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RÍO DE JANEIRO.— Desde que comenzaron a promocionar su candidatura para acoger estos XV Juegos Panamericanos, allá por 1998, los brasileños prometieron una cita ecológica, profundamente comprometida con el cuidado del medio ambiente.
Así, uno de los aspectos que más nos ha sorprendido desde que llegamos a esta ciudad, es el celo con que se vigila a los fumadores en los lugares cerrados, algo que en Cuba debemos resolver todavía.
Según el Manual de Prensa facilitado a los periodistas acreditados para la cita continental, la legislación brasileña prohíbe el uso de cigarrillos, pipas, o cualquier otro producto que se fume, derivado o no del tabaco, en un recinto colectivo, privado o público, salvo en áreas destinadas exclusivamente para esta finalidad. Y se aclara que estas deben ser «independientes y ventiladas».
Mas, en el colmo del despiste, algunos colegas desenfundaron sus cigarrillos en el centro de prensa y provocaron un gran alboroto entre los voluntarios que cuidan la sala, quienes casi terminan por desalojarlos.
Y, alzando el oído para estar al tanto, escuché decir a los «guardianes» que en la Villa Panamericana, por ejemplo, no se permite fumar en la zona residencial.
En fin, que el humo no encaja en estos Juegos «verdes», y los lugareños proponen a los visitantes los bombones Garotos para calmar el stress y sofocar la ansiedad. ¿Dará resultado, o será peor el remedio que la enfermedad?
