Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

En tiempo de La Luz

La Asociación Hermanos Saíz sigue sorprendiendo y haciendo suyos a los lectores con una magnífica literatura

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Anda muy orgullosa la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y no es para menos. La holguinera Ediciones La Luz, una de sus casas editoriales, cumple 20 años sin haber perdido la capacidad de sorprender, de hacer suyos los lectores. Si no es porque le encanta señalar con sus antologías y selecciones por dónde andan las letras, entonces es porque nos sacude con un autor o un libro que posea el don de quitarnos el sueño, de enamorarnos.

Este año La Luz nos da fe de lo que ha significado para la literatura cubana un premio como el Calendario: por una parte  desde la perspectiva de aquello que los más nuevos escriben para los niños (Mi patio guarda un secreto), y por la otra, desde la poesía más joven (La isla de los peces blancos).

Gracias al empeño que pusieron Eldys Baratute Benavides y Rafael González, Mi patio guarda un secreto es una antología que recoge las impresionantes historias de vida que han convencido a exigentes jurados durante las últimas dos décadas.

También en Mi patio guarda un secreto aparecen relatos en ocasiones poblados por fantasmas, genios, brujas y princesas (como Fantasmacromía, de Maikel José Rodríguez Calviño), y en otras ayudan a encontrar caminos que conduzcan a la realización personal. Esta última es la principal intención de Alice Walker (Color púrpura) cuando nos aconseja no dejar jamás de ir En busca de la piedra verde, que hace tanto bien como esas maravillas De caballeros y dragones (Elaine Vilar Madruga)  tan necesarias para que el corazón duela menos en su andar por el mundo.

En La isla de los peces blancos (Ray Faxas, Margarita Mosquera y Luis Yuseff) encontramos, por otra parte, más de 40 voces que «desnudan su alma y sus deseos, gritan sus inconformidades, unas veces con ingenuidad, otras con rabia e irreverencia, siempre sinceros».

Mas si aún quedara sed de versos que conmuevan, entonces no deben pasarse por alto La cantidad rosada (Roberto Fournier), Penthouse en el infierno (Maikel J. Velázquez), ni Purple Traffic, de la estadounidense Emily Dickinson, quien en estas páginas nos dice: Si puedo evitar que un corazón se rompa,/ No habré vivido en vano;/ Si puedo aliviar el dolor de una existencia,/ O atenuar el padecimiento de alguien,/ O llevar a un petirrojo caído/ Hasta su nido nuevamente,/ No habré vivido en vano...

Es esta poesía que ilumina, como la que nos da en forma de canción Liuba María Hevia en Luna del 64.

Como La Luz ha querido celebrar bien en grande, editó además, Hierbas, texto con el cual Ariel Fonseca Rivero conquistó el Premio Celestino de Cuento 2015 y El cristal con que se mira, de la siempre espectacular María Elena Llana, porque el mayor propósito de esta casa editora «asociada» ha sido siempre «enloquecer»  a sus lectores.

Por eso también publica El libro de los abrazos con el que Eduardo Galeano nos deslumbra una y otra vez contándonos con su enorme originalidad sobre «el lenguaje y las palabras, la voz humana, los lectores, los niños, los sueños, el miedo, el olvido, la noche, la cultura, el arte. Los relatos abarcan desde curiosas narraciones sobre la creación del mundo hasta pequeñas ocurrencias o grafitis pintados en una pared».

Como era de esperar, Ediciones La Luz se unió a los periodistas María Julia Guerra y Rubén Rodríguez para rendir tributo a uno de los hijos más ilustres de la tierra holguinera, el hombre excepcional que nació en Birán, el 13 de agosto de 1926. Fidel Castro. Como una espada reluciente cuenta con una hermosa portada a partir de una obra concebida por el pintor Cosme Proenza, quien se inspiró en el fragmento de la introducción que José Martí le hiciera a sus Versos Libres: «El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol, se rompe en alas».

Desde Fidel Castro. Como una espada reluciente, Mi patio guarda un secreto y La isla de los peces blancos, hasta Hierbas, El cristal con que se mira, La cantidad rosada o Purple Traffic, La Luz ha demostrado que continúa tan espléndidamente viva e iluminada como el primer día. Al obsequiarle a sus seguidores estos títulos de lujo no hace más que homenajearse a sí por ser tan divina.

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