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El testimonio, género ligado al periodismo, a la literatura, a la historia, recupera su tarea de hurgar en el estercolero de las guerras actuales. Y como un detector de mentiras, devela el subterfugio de las nuevas palabras para nombrar viejas acciones: intervención humanitaria, daños colaterales, guerras preventivas, protección de civiles…
Para ese emerger del testimonio ha debido de ocurrir en nuestro mundo una catástrofe informativa, entre otros desastres de índole moral y política. El periodismo predominante ha dejado de ser oficio de románticos, ideal de quijotes, según dijo hace unos 25 años el dramaturgo alemán Peter Handke. Las noticias de la guerra, difundidas por los medios transnacionales, a partir de las últimas experiencias en Irak, Afganistán, Libia y Siria, han derivado hacia partes militares corregidos, descontaminados de modo que les falte lo fundamental: el odio, la crueldad, la injusticia, el dolor humano, la destrucción de las riquezas, las obras de la cultura, el daño al ambiente…
Todo cuanto se echa hoy de menos en las noticias se hallaba en el siglo XX, en textos de periodistas como John Reed, Pablo de la Torriente, Ernest Hemingway, Norman Mailer, Ryszard Kapuscinski y otros que se arriesgaban hasta perder los zapatos buscando la verdad de la guerra. Y por estas razones, el libro Cowboys del infierno, escrito por Jimmy Massey con la colaboración de la periodista Natasha Saulnier, nos conmueve por el sello testimonial, por el desgarramiento que el autor, exinfante de marina de Estados Unidos, sufre al contar su participación en la última guerra de Irak.
Publicado en español por las editoriales Apóstrofe, de España, y Timeli, de Suiza, y vendido en Cuba, Cowboys del infierno nos diseña una radiografía del mundo interno de la infantería de marina de Estados Unidos, cuerpo para el que Massey fue reclutado cuando era un joven aún, sin afectos, sin definiciones económicas ni morales. La infantería de marina se convirtió para Massey en un cuerpo sagrado, y él en un potencial héroe con la misión de defender a su patria y al mundo de la maldad del terrorismo (ponga usted las comillas). Pero en este libro veremos cómo el hombre formado para matar resultó una víctima.
