese oficio, que lo asume como una manifestación de las artes plásticas.

En los inicios le cautivaba la pintura. Pero un día empezó tatuándose él, y después siguió con sus amigos hasta hoy. Confiesa desconocer el número exacto de los que pasaron por sus habilidosas manos, aunque en más de dos décadas han sido muchísimos.

En su opinión, ahora se realizan más que antes y, en primer lugar son los jóvenes lo que más se tatúan. Hay gente que ve mal esta práctica, pero es una elección de cada cual y merece respeto, enfatizó.

Arrochena Lay confiesa que prefiere hacer los tallados grandes porque tienen mayor vista, también aquellos que reflejen realismo, retratos, y crear sus propios símbolos y modelos.

En esta convención 20 artistas participaron en la creación de los diseños que, previamente, aceptaron los interesados en grabárselos.

La respuesta más recurrente de los que deciden tatuarse es, simplemente, porque les gusta, además de ser una manera de reflejar algo bello, valioso de tener grabado en la piel, o para establecer un símbolo de pertenencia.

Otro de los méritos del Festival Nacional del Rock ha sido facilitar, a sus fieles seguidores, por lo general jóvenes tranquilos, esa posibilidad de llevarse como trofeo, de su paso por acá, un imborrable recuerdo a flor de piel.

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