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Conrado Marrero tendrá en abril un siglo de vida

Convertido en una leyenda viva de la pasión de sus compatriotas, Marrero recibirá el homenaje, no solo por su larga trayectoria deportiva —367 victorias y 178 derrotas en dos décadas de actuación—, sino por su dedicación a preparar a jóvenes lanzadores

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Cubadebate

Con sorprendente lucidez que le permite opinar sobre el campeonato nacional cubano de béisbol, el exlanzador derecho Conrado Marrero se apresta a cumplir en abril próximo el centenario de su nacimiento.

Convertido en una leyenda viva de la pasión de sus compatriotas, Marrero recibirá el homenaje, no solo por su larga trayectoria deportiva —367 victorias y 178 derrotas en dos décadas de actuación—, sino por su dedicación a preparar a jóvenes lanzadores.

Debutante como amateur en 1938 a los 27 años, el expitcher derecho logró en ocho temporadas 139 éxitos contra 46 reveses en ese nivel y entre sus hazañas figuran tres juegos sin permitir hit ni carrera, y 42 sin que le pisaran el home play.

Marrero arribará a los 100 años el 25 de abril venidero siendo el más viejo exjugador vivo de las Grandes Ligas estadounidenses, tras el fallecimiento el pasado 8 de febrero del norteamericano Anthony (Tony) Frances Malinovsky.

Mientras Malinovsky participó en 35 juegos en menos de tres meses con los entonces Dodgers de Brooklyn, y raquítico promedio ofensivo de 228, el cubano lo hizo durante cinco años (1950-1954) con los Senadores de Washington y saldo de 39 victorias y 40 derrotas, balance positivo por la debilidad de ese conjunto.

Al dejar el juego activo en 1958, Marrero se unió a quienes cuatro años después se dedicaron a potenciar el béisbol aficionado cubano, luego de la eliminación del profesionalismo y por su labor meritoria obtuvo el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, otorgado por el Consejo de Estado.

Privado de la vista, ahora escucha por radio las transmisiones del campeonato nacional de béisbol, en la última fase de su etapa clasificatoria, y ofreció sus impresiones a Prensa Latina el pasado sábado en su residencia, cercana al capitalino Estadio Latinoamericano, escenario de muchos de sus triunfos en las filas profesionales.

Sobre los equipos que llegarán a los cuartos de final opina que «si no tienen lanzadores abridores que aguanten se desploman a última hora, porque el campeonato es muy largo (90 juegos), la pelota camina mucho, y no hay relevistas capaces de preservar las ventajas».

-¿A que atribuye la cantidad de cuadrangulares y el alto promedio de efectividad por encima de cinco carreras por juego?

-Aquí se dan muchos jonrones con las bases llenas por la falta de control, sobre todo de los relevistas, quienes otorgan muchas bases por bolas y cuando vienen por el centro les conectan largos batazos.

Marrero recuerda que él no tenía gran velocidad y se apoyaba, sobre todo, en el control y la slider para dominar en los circuitos aficionados y profesionales en que lanzó durante 20 años.

-¿Qué lanzamientos utilizaba?

-Yo empleaba preferentemente la slider, algunas rectas y algunas curvitas por encima del brazo.

Hombre dado a contar anécdotas, Marrero dice que las veces que ponchó a Ted Williams, uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas, lo hizo con lanzamientos flojos.

Sobre cómo enfrentaba a los contrarios agrega que él perfeccionó el slider, que «tiraba en la esquina de afuera y los bateadores se ponchaban». Creo, añadió, que no hacen falta distintos lanzamientos para dominar a un bateador.

Otra característica negativa del béisbol cubano es que «los bateadores esperan mucho y se dejan cantar el tercer strike más de lo debido».

El nuevo sistema de limitar a 120 lanzamientos el trabajo de los pitchers no se empleaba en su época, porque el que iniciaba un partido solo era reemplazado cuando era bateado con libertad.

Otra modalidad en uso, el dirigir el pitcheo desde el club house, es cuestionada por Marrero.

-¿A usted le indicaban desde el banco cómo trabajar en situaciones difíciles?

-A mi nunca me dijeron tira esto, tira esto otro; el catcher solo quería saberlo, porque él tenía que saberlo para recibirlo.

Ahora que se acerca al centenario, Marrero se encuentra en buen estado de salud, afirma estar bien, pero sin visión, y asegura no tener corazón, porque no se siente nada en el pecho y se pasa la mano derecha por el lado izquierdo.

«Cada vez que el médico me toma el pulso siempre me dice: estás entero, mejor que yo», expresa con el buen humor que lo ha caracterizado.

Como anticipo de los homenajes que recibirá en abril venidero, el reciente Juego de las Estrellas del torneo beisbolero cubano le fue dedicado a El Premier o a El Guajiro del Laberinto, nombres con los cuales fue conocido en su carrera deportiva.

Después de narrar pasajes de su larga vida deportiva en escenarios de Cuba, México, Nicaragua y Estados Unidos, reconoce que nunca pensó en integrar el club de los 120 años, movimiento que se desarrolla en su país y tiene incluso un espacio semanal en la televisión.

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