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Amor

No fue un concierto más sobre la obra de un compositor. Haydée Milanés hurgó en las piezas de su padre, Pablo, esas con las que creció y de las que pudo ser protagonista muchas veces en la etapa creativa de su autor

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Amor no fue un concierto más sobre la obra de un compositor. Lo que disfrutamos el sábado último en el teatro Karl Marx de La Habana fue un viaje raigal hacia el repertorio de uno de los cantautores más importantes del pentagrama musical contemporáneo de la Isla.

Haydée Milanés hurgó en las piezas de su padre, Pablo, esas con las que creció y de las que pudo ser protagonista muchas veces en la etapa creativa de su autor, y las devolvió de ese mismo modo al auditorio.

Recientemente, la joven cantante se adentró en el repertorio de una de las compositoras más significativas del filin, Marta Valdés, con la placa Palabras (Bis Music). Ahora regresa con esta propuesta, en la que quiso conducirnos por la cuerda primigenia de los temas de Pablo y para lograrlo utilizó un formato que retomó la guitarra como centro de la base melódica, algo que combinó coherentemente con instrumentos de percusión, el bajo y el tres. Este último, sin dudas, marcó la sonoridad general de esa cubanía que siempre ha caracterizado las piezas del trovador, en los que hay hay referencias claras del son, la canción y el filin.

«Hoy es una noche muy especial e importante para mí, ya que voy a cumplir un sueño, al interpretar las canciones y la música con la que crecí», dijo con emoción Haydée, justo al comenzar la velada.

Quiso «romper el hielo» interpretando Comienzo y final de una verde mañana y Cuánto gané, cuánto perdí. Justo a la mitad de Si ella me faltara alguna vez, Pablo la acompañó para no separarse de su hija en el resto del concierto.

Deseosa de que se apreciara al trovador de vuelta a sus orígenes, Haydée anunció en Matinal que su papá tomaría la guitarra. El tema, de una sensibilidad enorme, pertenece a Renacimiento, unos de los más recientes compactos de Pablo.

Dos estrenos del cantautor se escucharon en el concierto: Vestida de mar y Día de luz. Luego, ambos artistas comentaron a los presentes que el disco Amor contiene una docena de canciones, entre las que figura Hoy la vi, y que si me permiten ofrecerles datos sobre su sonoridad, tiene a la guitarra como protagonista, aunque lleva buena dosis del tempo de la batería, que otorga también un aire de rock.

En Ya ves, Haydée narró algunos detalles reveladores. Contó que fue producto de un ejercicio que el maestro Leo Brouwer le puso a su papá cuando formaba parte del Grupo de Experimentación Sonora del Icaic, e hicieron sonar en el Karl Marx la versión original, trovadoresca y sonera.

De la selección hecha, me resultó grato reencontrarme con Te espera una noche de éxitos, A veces cuando el sol y El 405 de nunca, una trilogía de temas de una belleza única y que ya no se disfruta en el repertorio de los conciertos del cantautor.

Muchos corearon Ya se va aquella edad, que formó parte de la banda sonora de la teleserie Algo más que soñar. Sucedió también con Amor, hecha por Pablo a la madre de Haydée, Zoe, y Para vivir —tema del que ya se ha hecho un videoclip que dirigió el realizador Alejandro Gutiérrez, quien igualmente se encargó de la filmación de la actuación sabatina, la cual estará contenida en un DVD.

Si hace unos párrafos atrás destacaba el valor de los arreglos, en su mayoría de Haydée y también en experiencia compartida con los guitarristas Raúl Verdecia y Nam San Fong —en algunos casos se respetó la partitura original—, el concierto sonó notablemente exacto gracias a Roberto Gómez (guitarra y tres), el experimentado Enrique Plá en la batería, los percusionistas Yaroldy Abreu y Guillermo del Toro, el bajista Frank Rubio y al propio Verdecia.

Y para quienes se preguntan si los clásicos El breve espacio en que no estás, Ámame como soy, Canción (De qué callada manera) y Yolanda estuvieron presentes el sábado, pues les aseguro que sí. Tras interpretarlas y con un aplauso sostenido del público, Haydée y Pablo se despidieron con Yo no te pido, como cierre de un encuentro musical necesario.

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