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Eterna fascinación por el teatro

Por medio del ciclo de lecturas En busca del teatro perdido y junto actor Julio César Ramírez, el próximo octubre traerá una dramaturgia de estética que marcó época en Cuba

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Solo habrá que esperar hasta octubre para que el reconocido actor Julio César Ramírez junto al colectivo que lidera nos devuelvan por medio del ciclo de lecturas En busca del teatro perdido, «esa dramaturgia que ya casi nadie monta en Cuba, pero todavía permanece en el imaginario popular, gracias a lo que han representado para la cultura de la Isla proyectos como Teatro Escambray y figuras de la talla de Paco Alfonso, José Antonio Ramos, Gloria Parrado...».

Estarán de plácemes quienes echan de menos una estética que marcó una recordada etapa dentro de las artes escénicas cubanas, pues se trata de una iniciativa que luego permanecerá a lo largo de 2019. Así se lo hizo saber a JR el director de una aplaudida agrupación como Teatro D’ Dos, quien por ahora se encuentra en Portugal, dándole continuidad a un proyecto que se puso en marcha desde 2004.

«Desde esa fecha hemos estado trabajando en la ciudad de Beja con el grupo Lendias d’Encantar. Hasta el momento he montado 12 obras con este grupo», le comentó Ramírez a este diario a través de Facebook. De hecho, su presencia en aquella tierra se debe a la puesta en escena de Vidas clandestinas, «un texto que recoge una serie de testimonios dados por participantes en la Revolución de los Claveles.

«Es interesante porque cada pasaje que trabajo me recuerda mucho a quienes vivieron esa experiencia de clandestinaje en Cuba. Creo que en algún momento habrá que montar algo en nuestro país que tenga que ver con esa etapa en Cuba», considera Julio César, quien se muestra entusiasmado por el proceso que lleva adelante allí, en el que ha encontrado la complicidad de un elenco de actores que ha estado todo el tiempo en función del avance de la obra.

«Hacemos hasta tres sesiones de trabajo al día, lo que permite una preparación mayor del actor, el cual logra entrenarse verdaderamente en las pautas dadas para la puesta en escena. A este montaje le antecede Al límite del dolor, y debe haber un tercero, que completaría una trilogía que deberá estar el próximo año», adelanta quien de manera paralela se dedica a realizar el tercer número de una revista sobre teatro iberoamericano, con el respaldo de la Asociación Cultural Lendias D’Encantar.

«Es un sueño realizado, porque siempre quise involucrarme en una publicación dirigida al teatro. Decidimos que fuera regional y no solo portuguesa, y que a la vez se convirtiera en la voz del Festival Internacional de Teatro de Alentejo. Por supuesto que nos encantaría presentarla en La Habana, en el centro cultural Raquel Revuelta, en los meses venideros».

El responsable de representaciones como Morir del cuento, El baile, Delantal todo sucio de huevo, Ignacio y María..., no deja no obstante de pensar en su «cuartel general» a pesar de la distancia geográfica que lo separa del activo complejo ubicado en la céntrica calle Línea del Vedado capitalino. «Ese es otro de mis sueños realizados. Cuesta mucho sostener una instalación cultural en estos tiempos, pero creo que hemos logrado estabilizar un grupo de ideas que van resultando efectivas.

«Mira, ahora mismo ando metido en el ciclo En busca del teatro perdido, el cual me hace mucha ilusión. Por una razón u otra, esa dramaturgia cubana ya no se ve en los escenarios de la Isla, ha perdido esa objetividad de la escena y sobre todo no mantiene un diálogo con las nuevas generaciones, lo cual es fundamental para el teatro.

«Hablamos de importantes textos, algunos fueron claves en el teatro nacional y los traeremos de vuelta este octubre con lecturas dramatizadas que tendrán lugar los domingos a las cinco de la tarde en la sala Raquel Revuelta. Será algo así como una puesta en el espacio, solo que los actores leerán.

«Es una experiencia interesante porque se consigue una proximidad a lo que sería una puesta definitiva. Se trata de una práctica que no resulta extraña para quienes acuden a nuestras salas, pues con frecuencia en La Habana se organiza este tipo de actividad con el auspicio de diferentes países.

«Comenzaremos por la dramaturgia de Escambray, con textos como Molinos de viento, de Rafael González, Ramona y La emboscada, de Roberto Orihuela, y La vitrina, de Albio Paz. Será un regalo para los espectadores volver a ver esos textos en la escena actual. Y fíjate que hay una coincidencia: revisando el proyecto me percaté de que en noviembre esa agrupación arribará a 50 años.

«Entonces será además un homenaje que le estaremos rindiendo a ese emblemático grupo desde el escenario de la sala Raquel Revuelta. Luego, en 2019, nos acercaremos a dramaturgias más distantes pero fundacionales: piezas escritas por José Antonio Ramos, Paco Alfonso y Luis A. Baralt subirán a escena. Es un proyecto fascinante que privilegiará espectáculos teatrales surgidos de la dramaturgia cubana».

—¿Y qué hay del estreno que Teatro D’Dos tenía previsto para el mes próximo?

—Se mantiene. Llevamos un tiempo ensayando Jardín de héroes, del dramaturgo Yerandy Fleites. Es un montaje con el que estoy muy, pero muy contento. La joven generación del grupo —y lo digo así pues ya andamos cumpliendo 29 años— ha conseguido llevar adelante una labor actoral de una madurez extraordinaria.

«Jardín de héroes es un texto esencial en nuestra dramaturgia realizada por los más noveles teatristas. Fleites (El gallo electrónico, Antígona) logra establecer por medio de esta obra un diálogo muy efectivo con nuestras realidades. Jardín de héroes se impone por sí solo. Reconozco que me gusta la síntesis y generalmente hago cortes en función de la puesta en escena, pero aquí no he podido, pues todo está articulado de una manera casi perfecta.

«Los actores se ven felices; el trazado de los personajes les provoca un camino claro y, a la vez, profundo, hondo, verdaderamente hondo. En el montaje uso nuevamente todo el espacio del teatro, mezclo escenario y platea como un todo, espectadores y actores conviven en el escenario, ya lo había hecho con La pasión King Lear, también de Yerandy Fleites. Creo que esa unidad es muy útil para la escena y sobre ella estoy trabajando, investigando».

 

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