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Un batazo que estremeció también a México

José Ramón Fernández se reúne con delegación cubana al Clásico Mundial

Autor:

Raúl Arce

Cuba clasificó a la siguiente fase del II Clásico Mundial de Béisbol, y su repercusión en los medios afines a este deporte no parece tener fin

MÉXICO, D.F.— Esta es una tierra volcánica. Y como las réplicas de un temblor, así se suceden los movimientos después del sacudión terrible que provocó el jonrón de Yosvany Peraza, y al cabo de la erupción cubana en busca de los boletos hacia la ciudad norteamericana de San Diego.

Cuba clasificó a la siguiente fase del II Clásico Mundial de Béisbol, y la repercusión en los medios afines a este deporte no parece tener fin.

Primero ocurrió la algarabía en las tribunas del parque Foro Sol, con buena parte de los 13 000 aficionados presentes apoyando al elenco de rojo. Después afloró la frustración del mentor de Australia, quien se quejó amargamente porque «Cuba anunció una alineación abridora y después llevó otra al terreno».

Puesto al corriente por un reportero de semejantes palabras, durante la conferencia de prensa posterior al partido, el director de Cuba, Higinio Vélez, expresó su perplejidad ante semejante acusación.

«No sé cómo ocurrió tal confusión. Debo recordarles a los presentes que una alineación se hace oficial minutos antes de cada juego, cuando se le entrega a los árbitros», dijo Higinio.

«Pero además de ello, ahí está el modelo que llenamos, sin un borrón, sin una tachadura, así que cualquier confusión es absolutamente ajena a nuestra responsabilidad», agregó Vélez.

Y, efectivamente, hasta los puestos de la prensa había llegado un orden al bate errado, con Malleta como quinto bate, cuando en realidad el mentor lo colocó como séptimo, porque el lanzador oponente era un zurdo.

Ajena a estos vaivenes, la imagen bonachona del gordo Peraza, mientras le daba la vuelta al cuadro, se reproducía a toda página en algunos diarios del Distrito Federal.

Por el invicto

Cuba vuelve esta noche al estadio de la capital mexicana. Se enfrentará al equipo ganador del juego de anoche, durante el cual México y Australia disputaban la otra plaza del grupo B, rumbo a la sede de San Diego, en California.

El compromiso, como en las demás sedes, busca hoy definir al campeón del apartado con asiento aquí. Si Cuba se impone esta noche por tercera vez, topará el domingo con Japón, segundo puesto de la ronda asiática. Si pierde, concluiría en el segundo escalón y deberá enfrentarse a Corea del Sur, el mejor del grupo de Asia.

Media docena de razones

Peter C. Bjarkman, un reportero y escritor estadounidense, había colocado el 5 de marzo último, en un sitio de Internet, un artículo suyo en el cual esgrime media docena de razones que en su opinión le darán a Cuba el título del II Clásico.

Veamos una síntesis de esas razones, paso a paso:

El poder: faltan Urrutia y Garlobo —hace un paralelo con 2006—, pero Cepeda está en la cresta de la ola ofensiva, Despaigne y Céspedes son una pareja de jardineros muy superior a aquellos de hace tres años, y Yosvany Peraza será un emergente ideal para situaciones críticas. En la lomita, Maya ha madurado, Vladimir puede secundar a Lazo como relevista y Chapman se insinúa como un astro. Hay lanzadores jóvenes que serán una incógnita para los peloteros profesionales.

El director: tal vez Higinio Vélez no sea el mentor más popular en Cuba —subraya Bjarkman— pero ha sabido conducir a sus hombres, y lo prefiero antes que a Davy Johnson, Luis Sojo o Vinny Castilla; en contraste con Johnson, Higinio ha sido caballeroso al evitar pronunciamientos como ese de que «somos el equipo a derrotar».

El paréntesis de la temporada: en la fecha del Clásico, Cuba anda por la mitad de su campeonato, en contraste con unos jugadores de Grandes Ligas que comienzan a buscar su forma óptima. El afán de lucro —comenta Bjarkman— hace difícil pensar en que los profesionales cambien la fecha del Clásico y hagan una pausa; tampoco jugarían en noviembre, agotados al cabo de seis meses de actividad.

El pareo: la llave B no depara un camino fácil, pero es menos exigente que otras; en la siguiente fase, Cuba deberá tomar desquite de sus dos reveses olímpicos ante Corea del Sur, y puede vencer también a Japón. Aunque los samurais de Ichiro se coronaron en 2006, no se mostraron entonces como los mejores, y arrastraron dos derrotas ante los coreanos y una a manos de Estados Unidos. Nadie tendrá un camino fácil, escribió el periodista en vísperas del II Clásico, pero la ruta de Cuba no podría ser más favorable, ni siquiera si Higinio Vélez la hubiera diseñado.

La mística: presentes en decenas de partidos decisivos a lo largo de casi medio siglo, los cubanos están libres del stress. Cada día en el Clásico 2009 llevarán al campo a cinco o más veteranos de recientes play off —olímpicos, de Copas Mundiales y aun veteranos del I Clásico— de manera que ante los partidos de alta tensión se sentirán como peces en el agua.

Los patriotas: la definición de Higinio tres años atrás, cuando expresó que dirigía a un equipo de hombres y no de nombres, se equipara con una expresión anglosajona: marines contra mercenarios. Mientras los cubanos se entregan a la defensa de la bandera, numerosas estrellas pagadas se cuidan de lesionarse o ven el torneo como la vitrina donde mostrarse ante los compradores.

¿Coincide usted con los criterios de Bjarkman? Yo solo discrepo en dos asuntos, ya que Higinio goza del respeto de toda la afición en Cuba —la popularidad sería un tema superficial— y me resisto a pensar que nuestros peloteros se medirían en inferioridad de condiciones con los de Grandes Ligas si el Clásico se disputase en otra fecha del año. Pero bienvenida la polémica.

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