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Si antes lo criticó, la prensa española pondera ahora los métodos del técnico Luis Aragonés. Alemania, triple campeón mundial y europeo, y España, monarca continental en 1964, dirimirán hoy la gran final de la Eurocopa de fútbol 2008, en el estadio Ernst Happel, de Viena.
¿Será un duelo entre la resistencia y eficacia alemanas contra el toque y dominio del balón de la «Furia Roja»?.
Los teutones, como siempre ocurre en los torneos exigentes, arriban a esta final sin un rutilante accionar, pero con la mentalidad siempre puesta en el arco rival. El equipo germano avanzó por sexta vez a la final continental y buscará su cuarto cetro, tras los conseguidos en 1972, 1980 y 1996. Llegó con etiqueta de favorito, pero a pesar de llegar tan lejos, su irregular rendimiento no ha convencido a los hinchas.
Creo que le será bien difícil imponerse, pues España llega a la final en una forma envidiable, invicta en sus cinco partidos, incluido su triunfo por penales ante el campeón mundial, Italia. ¿La fórmula? El diseño de juego de su técnico Luis Aragonés, basado en «no prestarle el balón al rival», con la mejor zona de volantes de los 16 equipos que intervinieron en la justa.
Al cierre, Aragonés buscaba un sustituto para el lesionado delantero David Villa, quien sufrió una micro rotura fibrilar. Para ello, tiene dos jugadores de lujo: el ariete Daniel Güiza, o el volante de llegada Cesc Fábregas.
Históricamente, Alemania tiene superioridad ante España en los enfrentamientos particulares. En 19 choques, los germanos han ganado ocho y los ibéricos cinco, y en fases finales de Copa del Mundo o Eurocopa, también dominan los teutones: 3-1.
