La creatividad para los negocios también la mostró Samantha Hess, de Oregón, quien está pagando sus deudas gracias a los abrazos. Simple su innovación: abrió una tienda con el nombre de Abrázate conmigo, y vende ese gesto de ¿afecto? Hasta el momento consiguió que 10 000 personas le compren su mercancía a un dólar por cada minuto de mimos, a los que considera terapia autodidacta que ayuda a la gente a sentirse amada y cómoda. «No hay servicios adicionales», aclara la señora, quien le exige a sus clientes firmar un acuerdo en el que determinan que sean limpios, educados y que mantengan su ropa en todo momento. Huuummm.