Dagoberto no deja de brindar instrucciones técnicas a sus alumnos. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:53 pm
Sin lugar a dudas, el triunfo en la esfera deportiva se inicia en el trabajo de los entrenadores y técnicos en la base de la «pirámide» del alto rendimiento, desde las edades tempranas. Y si de algo se ufana el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, es de su Complejo Deportivo Ciro Frías, que tantos talentos ha tributado a las selecciones juveniles y mayores de Cuba en varias modalidades, fundamentalmente las de combate.
En una visita de Juventud Rebelde, presenciamos allí una sesión de entrenamiento en el dojo Hironori Ohtzuka, donde el profesor Dagoberto Amarán imparte clases de karate en el estilo Wado Ryu (camino de la paz y la armonía), creado por ese ortopédico japonés.
Con el respeto que imponen sus 55 años y su grado de cinta negra-cuarto Dan, el exigente Amarán trabaja con 85 jóvenes, de ellos 14 chicas y varios niños de cuatro años, todos en dos grupos: en el masivo se incluyen los alumnos nuevos, mientras que el selectivo enrola a los más experimentados.
Allí, en plena faena, Dagoberto no dejaba de dar indicaciones técnicas: «No te demores, tira rápido el golpe, ataca tú y no te vayas para atrás», fueron varios de los señalamientos que hizo a sus discípulos, la mayoría de los cuales se preparaba para el examen de grado (posible cambio de cinta).
El dojo del Ciro Frías siempre está lleno de jóvenes. Allí se practica desde que se inician las clases en septiembre, hasta el mes de julio, en el cual Dagoberto realiza un concentrado y lima las asperezas de cada alumno para que consigan una cinta de «mejor color».
Este sensei (maestro), quien entrena en la instalación desde 2007, tiene bajo su égida a toda una constelación de estrellas: Marol Torres (19 años), monarca nacional juvenil 2013; Yanisleidy Noblet (14 años), subcampeona de los actuales Juegos Escolares Nacionales, y Zunilda Ventosa (16 años), bronce este año en el certamen juvenil del patio e «invitada» del equipo nacional de mayores. Pero hay más. Cirelys Martínez, medallista de plata centroamericana y actual capitana de la selección femenina de la Isla, también fue alumna suya.
«El entrenamiento depende de la edad y nivel cualitativo de los alumnos, quienes vienen hasta aquí después que salen de sus escuelas. Cada grupo tiene tres clases semanales, de una hora. Nuestro trabajo se dirige a formar valores patrios en los jóvenes, prepararlos para la vida y, si muestran talento, promoverlos para las escuelas de alto rendimiento», comentó Amarán.
Coincidió que en presencia de JR, el cuarto Dan debió detener varias veces el entrenamiento para rectificar técnicamente a algunos. Y para que tengan una idea de su férrea, pero necesaria disciplina, les comento que le indicó una «penalidad» de 20 planchas (tensiones con los brazos) a un chico que llegó tarde.
Sin dudas, los padres juegan un importante papel con el apoyo que brindan al entrenador. «Mi hijo está aquí desde que él (Dagoberto) llegó. Le gusta mucho el karate y así aprende a defenderse. Nosotros ayudamos a arreglar el actual colchón y vamos a todas las competencias, tanto en La Habana como en otras provincias. El profesor es muy exigente, pero los quiere a todos y se entrega en cada clase», explicó Isabel Rodríguez, madre de uno de los discípulos de Amarán.
Mientras, el monarca nacional Edgar Echevarría (12 años) lleva dos años y seis meses entrenando en el dojo. «Con las clases del profesor he podido tener buenos resultados. Él es muy disciplinado y nos enseña mucho en cada sesión para que seamos mejores cada día. Yo aspiro a integrar el equipo nacional y por eso no falto nunca», expresó Edgar.
Viendo todo lo que vi en mi visita al dojo de la instalación de Arroyo Naranjo, acudieron a mi memoria un sinnúmero de campeones mundiales y olímpicos, quienes en escuelas como esta, dieron sus primeros pasos de la mano de entrenadores como Amarán. ¡Y toda Cuba les agradecerá siempre esa entrega!
