Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Nuestra lomita de los martirios

El equipo cubano descansaba este miércoles con la angustia de no conocer su destino en la presente Serie del Caribe

Autor:

Raiko Martín

ISLA DE MARGARITA, Venezuela.— Por disposición del calendario, el equipo cubano descansaba este miércoles con la angustia de no conocer su destino en la presente Serie del Caribe, con asiento en esta isla venezolana.

En medio de la expectación por lo que pudiera suceder en el final del tramo clasificatorio del torneo, JR conversó con Jesús Manso, quien fuera el coach de pitcheo del equipo de Villa Clara durante su coronación, y que ahora comparte aquí esa misma función con Roidel Enríquez.

Por su amplia experiencia y por encontrarse en estos momentos prestando sus servicios en el béisbol mexicano, buscamos conocer su opinión sobre el enorme reto que enfrentaron los lanzadores cubanos, sin dudas quienes han cargado con los mayores cuestionamientos en lo que va de serie.

«Desde un principio, cuando supe que acompañaría al equipo, conversé a Moré y con la dirección del Inder en Villa Clara que las cosas no serían nada fáciles. Se ha hablado mucho en estos días del oficio de los peloteros rivales y eso es una realidad pero, además, no se puede desconocer que tienen calidad. Tal vez no son los mejores en sus países, pero muchos de ellos han jugado en Grandes Ligas y a otros niveles en Estados Unidos, además de participar en las ligas invernales de sus naciones, que indudablemente son competitivas», comenta.

El preparador añadió que «se vio que nuestros lanzadores no se encontraban al nivel necesario para enfrentar sin contratiempos este torneo. Muchos de los que trajimos son los del equipo Villa Clara, y aun incorporando a algunos de la selección nacional, no podemos decir que tenemos esa tranquilidad que antes nos aportaban hombres como Pedro Luis Lazo, Norge Luis Vera, por mencionarte los más recientes.

«En el caso de los bateadores pasaba algo parecido, y lo hemos comprobado porque a los lanzadores rivales tampoco les hemos producido mucho. Para venir aquí con posibilidades de éxito tenemos que preparar un equipo mucho mejor o que nuestros peloteros se adapten a jugar al nivel que exhiben sus contrarios», sentenció Manso.

En otro momento de la conversación, el entrenador reflexionó sobre la añorada especialización, un tema ampliamente polémico después de la selección de los refuerzos. «Para lograrla hay que tener material humano y en nuestros equipos no existe. Eso sin contar que los pocos que han logrado cierta especialización como cerradores, los utilizamos dos o tres innings porque no abundan aquellos que se encarguen de dejar la escena lista», comentó.

Manso aseguró que muchas veces influye la incapacidad de identificar lanzadores con características de cerrador, y en otras «no los encontramos, pues los muchachos quieren ser todos abridores porque al final es esa la función más reconocida y premiada.

«Lo ideal, en las condiciones actuales, sería concentrar todos esos pitcher en seis u ocho equipos —no voy a hablar de estructura, pero sí de una liga élite—, y eso nos pudiera aportar mejores resultados. Mientras que haya 16 equipos y se utilice indistintamente a todos los lanzadores según las circunstancias para ganar, no se va a lograr un desarrollo estable y organizado», apuntó.

«Tenemos que garantizar que en Cuba esos jóvenes talentos como el holguinero Yaisel Sierra o el pinero Héctor Mendoza, de los pocos que hoy tiran hasta 96 millas, tengan la posibilidad de desarrollarse en esas funciones y puedan cumplirlas en los equipos que nos representan internacionalmente. Ellos son los que pudieran resolvernos el problema».

Sobre las dificultades de los lanzadores cubanos en el certamen, Manso se refirió a dos razones. «Está la parte táctica. Los pitcher de otros equipos lanzan sobre home, pero buscando las esquinas, moviendo la bola. Ya vimos que a los nuestros, muchas veces con conteos muy favorables, les bateaban con facilidad, porque siempre trataban en ese momento de lanzar duro, en vez de quitarle a la bola y ponerla en los lugares incómodos.

«La mejor muestra de que este no es el camino fue el trabajo de Odelín frente a Puerto Rico, porque su labor no se basó en la velocidad, sino más bien en la inteligencia y la capacidad de mover la pelota y el control. Y también lo hecho por Yosvani Pérez, uno de los relevistas que mejor ha lucido hasta ahora.

«Lo otro son las condiciones innatas de los lanzadores. Si uno compara las características físicas, las velocidades constantes que registran otros lanzadores, vemos la notable diferencia con los nuestros que están aquí», concluyó.

El tema daba para mucho más, pero el sufrido triunfo de los Tigres del Licey Dominicano sobre los mexicanos de Naranjeros de Hermosillo nos hizo saltar de alegría y olvidarlo todo. No era la clasificación, pero valía medio boleto y había que celebrarlo. Poco después, sin embargo, se esfumarían las esperanzas.

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