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Ojo con los focos rojos del béisbol cubano

El duelo por el cetro arrancará el sábado 23 de abril. En las dos semifinales se evidenciaron demasiados errores, irregularidades en la selección de los relevistas, lagunas técnicas en el toque de bola y surgieron quejas por la programación de los juegos

Autor:

Juventud Rebelde

Muy disputadas resultaron las dos semifinales del béisbol cubano en su Serie de Oro, ganadas dramáticamente por Pinar del Río y Ciego de Ávila. Sin embargo, mientras esperamos el duelo por el cetro, que arrancará el sábado 23 de abril, es conveniente no perder de vista algunos focos rojos.

Por ejemplo, se cometieron demasiados errores (34 en total, a casi tres por partido). La oveja negra fue el equipo granmense (15) y precisamente por ahí se le escapó la posibilidad de llegar más lejos.

La dirección del béisbol en Granma tiene que plantearse en serio resolver ese problema de una vez. No es algo nuevo, pues allí llevan tiempo arando en el mar.

Otra nota discordante de las semifinales fue el manejo del pitcheo. La «libertad» que se les dio a los mentores borró de golpe y porrazo las rotaciones.

Los casos más llamativos fueron Granma y Ciego de Ávila. En su desespero, Ortega llegó a utilizar a Manuel Vega como abridor, mientras Roger Machado le dio la pelota a Vladimir García a la altura del quinto juego.

Curiosamente, el supersónico de Morón fue quien salvó a los avileños. Ganó ese choque de marras y otros dos en función de relevo (el segundo y el sexto).

Pero no fue Vladimir el único que alternó como abridor y relevista. También lo hicieron Yander Guevara, Maikel Folch y hasta Pedro Echemendía.

Lo mismo sucedió en Granma, donde Ciro Silvino, Alberto Soto, Lázaro Blanco y «la Pistola» Vega realizaron ambas funciones. ¿No les parece demasiado desorden?

Por Occidente hubo mayor estabilidad en los abridores, aunque la selección de los relevistas fue una lotería. Hasta el cerrador de Cienfuegos, Duniel Ibarra, vino a lanzar a la mitad de un partido.

La especialización del pitcheo no se cacarea por gusto en otras ligas del mundo. Todos quieren ganar, pero dígame usted si el fin justifica los medios.

Asimismo, vimos lagunas técnicas a la hora de tocar la bola y correr las bases, pero eso tampoco es nuevo. Desde hace rato en Cuba se juega al batazo y no podemos tapar el sol con un dedo.

También hubo quejas por la programación de los juegos. Tres horas es poco tiempo entre un partido y otro, así que varias veces se retrasó la transmisión televisiva del segundo choque.

Por cierto, como suceso extraordinario quedó el juego demorado por la lluvia en Cienfuegos. Recordemos que se reanudó después de las diez de la noche, tras un esfuerzo enorme para acondicionar el terreno.

Finalmente, el arbitraje fue corrigiendo el tiro por el camino y hubo claridad en las últimas jugadas «chiquitas». Incluso, la famosa zona de strike lució más amplia, como debe ser.

En fin, hubo fiesta y la afición gozó de lo lindo en cada estadio. No obstante, siempre hay que proponerse mejorar el espectáculo. Faltan unos días para la final y esperamos nuevas iniciativas. ¿Es mucho pedir?

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