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Púgiles cubanos avanzan a semifinales

Javier Ibánez derrotó en su primer combate al tunecino Ben Said Mekki, mientras Yordán Hernández venció al ucraniano Robert Marton

Autor:

Juventud Rebelde

Nanjing, China, agosto 23.— Los tres boxeadores cubanos que participan en las II Olimpiadas de la Juventud, con sede en la ciudad de Nanjing, avanzaron este sábado a semifinales al ganar dos de ellos sus respectivos enfrentamientos y el tercero quedar by, reporta PL.

Javier Ibánez derrotó en su primer combate al tunecino Ben Said Mekki, mientras Yordán Hernández venció al ucraniano Robert Marton.

Ibáñez, campeón mundial juvenil de 56 kilogramos, se enfrentará mañana en la noche al británico Peter Mc Grail, en el centro Internacional de Exposiciones de Nanjing, sede de las competencias de boxeo.

El domingo también irá a semifinales, en 60 kilogramos, Alain Limonta, quien quedó by en el pareo. Limonta se enfrentará al japonés Goh Hosaka, quien lo derrotó en el pasado Mundial de Boxeo celebrado en Bulgaria, por lo que será una pelea revancha.

Cuba participa en esta segunda edición de las olimpiadas juveniles con una delegación de 12 atletas y ya tiene una medalla de bronce en judo, gracias a la actuación de Iván Felipe Silva (81 kilogramos).

La delegación que encabeza Heriberto Suárez Pereda, director de Deportes de la occidental provincia de Pinar del Rio, está integrada también por seis entrenadores y la Embajadora de la Juventud Lady Laura Moya, quien ganó oro en pentatlón en los primeros juegos juveniles de 2010 en Singapur.

Otros integrantes de la delegación como el remero Orlando Sotolongo, scull individual, y Héctor Bauzá, canoa, fueron reconocidos con sendos Diplomas Olímpicos por haber ocupado, respectivamente, la sexta y quinta posiciones en la final de sus especialidades.

Título: Sábado corto según Teatro D´Dos, 30 años después

Descripción: La antológica pieza teatral Sábado corto cumple 30 años. Para celebrarlo, el grupo Teatro D´Dos la lleva a escena por estos días en la sala principal del Complejo Cultural Raquel Revuelta, de La Habana

Por Cecilia Crespo


La antológica pieza teatral Sábado corto cumple 30 años. Para celebrarlo, el grupo Teatro D´Dos la lleva a escena por estos días en la sala principal del Complejo Cultural Raquel Revuelta.


Sábado corto sucede de siete a nueve de la noche. Entre sus esperanzas e inquietudes desfilan personajes que terminan en un encuentro necesario y una posibilidad de realización espiritual.

La protagonista es una mujer que sueña desde su ingenuidad y su transparencia. Son así los personajes que diseñó el autor, seres transparentes que desde esa naturalidad pretenden dar otro tinte a la vida cotidiana, para devolvernos un matiz diferente.


Como la mayoría de las piezas del dramaturgo cubano Héctor Quintero, esta abraza de cierta manera un surrealismo inmerso en un profundo naturalismo. Se mantendrá en cartelera gran parte del verano y repetirá temporada en los próximos meses.


Con el director de este grupo teatral que, por cierto, llegará en 2015 a su primer cuarto de siglo, el también actor Julio César Ramírez, conversamos sobre los detalles de esta puesta.


"Cuando estrenamos Contigo pan y cebolla, en enero pasado, no imaginábamos que el regreso a la dramaturgia del autor sería de inmediato. Intuíamos que un raro sabor, cercano al alborozo, iba a apropiarse del elenco. Aquellos personajes se cristalizarían en familiares cercanos y cada situación dramática se traduciría en permanentes referencias, y es que apartarse de un ejercicio saludable es muy difícil. Volvemos y esta vez no es Lala Fundora quien nos seduce por sus tantos matices, es Esperanza Mayor, tan mayor en la dramaturgia cubana como tantos nombres de mujer pueblan nuestro teatro", expresó el director, quien también interpreta uno de los personajes de la
obra.

