Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Yunidis: entre judoguis y zapatillas

Las cinco coronas doradas alcanzadas por esta santiaguera la convierten en la atleta discapacitada cubana más laureada desde la cita paralímpica celebrada en Barcelona 1992

Autor:

José Luis López

Diez son muy pocos años para que el destino, con sus mordidas que en ocasiones invaden nuestra tranquilidad, se haya mostrado tan intransitable e injusto con la niña santiaguera Yunidis Castillo.

Teniendo esa brevísima edad y pletórica de salud física y mental, Yunidis se trasladaba a una competencia de judo, con el pensamiento puesto, única y exclusivamente, en el tatami y en las presumibles técnicas de proyección que utilizaría para vencer. En nada más.

Pero entonces un fatal accidente de tránsito la lesionó severamente y tuvo que sufrir la amputación de su brazo derecho. Para colmo de males, debió decir adiós «al deporte que más me gusta», según sus propias declaraciones a Juventud Rebelde.

Ya no podía enrolarse en agarres y halones sobre el colchón. Su judoguis ya no «sudaría» más y los ippones serían solo recuerdos de algo que siempre amó.

Mas, como la práctica del judo sí se puede detener, pero la vida no, la inquieta Yunidis se negó a alejarse totalmente de la esfera del músculo. Por eso, decidió un día trasladar sus «impulsos» hacia el atletismo.

«Cuando era chiquita, yo también corría muy rápido y, en ocasiones, los profesores me iban a buscar para que compitiera con sus equipos. Pero realmente, a mí no me gustaba», declaró tras uno de sus triunfos en los recién finalizados Juegos Paralímpicos de Londres 2012.

Y esa justa en la capital británica le dio la razón a sus otrora entrenadores. El talento, la consagración y ese «yo sí puedo» de la santiaguera, la hicieron merecedora del calificativo de Reina de la Velocidad por parte de la prensa especializada allí reunida.

Tremendo impacto tuvieron sus títulos en las pruebas de 100, 200 y 400 metros, —incluidos sendos récords mundiales en las dos primeras—, por la gran ventaja que le sacaba a sus respectivas rivales. ¡Y eso que «no las conocía bien, porque no había podido competir contra ellas este año!», según declaró a nuestro diario a su llegada a La Habana.

Asimismo, en el hectómetro se convirtió en la atleta discapacitada más rápida del mundo. Con su potente despegue de los bloques de arrancada, no se detuvo hasta patentizar el fenomenal tiempo de 11, 95 segundos.

¡Ella también es una «marciana», hecha de la misma materia que el gran bólido jamaicano Usain Bolt!, comentaron jocosamente algunos lectores, impresionados por las marcas de Yunidis en la capital inglesa. Pero hay más. Su categoría, la T46, incluye a atletas amputados de miembros superiores. Y ella fue capaz de aventajar a otras con menos dificultades para correr.

Cuatro años de fuerte y sistemático entrenamiento, y por fortuna alejada de las tradicionales lesiones que sufren —y que demoran más en sanar— los atletas no convencionales, le dieron fuerzas para sentirse segura del triunfo.

Este trío de títulos la convirtieron en la atleta discapacitada cubana más laureada desde la cita paralímpica celebrada en Barcelona 1992, al llegar a cinco coronas, sumadas las dos conquistadas en Beijing 2008.

Así, en buena lid, superó el cuarteto de cetros conseguido por el saltador y velocista Enrique Cepeda, entre los certámenes organizados por la Ciudad Condal y la cita de Atenas en 2004.

Y aunque aplaudo la entrega y tesón de nuestros 22 representantes en la cita paralímpica londinense, donde la delegación cubana cosechó la impresionante cifra de nueve preseas de oro, cinco de plata y tres de bronce, yo «inclino mi rey» ante la «apertura inglesa» planteada por Yunidis. ¡Enhorabuena, campeona!

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.