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Música para avivar el alma

«De alguna manera, siempre estoy creando para evitar que muera la conexión con las personas. Es una forma de sentir que hago algo útil en estos tiempos en que hace tanta falta contribuir, comenta a JR la reconocida cantautora

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Liuba María Hevia no pierde el tiempo. Basta con hacer un recuento de sus últimos proyectos para darse cuenta de que no existe pandemia capaz de limitar el espíritu creativo de quien siempre encuentra sosiego en la música. Por ello no resulta extraño que en compañía de su perro y su guitarra, aprovechara el aislamiento para llevar a buen puerto algunas ideas que ya estaban en curso, transitar por nuevas experiencias como autora y explorar otros caminos para no perder el contacto con su público. Reinventarse. De eso se ha tratado, al fin y al cabo.

«De alguna manera, siempre estoy creando para evitar que muera la conexión con las personas. Es una forma de sentir que hago algo útil en estos tiempos en que hace tanta falta contribuir», comenta a JR la reconocida cantautora, quien en este período de confinamiento se dedicó a presentar diversos empeños en plataformas digitales, entre los que destaca la reedición del CD Travesía Mágica.

En la revisión de dicho fonograma, Liuba decidió mantener el mismo repertorio con las canciones de la desaparecida Ada Elba Pérez, pero apeló a una mayor interacción con el oyente. Esta Travesía… incorpora un karaoke y otros contenidos como el DVD que ahora aparece junto al CD estrenado en 2001 bajo el sello Egrem, y que desde entonces ha marcado la infancia de varias generaciones de cubanos.

«Es muy grato saber que esta música se ha transmitido de padres a hijos. Son canciones que se empezaron a escuchar en la década de los 80, gracias a espacios televisivos como Arcoíris Musical, en el que nacieron Señora Arcoíris, Ana la campana, El vendedor de asombros o El tonto de papel, fruto de la obra de Ada Elba Pérez», recuerda Liuba María, quien las grabó por primera vez en un casete durante su estancia en Colombia, apenas un año antes de regresar para presentar su álbum al público de la Mayor de las Antillas.

De paso, la trovadora aprovecha el espacio de JR para hacer una distinción: contrario a lo que generalmente se piensa, ella no musicalizó la poesía de Ada Elba, «que escribía en versos libres, una complejidad añadida a la labor de musicalización y es una especialidad a la cual casi nunca me enfrento. Por suerte, nos legó la letra y música de muchas de sus canciones. Solo intervine en Travesía Mágica (La Calabacita), Caracolillo de Coral y Estela, granito de canela, de la que solo existía el estribillo».

Pero Liuba no solo ha hallado inspiración en la poderosa obra de Ada Elba Pérez. Esta defensora del cancionero infantil hispanoamericano también se nutre de tres de sus grandes exponentes: el mexicano Gabilondo Soler, la argentina María Elena Walsh y la cubana Teresita Fernández.

A estos tres juglares va dedicada una serie discográfica en la que la autora de Ángel y habaneras reinterpreta algunas de las afamadas piezas del repertorio de estos ilustres. Empezó por un fonograma con las composiciones de su querida compatriota (2012), que luego dio paso al de la argentina (2017), antes de que le tocara el turno a Liuba canta a Gabilondo Soler, producido con Bis Music y dado a conocer en las plataformas digitales, en plena pandemia.

Con más de una treintena de discos a lo largo de su carrera, la Embajadora de Buena Voluntad de Unicef desde 2012 posee un afán al que no está dispuesta a renunciar, y es que «resulta necesario saber de dónde somos y por qué estamos aquí. Es la oportunidad de dar las gracias a los creadores que nos antecedieron y restablecer ese diálogo con la vida, a través de la obra de estos grandes seres».

He ahí también la motivación para que se haya involucrado en una soñada trilogía al frente del proyecto Alma creadora, con el fin de acercarnos, esta vez desde la realización audiovisual, no solo al enorme legado artístico y humano de la Fernández, sino también al de otra cubana genial, Lucía Huergo, y al de la venezolana Cecilia Todd.

