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En busca de apasionados de la Historia

Gustavo Castellón Melián, llamado el Caballo de Mayaguara, fue en quien se inspiraron para construir uno de los protagonistas de la serie La otra guerra, aunque en ella no se mencione por su nombre ni por su apodo real

Autor:

Alejandro A. Madorrán Durán

La Televisión Cubana estrena este sábado La otra guerra (8:30 p.m., Cubavisión), una serie que aborda, desde la ficción, la lucha contra los bandidos en el Escambray, un hecho de nuestra historia que marcó la vida de muchas familias cubanas y que, sin embargo, a veces no se conoce a profundidad por los más jóvenes.

La idea original partió de Eduardo Vázquez Pérez, quien como en Duaba, la odisea del honor, volvió a adentrarse en nuestro pasado de luchas, con la colaboración de Yaíma Sotolongo y del director de la serie, Alberto Luberta Martínez (UNO, Tras la huella), el cual asegura haberse enamorado del proyecto desde el mismo día que el guionista se lo propuso.

Como en Duaba…, RTV Comercial asumió la producción, apostando por una realización que indague en la historia de la Isla y que, al mismo tiempo, ofrezca al público un producto entretenido. Esa fue la línea de trabajo que siguió Luberta, quien reconoce que «nos propusimos llegar, sobre todo, al público juvenil, interesándolo aún más por estos temas, al mostrarles acontecimientos interesantísimos y reales, la mayoría de los cuales han sido protagonizados por jóvenes también».

Contagio de entusiasmo

Eduardo Vázquez es, definitivamente, un apasionado de la Historia de Cuba, por eso no es extraño que esta vez se interesara por ese período en el que se enmarcó la lucha contra bandidos en el Escambray. «Es una etapa muy dura y poco conocida de la historia de la Revolución. Sin embargo, despierta el interés de la gente. Se nota cada vez que se publica un libro sobre el tema y se agota enseguida. Las acciones duraron entre 1960 y 1965, y en ellas participaron miles de combatientes de toda la Isla, por lo que en muchas familias se pueden encontrar hoy personas que estuvieron involucradas.

«Mientras investigué pude comprobar que las personas menores de 40 años conocen poco o nada sobre esas acciones, incluso, algunos ni siquiera han visto un clásico del cine nacional como El hombre de Maisinicú».

—¿Por qué decidió tratar estos hechos desde la ficción y no desde el documental?

—Primero pensé en seis documentales de una hora, pero la ficción puede posibilitar una mayor comunicación con el público y mostrar facetas más complejas de los personajes, con lo cual se consigue desarrollar una dramaturgia más atractiva.

Para la escritura de La otra guerra fue necesario un estudio minucioso durante el cual fueron entrevistadas muchas personas de varias provincias del país, que dieron luz y pasión al guion, según refiere Vázquez, quien además resalta que no hubiera sido posible tal empeño sin el apoyo del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, especialmente de los oficiales del Minint y de las FAR, Manuel Hevia, Pedro Etcheverry, Luis Rodríguez, Fernando Galingo y Andrés Leyva.

Conductor asimismo de la serie La isla y el tiempo, Eduardo consiguió contagiar con su entusiasmo por el proyecto a Alberto Luberta y a Yaíma Sotolongo. Así los tres viajaron al Escambray, específicamente a Meyer, un poblado de Sancti Spíritus, donde encontraron personas que combatieron junto al teniente Gustavo Castellón Melián, llamado el Caballo de Mayaguara, en quien se inspiraron para construir uno de los protagonistas de la serie, aunque en La otra guerra no se mencione por su nombre ni por su apodo real.

Héroes del pueblo

—Eduardo, ¿quién fue verdaderamente el Caballo de Mayaguara?

—Gustavo Castellón, el Caballo de Mayaguara, es una de las leyendas de la lucha contra el bandidismo y como tal muchas de sus historias pueden haber sido invenciones del pueblo, aunque se dice que hasta los enemigos reconocían su valentía.

