Sin la melodía de Freddy Mercury y Monserrat Caballé, pero con toda la fuerza de sus gargantas, millones de catalanes —y otros tantos en el mundo— gritaron el nombre de la Ciudad Condal cuando el Barcelona sometió este miércoles por 2-0 al Manchester United y ganó la Liga de Campeones del fútbol europeo.
El estadio olímpico de Roma fue el escenario del nuevo hito del club «blaugrana», primero en la historia del fútbol español que conquista los títulos de la Liga, la Copa del Rey y la «Champions» en una misma temporada.
Apenas diez minutos necesitó el Barca para sacudirse del nervio inicial, pues el gol del camerunés Samuel Etoo frenó en seco el vertiginoso asedio de los ingleses sobre el arco de Víctor Valdés.
La baja del mexicano Márquez por lesión, y las suspensiones del francés Abidal y el brasileño Dani Alves hacían de la inédita defensa catalana una incógnita, y quebrarla desde el principio fue la prioridad de los discípulos de Alex Ferguson.
Pero Puyol y Yaya Touré no se arrugaron fuera de sus habituales puestos, Piqué mantuvo el buen nivel exhibido durante todo el curso, y el veterano Sylvinho cumplió la faena de equilibrar una zaga capaz de frenar a Cristiano Ronaldo, Rooney, Anderson y compañía.
En contraste, de media cancha hacia delante la maquinaria azulgrana fue fiel al guión que ha marcado su éxito a lo largo de toda la temporada.
Xavi —elegido como el mejor del partido— e Iniesta, movieron con acierto los hilos, Busquets hizo el trabajo menos vistoso, y Messi, Henry y Etoo se convirtieron en un dolor de cabeza para toda la defensa británica.
Con desventaja y solo 45 minutos por delante, Sir Ferguson decidió poner toda la carne en el asador, echó mano al argentino Tévez y al búlgaro Berbatov. Además, el «colorado» Scholes, hasta hace poco imprescindible en la formación de los Diablos Rojos, sustituyó al emblemático Giggs e intentó ser el motor de los hasta ese momento dueños del trofeo.
Ninguno logró cambiar el destino, y a 20 minutos del silbatazo final, apareció Xavi, quien ya le había estremecido un poste al holandés Van der Sar, e inició la última estocada. Gracias a su exquisito centro desde la derecha, Messi le ganó en el salto a la espigada defensa y firmó con un cabezazo su noveno gol en el torneo, y el número 38 de toda la campaña.
Vino entonces la salida de Henry por Keita para reforzar la defensa, y el cambio de Iniesta, con el tiempo cumplido, para que el español recibiera los honores del público.
Solo un milagro podía frenar la celebración «culé», y no sucedió. Así, Josep Guardiola, el mismo que como jugador alzó el primer trofeo ganado por Barcelona en 1992, se convirtió con 38 años y durante su primera experiencia como técnico, en el tercero más joven en conquistarlo, por detrás de sus compatriotas Miguel Muñoz y José Villalonga.
Además, el triunfo del Barcelona convierte a España en la nación más ganadora del torneo. A los tres éxitos catalanes se unen las nueve copas levantadas por el Real Madrid, para superar las 11 victorias de elencos ingleses e italianos.
Los ibéricos se coronaron como país en la última Eurocopa, y dentro de poco tendrán una nueva posibilidad de demostrar su grandeza en la Copa Confederaciones. ¿Se acerca otra tripleta?
