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No debe haber resaca

Los resultados del equipo cubano en el recién concluido tope amistoso con su par universitario de Estados Unidos superó ampliamente la actuación del pasado año. Este martes comienza el calendario clasificatorio del naciente Campeonato Nacional sub-23

Autor:

Raiko Martín

Siempre que puedo rehúyo las comparaciones porque suelen terminar siendo injustas. Contraponer el resultado del recién terminado tope amistoso entre la selección cubana y su par universitaria de Estados Unidos, con su versión precedente es, además de arriesgada, una tarea ingrata, teniendo en cuenta que las circunstancias fueron muy diferentes.

Muchos, después de lo visto, me han preguntado si este elenco norteño que nos visitó ahora tiene menos nivel que el responsable de la barrida sufrida por la selección cubana hace un año, a su paso por varias ciudades estadounidenses.

Mi respuesta pudiera ser que sí, pero no quiero obviar algunas consideraciones. Por ejemplo, aquellos muchachos robaron cuanto quisieron cuando entraron en circulación. ¿Pero fue porque eran más veloces o porque nuestros receptores de entonces eran mucho menos fiables que los de ahora?

Algo similar es aplicable para los lanzadores, pues el mánager Dave Van Horn se trajo a un staff en el que la mayoría superaba sostenidamente las 90 millas de velocidad y eran dueños de un variado repertorio. Algo similar encontraron los bateadores cubanos en la pasada versión, porque es casi la norma de los equipos estadounidenses.

Solo que ahora los serpentineros visitantes se toparon con bateadores que se pararon mucho más concentrados en el cajón de bateo, que priorizaron el buen contacto sobre el batazo, tal vez por la ventaja en que terminó convirtiéndose la ausencia en la nómina de un slugger natural. A eso habría que sumarle que fueron pésimamente defendidos, porque como nunca antes, los jugadores estadounidenses cometieron ¡12 errores! en cinco partidos, llegando a la cifra de cuatro en dos de ellos.

Aun así, tres de los juegos se definieron por la mínima diferencia, en parte gracias —prefiero mirar sobre toda las cosas lo bueno de nuestro lado— a que este equipo se vio muy cómodo sobre el terreno. Cuando digo cómodo es sin presión, por más que el desquite era prioridad. Y eso ayudó a que corrieran muy bien las bases, a que concretaran eficazmente cada toque de sacrificio, a minimizar las imprecisiones defensivas a solo tres pifias.

Puesto a escoger, me quedo con la siguiente impresión. Si la novena norteña era inferior a la de hace un año, la cubana también, porque por primera vez se hizo conciencia de que se trataba de una oportunidad inmejorable para probar sangre fresca y calibrar sus posibilidades para proyectar el futuro. Casi nunca, a no ser por obligación del reglamento, una selección cubana frisó los 23 años de edad promedio.

Por eso, creo más justo asumir que la dirección del equipo dio en la tecla a la hora de elegir a sus miembros. Hombres como Luis Yander La O, Ramón Lunar, Guillermo Avilés o Yadiel Hernández demostraron que no están muy lejos de aspirar a roles protagónicos. Y si se mira al bullpen, llena de optimismo la confirmación de Norge Luis Ruiz como uno de sus líderes, y regocijan las demostraciones de Julio Alfredo, Vladimir Gutiérrez o Yasiel Sierra, por citar solo algunos.

Ahora, sería sumamente saludable valorar este resultado en su justa medida. Que ganó el equipo cubano, pues a disfrutarlo. Que vengó —en toda la extensión de la palabra— la barrida sufrida hace un año, mejor todavía. Mas, resulta imprescindible no mirarnos demasiado al ombligo y evitar otra «borrachera» de resultado, porque entonces la resaca nos costaría demasiado cara.

Los nuevos al ruedo

Como ya se había anunciado, hoy comenzará el calendario clasificatorio del naciente Campeonato Nacional sub-23, en el que participarán todas las provincias del país divididas en cuatro grupos.

La inauguración oficial está programada para las 7:15 p.m. en el Calixto García holguinero, como preámbulo del choque entre anfitriones y granmenses, correspondiente al grupo D. En esa misma llave, pero con escenario en el parque Feliú Leiva, Santiago de Cuba enfrentará a sus vecinos de Guantánamo.

Según el calendario divulgado por la comisión nacional, el emblemático estadio Palmar de Junco acogerá los primeros duelos del grupo A entre Pinar del Río-Isla de la Juventud, y Matanzas-Artemisa, con los primeros como homeclub.

Mientras, la llave B verá acción en el 5 de Septiembre cienfueguero, donde a primera hora chocarán La Habana y Mayabeque, y cierra el programa el duelo entre villaclareños y anfitriones.

También en el avileño parque José Ramón Cepero se lanzarán las primeras bolas durante un programa que incluye los partidos entre Sancti Spíritus-Camagüey, y Ciego de Ávila-Las Tunas.

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