Hasta ahora, a las japonesas se les consideró bendecidas por su piel tersa y suave, atribuida principalmente a su dieta fresca y su buena genética. Sin embargo, parece que hay otro secreto de belleza: ¡afeitan sus caras!, una tendencia en salones de belleza de Japón que muchas creen que es la verdadera razón para que el cutis luzca joven, suave como la seda y con textura de porcelana. El rasurado es total, afirman que actúa como masaje y resulta un proceso exfoliante para las células muertas de la superficie y esto promueve una rápida renovación de las capas de la piel. Los resultados duran entre dos y tres semanas.