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Errores en portería cubana propició 0-1 a favor de los salvadoreños

Hasta el minuto 74 muy poco había tenido que hacer Vismel Castellanos bajo los tres palos de la casa. Pero fue suficiente el disparo ejecutado por Denni Jonathan desde la frontal del área grande para convertirse en la nota más oscura del partido

Autor:

Raiko Martín

Los goles siempre harán la diferencia, a menos de que se trate de un partido amistoso como el disputado este jueves en el Pedro Marrero capitalino, donde un garrafal error del arquero cubano propició el 0-1 que favoreció a los salvadoreños.

Hasta ese minuto 74 muy poco había tenido que hacer Vismel Castellanos bajo los tres palos de la casa. Pero fue suficiente ese disparo ejecutado por Denni Jonathan desde la frontal del área grande —y que inexplicablemente se le escurrió entre las manos—, para convertirse en la nota más oscura del partido.

Ni antes ni después, la visita pudo justificar su superioridad histórica. Primero porque, al igual que su anfitrión, desperdició los primeros compases del partido en demostrar cuán ruda podía ser en el cuerpo a cuerpo. Y luego, porque no generó de mediacancha hacia delante un fútbol que pudiera preocupar a su adversario.

Después de asentados los ánimos, se vieron algunos destellos del equipo cubano, siempre mejor cuando recostó la pelota a la banda con Cervantes y Ariel Martínez intercambiando carriles. A punto estaba el árbitro de pitar el descanso cuando un desdoble del zaguero Reysander Fernández propició la oportunidad más clara hasta ese momento. Y acto seguido, una falta cobrada por Jaine Colomé puso a prueba las manos y los reflejos del portero salvadoreño.

Fue después del intermedio que el balón estuvo más cerca de las redes, pero el remate del agramontino Armando Coroneaux solo le raspó la pintura al poste, antes de perderse por la línea final.

Ya entonces había arrancado el carrusel de cambios en ambos banquillos, y que tuvieron mejor efecto en el bando salvadoreño. Salvo el disparo de marras, Coroneaux no hizo mucho más que Linares en el frente de ataque, y la incorporación de Adonis Ramos por Ariel le restó algo de profundidad a los desbordes por fuera.

En contraste, la entrada de Jonathan le dio más peso al mediocampo salvadoreño, que con la inclusión de Andrés Flores en el costado derecho hiló las más peligrosas aproximaciones al arco cubano.

Tal vez el empate hubiera sido el mejor premio para dos equipos bastante parejos, al menos en actitud. Sin embargo, más allá del resultado, ambos pueden darse por servidos con esta posibilidad de calibrar sus engranajes antes del partido trascendental que sostendrán dentro de tres meses en Chicago durante la venidera Copa de Oro.

Ya Triana y sus pupilos miran hacia el horizonte, donde el próximo martes aparecerá Panamá con sus «legionarios» a cuestas. Para aprobar el nuevo examen habrá que corregir algunos detalles, amén de probar nuevas variantes. Pero sobre todo, será imprescindible encontrar esos goles que, aunque se trate de un partido amistoso, sí establezcan las diferencias.

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