Anteriormente dedicaron una trilogía a Abelardo Estorino. ¿Por qué decidieron hacerlo también con Héctor Quintero?

Las trilogías en el teatro han existido desde los griegos. Para nuestro grupo, esta es una manera de producir espectáculos teatrales desde diferentes aristas, ángulos, temas y personajes de un mismo autor.

Abordar a un dramaturgo en una trilogía es muy interesante porque se logra investigar las tendencias y las fórmulas con las que trabajó. En el caso de Quintero, comenzamos con Contigo pan y cebolla, de los 60 y próximamente vamos a estrenar Te sigo esperando, que es de los 90. Teatro D´Dos quiere apostar por el disfrute de un texto de Quintero, una comedia con todos los ingredientes del género. Queremos reflexionar sobre nuestra gente de hoy y sobre la vida cotidiana, queremos pasar un rato haciendo teatro y saborear el hacerlo con espíritu de festividad.


¿Qué importancia le concede a la obra de Quintero en la historia del
teatro cubano?

Quintero nos acostumbró a que viéramos sus puestas como director. Rara vez veíamos una de sus obras dirigidas por otro director. Al no estar presentes ya los directores actuales tenemos que dedicarnos a representar su dramaturgia. Es uno de los imprescindibles del teatro cubano y uno de los más significativos del género comedia. Es el gran comediógrafo de la familia cubana. En el siglo XIX, teníamos a Joaquín Lorenzo Luaces, pero el siglo XX
lo tiene a él. Posee una obra muy sólida, no solo desde el punto de vista
popular, sino desde lo conceptual. Hizo una radiografía del comportamiento
del cubano desde una óptica muy crítica con un humor muy particular. Logró
unos diálogos excelentes, casi perfectos. Describió como nadie el
comportamiento del personaje popular. Ahora lo estoy estudiando porque
interpreto uno de los personajes de esta obra. Al estudiar el texto podemos
percibir la maestría con que está escrito. Quintero estableció esa
conjunción perfecta entre lo popular y lo literario.


¿Qué principales diferencias establece entre esta puesta y la que dirigió
Quintero hace ya treinta años?

Él hablaba de los 80, de los problemas y hacía las bromas de esa época.
Indiscutiblemente, Héctor es un autor universal y cuando estamos en presencia
de esto, lo local puede quitarse y queda el eje global. He limpiado la obra
de tópicos locales y he dejado la esencia, lo básico. Creo que allí está la
puesta. No puedo hablar de una versión, sino de ajustes con términos
actualizados, siempre respetando los detalles importantes del texto
original.

¿Considera que la obra mantiene su vigencia?

Es una obra que habla sobre la soledad y la búsqueda del amor, temas
atemporales y universales. Cuando la vi en su estreno en los 80 cuando
aún era estudiante, e imaginábamos que la obra se iba a quedar en ese
momento histórico de la escena nacional. Sin embargo, la obra sigue aquí,
vigente para las futuras generaciones. Es una obra que recomiendo no debe
perder el espectador. Es una comedia con todos sus ingredientes, donde el
público, además de divertirse, va a reflexionar, identificarse con los
personajes y pensar.

/fin

¿Qué importancia le concede a la obra de Quintero en la historia del
teatro cubano?

Quintero nos acostumbró a que viéramos sus puestas como director. Rara vez veíamos una de sus obras dirigidas por otro director. Al no estar presentes ya los directores actuales tenemos que dedicarnos a representar su dramaturgia. Es uno de los imprescindibles del teatro cubano y uno de los más significativos del género comedia. Es el gran comediógrafo de la familia cubana. En el siglo XIX, teníamos a Joaquín Lorenzo Luaces, pero el siglo XX lo tiene a él. Posee una obra muy sólida, no solo desde el punto de vista popular, sino desde lo conceptual. Hizo una radiografía del comportamiento del cubano desde una óptica muy crítica con un humor muy particular. Logró unos diálogos excelentes, casi perfectos. Describió como nadie el
comportamiento del personaje popular. Ahora lo estoy estudiando porque interpreto uno de los personajes de esta obra. Al estudiar el texto podemos percibir la maestría con que está escrito. Quintero estableció esa conjunción perfecta entre lo popular y lo literario.

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