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Los bolivianos esperan la habilitación de su capital, La Paz, y del estadio Hernando Siles, ubicado a 3 577 metros sobre el nivel del mar.
Hoy se conocerá la suerte de las ciudades latinoamericanas ubicadas a más de 2 500 metros sobre el nivel del mar, a las cuales la FIFA inhabilitó para jugar partidos internacionales de fútbol.Hace exactamente un mes, estalló tal polémica. El parámetro seguido para esa prohibición fue velar por la salud de los jugadores, según una recomendación de la comisión médica de la FIFA.
Este veto afecta a ciudades con tradición en el fútbol de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y México. Así, la determinación de la FIFA provocó indignación y furia en la mayoría de los países latinoamericanos, afectados o no por la medida, donde el fútbol es cultura, satisfacción y vida.
Mas, el principal promotor de la repulsa fue el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien el mismo día en que se conoció la noticia, reunió a su gabinete, y desde entonces no ha tenido un día de descanso. Incluso, el pasado 12 de junio jugó un partido de fútbol a 6 000 metros de altura y en un terreno nevado. «Si se veta la altura, ya no se podría hablar de un Mundial de fútbol», declaró hace un mes Morales.
Y estuvo bien claro en sus preceptos, pues la FIFA dictaminó que no se trataba de una prohibición absoluta, sino parcial, pues la Copa América, la Copa Libertadores, la Sudamericana y cualquier otro certamen, podían seguir jugándose en la altura. Pero se desdeñaba el camino a la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.
Hoy, precisamente cuando se desarrolla la segunda fecha competitiva de la Copa América, sabremos finalmente qué le deparó el destino —quise decir, la FIFA— a ciudades como Quito, Cochabamba, La Paz o Cuzco, donde a la altura del idioma español «vuela» el lenguaje del fútbol.
