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Con el anuncio este jueves de los premios Casa de las Américas, concluyó la edición 57 de ese prestigioso certamen literario, en el que Cuba y Argentina resultaron los países con mayor cantidad de reconocimientos.
Cuba dominó en el apartado de teatro. Mereció el galardón la obra Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta, de Legna Rodríguez Iglesias, mientras que Subasta (Boceto No. 1 de la serie DíasporA), de Laura Liz Gil; Yelow Dream Rd., de Rogelio Orizondo —ambos de autores del patio—, y Odisea doble par (Farsa del Imperio), del argentino Mariano Saba, obtuvieron menciones.
En ensayo de tema artístico-literario se destacó De las cenizas al texto. Literaturas andinas de las disidencias sexuales en el siglo XX, del ecuatoriano Diego Falconí. Recibieron mención los cubanos Mailyn Machado y Joaquín Borges Triana por A flote. Dos décadas de arte en Cuba y Corazones errantes: ¿Dónde está mi mundo?, respectivamente.
Ni una sola voz en el cielo, del argentino Ariel Urquiza, se alzó con el lauro en la categoría de cuento, y Mingas de la palabra. Textualidades oralitegráficas y visiones de cabeza en las oralituras y literaturas indígenas contemporáneas, del colombiano Miguel Rocha, lo hizo en estudios sobre culturas originarias de América.
Cristian Santos se impuso en literatura brasileña y Raphael Confiant, de Martinica, fue el ganador en literatura caribeña en francés o creole, con mención para Ernest Pepin, de Guadalupe.
Los premios honoríficos en esta ocasión correspondieron a Verdad posible, del mexicano Eduardo Langagne (Premio de Poesía José Lezama Lima); Cuando lo nuevo conquistó América. Prensa, moda y literatura en el siglo XIX, del argentino Víctor Goldgel (Premio de ensayo Ezequiel Martínez Estrada), y Las cenizas del cóndor, del uruguayo Fernando Butazzoni (Premio de Narrativa José María Arguedas).
