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No hay de otra, solo ganando medallas de oro, las pronosticadas y las sorpresivas, es que Cuba puede darle alcance nuevamente a México en la cima del medallero de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz. Y ese el ánimo que inspira a los remeros, quienes hoy ya han aportado cuatro títulos, para ayudar a recortar la diferencia.
Lo más curioso de todo es que las cuatro finales efectuadas hasta ahora parecen copias al papel carbón, pues han sido los mismos países en el podio y en el mismo orden. Cuba, México y Venezuela.
En el doble par de remos cortos (f), Yariulvis Cobas y Aimee Hernández cubrieron los 2000 metros de la pista de la Laguna de Mandinga en 6:20.33 minutos, para garantizar la supremacía en esa especialidad. Los otros escaños en el podio fueron para las parejas de México (6:25.34) y Venezuela (6:30.07).
En el doble par de remos cortos (m), el medallista mundial Ángel Fournier se unió a Eduardo Rubio para hacer 5:45.42 minutos, con lo que les dejaron las preseas de plata y bronce otra vez a México (5:50.19) y a Venezuela (6:05.13), respectivamente.
En la prueba de dos remos largos, la historia fue la misma. Primero Cuba (6:05.06 minutos), segundo México (6:06.31) y tercero Venezuela (6:18.51). Solo que esta vez los protagonistas criollos fueron Solaris Freire y Adrián Oquendo.
Mientras en el doble par corto peso ligero, Liosbel Hernández y Raúl Hernández hicieron crono dorado de 5:57.52 minutos. Luego entraron los anfitriones (5:58.53) y a continuación Venezuela (6:12.65).
Así, Cuba ha ganado las cinco finales del remo, una cosecha valiosísima en las aspiraciones de ascender a la cúspide del medallero general de los juegos regionales más antiguos del mundo. México sigue al frente con 97 metales dorados, por 92 nuestra representación.
