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Nada del otro mundo

Sobre APB se podía sospechar que se hizo para el buen entretenimiento, así que los que les piden más a estas ficciones no tenían razón para hacerse mayores ilusiones

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Si es que ya no lo saben, siento tener que darles la mala noticia a los seguidores de APB, quienes seguramente quedaron entusiasmados con el cartel de «fin de la primera temporada» que colocó Multivisión, cuando uno de estos días de abril transmitió el capítulo número 12 de la serie que estrenara FOX en 2017.

Desde el mismo planteamiento argumental de APB se podía sospechar que esta ficción se hizo para el buen entretenimiento, así que los que les piden más a estas ficciones no tenían razón para hacerse mayores ilusiones, aunque sus creadores, David Slack y Matt Nix (productor ejecutivo), de seguro esperaban más respaldo del público, tan dependiente hoy de las nuevas tecnologías, algo que realmente no sucedió con esta producción, inspirada en una historia verídica que publicó The New York Times.

Aquí Gideon Reeves (Justin Kirk, conocido por Modern Family), el personaje principal, nació a partir de la historia de un millonario de Nueva Orleans que para mejorar la seguridad pone en práctica en la policía de su ciudad una aplicación que permite que la comunicación y la interacción entre esta y los ciudadanos sea mucho mayor y fluida.

APB inicia cuando nuestro héroe, todo un ingeniero medio genio que vive económicamente a sus anchas, pierde a su mejor amigo, cuando se detienen por un momento en la ciudad de Chicago (puntea entre las urbes con mayor tasa de criminalidad de Estados Unidos) para comprar tabaco; ser víctima de un atraco le cambiará la existencia para siempre. Es la incapacidad para resolver el caso por falta de medios del departamento de policía, asfixiado económicamente, lo que convierte a nuestro millonario en un valioso asesor en la lucha contra el crimen. Porque él pondrá su gran cuenta bancaria no solo en función de pagar la deuda, sino de hacerse del control del distrito en el que se cometió el asesinato y dedicar sus recursos e ingenio a armarlos con alta tecnología.

Aunque Reeves sea su «salvador» ya sabemos, según como pauta este tipo de serie, que no será muy bien recibido por los policías, detectives ni por las personas que ahora tiene a su cargo en la estación. La mayor resistencia la encontrará en Theresa Murphy, asumida por Natalie Martinez (CSI: Nueva York), una veterana patrullera, quien es ascendida por su honestidad y profesionalidad. Podemos intuir entonces que los capítulos de APB nos irán llevando por el camino en que la muchacha se vuelve la mano derecha de aquel.

Es decir, que el espectador que gusta de entregas de este corte no debe esperar muchas sorpresas, ni grandes complejidades argumentales. Si bien la resolución del crimen que dio pie a la trama no se alarga durante toda la temporada, con lo cual los guionistas liberaban al protagonista de esa angustia de tener que vivir solo para vengarse y lo colocaban en una mejor posición para que pudiera poner todo su empeño a favor del bien común, ya sabemos que en cada capítulo nos iban a presentar un caso al que le darían solución en 40, 45 minutos.

Es evidente entonces que, en primera instancia, lo más atractivo para el televidente —sobre todo si es fan de Robocop—, estaría en las innovaciones tecnológicas con las que Gideon se iba a ganar el respeto de sus subordinados. Los creadores de APB hubieran podido haber optado por darle rienda suelta a la ciencia ficción, sin embargo (lo que me resulta más interesante), eligieron parecerse más a la realidad, e incluso en aquellos casos en los que se pusieron imaginativos, uno sospecha que lo más seguro es que el invento no demorará en llegar.

Así nos hallaremos con drones con cámaras, aplicaciones de móviles para alertar a la policía, algoritmos informáticos para optimizar el recorrido de las patrullas, uniformes antibalas, vehículos rápidos y blindados pero que ni se conducen ni hablan solos… Nada del otro mundo.

¿Más allá de lo expuesto hasta aquí, de qué otro factor podía depender el éxito de APB? Sin dudas de la relación que establecieran los personajes, y sobre todo los protagonistas; de la manera en que funcionara la química entre ellos, del carisma de sus intérpretes. No podemos decir, en lo absoluto, que Kirk y Martínez (por cierto, estadounidense de origen cubano) sean unos desastres de actores, vistiendo, respectivamente, al filántropo que transforma una deficiente unidad policial en una unidad de élite, y a la abnegada y valiente agente que no esconde verdades, pero se extraña mucho el extra.

El resto del elenco: Caitlin Stasey (Ada Hamilton), Taylor Handley (Nicholas Brandt), Daniel MacPherson (Scott Murphy), Ernie Hudson (Ned Conrad), Tamberla Perry (Tasha Goss) —en esta ocasión no ficharon a grandes estrellas—, está totalmente carente de color. A ellos los efectos especiales y el universo de la robótica les roban el show. Y luego, como si no hubiera bastado con esa escasez de personalidad, les tocó también decir cada parlamento que, por favor...

El caso es que a pesar de haber contado con un diseño de producción estimable y no poco presupuesto, APB no logró reunir el agarre suficiente para conquistar a los seriéfilos, que siempre esperan que en estas producciones no solo haya bastante acción (si se le añade sangre y sexo «mucho mejor»), sino además abundante imaginación. Y FOX no quiso arriesgarse más y de inmediato la canceló tras una primera temporada. Al parecer esta ficción no logró ser tan divertida como la cadena esperaba.

 

Fórmula funcional

No es la primera vez que se produce una serie procedimental, en la que la policía se ve obligada aceptar lacolaboración de asesores algo «raros», que lo mismo pueden ser estafadores (White Collar), buscados criminales (The Blacklist), forenses inmortales (Forever), una mujer tatuada que ha perdido la memoria (Blindspot) o el mismísimo demonio (Lucifer).

No por falta de training

David Slack, creador de APB, ha tenido no poca experiencia en el mundo de las series. De hecho, ha participado como guionista y productor en ficciones exitosas como Ley y Orden, Miénteme y Person of interest, que entre 2011 y 2016 se hizo famosa en el mundo por aquello de: «Estás siendo observado», la frase con la que iniciaban los títulos de crédito de esta serie de CBS centraba en una máquina que calculaba las probabilidades de que un ciudadano corriente se viera involucrado en un crimen violento.

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