El origen de semejante propósito, nos cuenta quien se adentrara en el Movimiento de la Nueva Trova a partir de 1982, estuvo en una promesa que le hiciera a la cantora mayor, Premio Nacional de la Música 2009, de que reconstruiría su historia y le daría continuidad a su maravillosa obra. Ahí se prendió la pasión que ha llevado a Liuba a la profunda huella dejada por otras importantes artistas latinoamericanas, aunque «nunca pensé asumir de manera responsable un grupo de gente con talentos diversos, para lograr estos documentales sobre mujeres impresionantes. Sin embargo, lo hicimos y ha salido un buen trabajo», admite.

Lo cierto es que sus primeros pasos en la realización audiovisual han sabido conducirnos por historias fascinantes de la trova latinoamericana, como la que se nos muestra en Tres más uno. Cecilia Todd, cuyo estreno tuvo lugar durante la edición 42 del Festival Interancional del Nuevo Cine Latinoamericano.

En Tres más uno. Cecilia Todd, Liuba logra entregar un retrato muy humano y cercano de la folclorista, mediante las intervenciones de relevantes figuras de la talla de Silvio Rodríguez, José María Vitier y Teresa Parodi, entre otros.

«Hay una realidad: el público cubano desconoce el quehacer musical de Cecilia, de ahí que uno de los objetivos de Alma creadora es poner el foco en notables autoras del continente para dignificar su labor y así conseguir que nuestra gente descubra otra parte de su cultura que tal vez le resulte atractiva», asegura Liuba, quien ya está lista para sacar a la luz su homenaje a Lucía Huergo, Mujer Orquesta, dentro de las jornadas del 6to. Encuentro de Mujeres Creadoras Ángel y Habaneras, cuya celebración está pendiente de que mejore la situación epidemiológica del país.

«En este mundo contemporáneo se entrelazan mucho las manifestaciones y la música necesita de la imagen para que la comunicación sea más efectiva. Es un fenómeno que vemos constantemente en las plataformas digitales y del que no puedo mantenerme ajena», enfatiza. De ello da fe su presencia cada vez más activa en escenarios del universo virtual como YouTube, Facebook o su página web (liubamariahevia.com), pues sabe que mientras más contenidos genere en esos foros, más cerca estará de sus seguidores que agradecen de corazón sus ahora más habituales sesiones musicales online, en lugar de los multitudinarios conciertos de la vida prepandémica o de los videoclips al estilo de Los sueños, Ilumíname o Lo invisible.

A la espera de que también pueda dar a conocer el DVD La nueva escuela, en el cual encontró la complicidad de Bis Music para llamar la atención sobre la impronta mayúscula dejada en la cultura cubana por el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic, Liuba pudo disfrutar, cuando la situación epidemióloga dio un pequeño «respiro», de la «bendita posibilidad» de salir a las calles con su guitarra y recorrer hogares para niños sin amparo familiar y escuelas en Santiago de Cuba. Su música llegó además hasta la Finca de los Monos y hospitales pediátricos habaneros, donde llevó la alegría con El trencito y la hormiga y con Canción de la vacuna.

Es que el compromiso de quien se reconoce «adicta al café y a las verdades» con la canción y con su público no tiene condicionantes ni día feriado. «Somos resultado de lo que aflora en nosotros», insiste, y cuando habla de la pandemia, de cómo enfrentaremos la recuperación, se muestra optimista, preparada para asumir otros proyectos, con ideas para un nuevo disco y «otras sorpresas que irán saliendo en las redes sociales». 

Liuba María Hevia se considera una privilegiada «porque he podido hacer la música que he querido, porque no me ha faltado la inspiración para crear el arte que alimenta nuestro espíritu. Soy la misma de siempre, con un poco más de años, pero como siempre expresando lo que piensa a través de la música. De mí, el público puede seguir esperando música para avivar el alma».

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