«Este hombre representa al héroe de pueblo que se transforma en un guerrero impresionante. Algunos dicen que se apuntó más cosas de las que hizo, que no estaba bien de la cabeza. Pero lo curioso es que todos los entrevistados coincidieron en que era un verdadero «sabueso» para encontrar a los alzados. Nadie puso en duda ni su astucia ni su valor.

«Su tropa lo adoraba. Alberto y yo tuvimos el privilegio de reunirnos con seis de sus antiguos milicianos. Hoy son unos viejitos que nadie puede imaginar cuánto contribuyeron a la derrota de los alzados, ni la cantidad de veces que estuvieron a punto de morir. Cuando hablaban de su antiguo jefe los ojos les brillaban y parecía que recobraban la juventud que ya no les queda».

En la memoria de la gente también vive aún, al igual que pasa con el Caballo de Mayaguara, otro bravo campesino nombrado Ramón Treto, en quien Vázquez se inspiró para concebir otro de los personajes principales de La otra guerra. «Mongo era un hombre muy dicharachero, muy cubano, muy revolucionario, que peleó muy duro desde su condición de miliciano», refiere el historiador.

El personaje de Fernando Hechavarría se inspiró en el «Caballo de Mayaguara». Foto: Cortesía del equipo de realización de La otra guerra

«Yo inicié la investigación quizá tres o cuatro años antes de proponerle la idea a Luberta, y desde esa etapa comencé a crear los personajes y a elaborar el argumento. Tenía la esperanza de que la serie se pudiera estrenar en 2015, cuando se cumplía el aniversario 50 del fin oficial del bandidismo, pero no me daba tiempo a escribirla solo, por lo que convoqué a Alberto y a Yaíma. Como para ese momento ya estaba el contenido de cada capítulo, fue más fácil acordar con ellos la estrategia que seguiríamos».

Del guión al rodaje

Sobre el resultado final de los guiones, Vázquez comenta sentirse satisfecho, pues Luberta y Sotolongo son dos excelentes conocedores del arte de la dramaturgia y del manejo de los conflictos, enfatiza. En lo adelante, lo concerniente a la filmación y edición de este dramatizado fue responsabilidad del director.

—Alberto, dada la complejidad del tema, el rodaje en escenarios naturales y la utilización de muchos actores (más de cien), ¿cómo se desarrolló el proceso de filmación?

—En 2015, en nuestra segunda visita al Escambray, comenzamos la filmación. En ese momento obtuvimos tomas que resultaron maravillosas por la belleza del lugar. Al año siguiente, en enero, grabamos en La Habana, en La Guayaba, una finca en Managua. Esa etapa, que duró hasta octubre, en principio no debía ser tan prolongada, pero por problemas de producción —concretamente por la llegada tardía del armamento necesario— se extendió tres meses más de lo planeado.

Para fortuna del realizador y de La otra guerra, intervinieron actores sumamente comprometidos y de excelente calidad profesional, quienes encarnaron con eficacia sus respectivos roles. Tal fue el caso, por ejemplo, de Fernando Hechavarría y de Osvaldo Doimeadiós, quienes se convirtieron en los personajes que nacieron de las impresionantes trayectorias del Caballo de Mayaguara y de Mongo Treto, respectivamente. Junto a ellos destacan, entre otros, Félix Beatón, Omar Alí, Néstor Jiménez, Daniel Romero, Luis Carreres, Jorge Enrique Caballero, Niusbel Bring, Raysell Cruz, Alexis Díaz de Villegas, Amaury Millán, Enrique Molina, Luis Rielo, Denis Ramos...

—Luberta, contar la Historia de Cuba es un compromiso muy grande, sobre todo cuando se quiere representar acontecimientos que requieren un conocimiento profundo, dominio de los detalles del armamento, de la organización militar...

—Durante el rodaje estuvo a nuestro lado específicamente el general Pedro Jorge Romero, como asesor militar en el terreno; y aunque a veces esas relaciones entre creador y especialista pueden traer contradicciones, logramos que todo funcionara siempre por el bien de la serie. Gracias a ese apoyo La otra guerra es una realidad, que esperamos atrape la atención de nuestra gente.

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