También la policía de Ontario lleva la investigación de otro caso junto con la Junta de Control de Licores, luego que un vecino de Toronto descubrió que la botella de vodka Smirnoff que había comprado en la tienda había sido generosamente rellenada con… agua, por supuesto. Lo peor le sucedió después a Rick Crumpton, de 62 años, cuando llamó para quejarse y el empleado del comercio, muy cordialmente, le dijo: «Esto sucede todo el tiempo». La cadena LCBO, dueña del local, aseguró, sin embargo, que era la primera queja que recibían. Parece que a Crumpton le preocupaba la condición del agua, mandó a analizar el contenido y para su tranquilidad, era pura… con algunas cantidades residuales de alcohol.