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Consideraciones del técnico de Ciudad de La Habana, Miguelito Calderón

El entrenador reconoce como principal irregularidad los insuficientes aseguramientos para los juegos de la Liga Superior masculina de baloncesto

Autor:

Juventud Rebelde

Miguelito Calderón dirigía el entrenamiento matutino mientras Orestes Torres y el «Chino» Labastida (detrás), ya estaban aquejados de problemas estomacales. Foto: Roberto Suárez Ciego de Ávila.— Como para aliviar las tensiones que vivimos desde que llegamos a esta ciudad, Miguelito Calderón, el carismático técnico de Capitalinos en la Liga Superior masculina de baloncesto, nos recibió con alegría.

Era viernes en la mañana y sus pupilos entrenaban sobre el tabloncillo de la sala Giraldo Córdova Cardín, la cual encontramos bastante desmejorada en relación con nuestra última visita. Y a pesar de que varios atletas suyos amanecieron enfermos del estómago, Miguelito estaba contento.

La suya fue la primera sonrisa que encontramos aquí, pues anteriormente casi nos quedamos sin alojamiento y nunca dimos con nadie que se ocupara de garantizarnos las condiciones mínimas para trabajar. Pero nuestras vicisitudes fueron solo algunas más, en medio de un torneo huérfano de muchos aseguramientos.

«Entre los principales problemas que hemos tenido está la falta de pelotas. Hay equipos que tienen solo dos o tres balones y así no puede haber un entrenamiento individual, ni de sistemas tácticos. En general, la palabra aseguramiento se ha desvirtuado un poco, pues con la excepción del transporte, hemos visto baches en el hospedaje y la alimentación de los atletas», nos dice Miguelito.

«No podemos compararnos con el béisbol, que por algo es nuestro deporte nacional, pero sí deben garantizarse determinadas condiciones para que los muchachos cumplan con las exigencias que les hacemos. La Comisión Nacional tiene la obligación de chequear bien las facilidades de que dispondrá cada sede y tomar medidas cuando las cosas no salgan bien. Y ahí incluyo también los terrenos, pues en casi todos falta la pizarra electrónica y el tablero que muestra los famosos 24 segundos hábiles para manipular el balón», agrega.

Le comento entonces que, precisamente por esas razones, estuvimos en desacuerdo desde el inicio con la nueva estructura del evento —aumentó de seis a ocho el número de equipos—, y recibimos su complicidad:

«Se demostró que hubo equipos como Villa Clara y Santiago de Cuba que no cumplieron las expectativas. Un campeonato de seis es más espectacular, porque se concentra la calidad. Mientras, podría alargarse el Torneo Nacional de Ascenso y así permitirles a los jugadores de las provincias menos favorecidas que disputen unos cuantos partidos», admite.

—Díganos su opinión sobre el arbitraje.

—Ha mejorado mucho de un año a otro. De hecho, algunos oficiales fueron sancionados y otros que tuvieron un inestable rendimiento en la etapa previa no hicieron méritos para trabajar en los play off.

—¿A quién le colgamos la responsabilidad de ciertas indisciplinas que hemos visto sobre la cancha?

—Bueno, si los árbitros hacen cumplir lo que establece el reglamento, ni el público grita ni los atletas se alteran. Muchos altercados han tenido su origen en decisiones erradas de los oficiales, pues los jugadores se entregan sobre la cancha y ello sube la temperatura. Súmale a eso que muchos entrenadores no están capacitados para dirigir a este nivel y son incapaces de resolver ciertas situaciones.

—¿Quién gana el play off?

—Se ríe y me deja con ganas de una respuesta.

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