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Cuando «el diablo» los junta

Tony Arroyo, una versátil figura del entretenimiento cubano, quien es además director del grupo teatral La Verbena, presentará su próxima puesta en escena

Autor:

Kianay Pérez González

La penumbra y las voces están posesionadas en el escenario del Café del Centro Cultural Bertolt Brecht. El foco, que señala el centro de las tablas, resalta un acto de perversos personajes que renuevan un inagotable diálogo de formas y colores, esperando ser entregado a los más fieles amantes de las buenas obras teatrales.

El resplandor cae sobre ciertos personajes y cada uno proyecta las situaciones límites que encierran las páginas del guion de Infames. La obra teatral está basada en hechos increíbles, pero reales. Huye de los cuestionamientos políticos y despunta toques de cierto humor negro tras las mentiras, infamias, el sexo explícito y el lenguaje violento.

De la autoría de Tony Arroyo y a estrenar el próximo 10 de febrero a las 7:00 p.m., el grupo teatral La Verbena podrá dar fe del resultado de todo un derroche de emociones y de la muy efectiva selección del elenco, conformado por Samarys Simpson, Leyanis Contreras, Yasmín Alonso, Edenis Sánchez, Yas Beltrán, Lianet Alarcón y el propio Tony.

La pieza, escrita y presentada previamente en Chile, logró gran aceptación del público, alcanzando ocho semanas en cartelera.

El reto de un diablo

Para Infames no resulta un problema apostar por nuevos rostros. Y es que la compleja obra ha sabido absorber lo mejor de los actores y llevarlo a escena: desde cantar, llorar y actuar, hasta todo lo que el sentimiento saque en el momento. Ese resumen tan corto, apasionado y lleno de adrenalina es lo que tiene a los jóvenes intérpretes enganchados a esta obra.

Muestra fehaciente de ello es Yas Beltrán, un joven al que le falta poco para finalizar sus estudios en el Instituto Superior de Arte y que encarna el personaje de Miguel. Respecto a sus experiencias, precisa a JR: «pese a que todo esto ha sido nuevo para mí, he aprendido a ser práctico, directo y efectivo en mis escenas».

Con la puesta en escena, Tony Arroyo provoca en sus artistas una imagen que va más allá del exigente director. Al decir de la conocida actriz y conductora Edenis Sánchez, quien asume el papel de Caruca: «Tony, al ser actor, nos deja crear o tomar la iniciativa. Es muy receptivo y abierto».

Escritor, conductor, actor y dramaturgo, él resulta todo un diablo, no por lo maligno, sino por lo de tentador de hombres. Una vez que consiga ser el guía de una persona, esta hará su voluntad y de esa manera, dos se convierten en uno.

La actriz radial Lianet Alarcón, quien interpreta el personaje de Ana, protagonista de la puesta, confirma esta hipótesis cuando dice que «es un director que sabe llegarnos, da confianza a los actores, los estimula para que den más de sí mismos, sin parar, haciendo críticas muy constructivas.»

Si es cierto que la rivalidad e inconexión entre los artistas es uno de los mayores problemas que detona el trabajo en grupo, en La Verbena la energía positiva y calidad humana fluyen entre estos «infames» y con su «diablo» dan como resultado el crecimiento de una obra muy intensa.

De la misma forma el locuaz director agradece el empeño de sus artistas, agregando que de ellos ha aprendido la disciplina férrea, y que el actuar, más que trabajo, es una religión sagrada. «Vienen a lo que quieren. Cualquier director se sentiría orgulloso»

Una obra penetrante

Respecto a la puesta en escena, su director la califica como comercial: el principal objetivo de la misma es, en su hora y media de duración, entretener y mantener la sala del Brecht completamente llena. También goza de un acompañamiento musical que le da mayor credibilidad y emoción a la trama. Lograr una fusión perfecta entre sonido, humor y experiencias agudas es, según Tony, la parte más difícil y maravillosa dentro de todo el proceso creativo.

Otra de las cuestiones que Tony Arroyo logra con Infames es la presentación y unión de una heterogeneidad de caracteres: desde la introvertida, complejista y traumatizada Ana —como hilo conductor de la obra—, pasando por Migue —el hombre tonto con coraza de tipo duro, chulo cubano, puente y detonante de los sucesos más fuertes de la obra—, hasta llegar a la traicionada diva Caruca… Tal vez, en esos elementos estén las claves de una combinación tan intrigante como explosiva, que vale la pena disfrutar.

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