Si encontrar lanzadores abridores para cubrir el maratón de seis juegos semanales en la Serie Nacional resulta un dolor de cabeza, peor es la lotería con el pitcheo de relevo. Este miércoles, por ejemplo, casi se ahogan Pinar del Río y Cienfuegos a la hora de recoger los bates.
En ambos casos sucedió lo mismo: los abridores trabajaron ocho entradas sólidas y a los relevistas por poco les cae el mundo encima. ¿Acaso tenemos buenos cerradores en el béisbol cubano?
Hay pocos que son «al seguro». Entre todos, apenas el villaclareño Yolexis Ulacia y el guantanamero Alexander Rodríguez han coqueteado con el equipo Cuba, aunque al final los técnicos generalmente cargan solo con lanzadores abridores.
¿Por qué? Sin dudas, es un misterio. De hecho, muchos presentan credenciales como relevistas y un buen día cambian de palo para rumba.
Ahí están fresquitos los casos del avileño Vladimir García y el habanero Miguel Lahera. Hoy lucen muy bien como abridores, pero hemos vestido un santo para desvestir a otro.
En cambio, algunos se han mantenido como relevistas contra viento y marea. Ahí están el habanero José Ángel García, el cienfueguero Duniel Ibarra, el espirituano Dany González y los pineros Danny Aguilera y Oscar Jacomino.
También puede hablarse de Lázaro Santana, Osmani Tamayo, Jesús Guerra y Rolando Mella. O incluso de muchachos más jóvenes como Michel Martínez, Armando Rivero y Yohandry Portal.
Pero todavía la tendencia es poner a relevar a los abridores cuando el fuego arde. Como siempre digo, todo es cuestión de equilibrio en esta vida.
No se puede convertir una excepción en regla, o viceversa. ¿Qué opina usted?
