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La «magia» y los sueños de un timonel

El hombre que más juegos de béisbol ha dirigido en Cuba en series nacionales mira primero los cimientos, después el techo. Esa es la filosofía de alguien que ha vivido durante 40 años para la pelota

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, GRANMA.— Cuando dirigir un equipo de béisbol se antojaba una verdadera gesta y la pelota en Cuba no había perdido el romanticismo, Carlos Martí Santos se convirtió en timonel de una nave de bolas, strikes... y sueños. Había sido futbolista de juegos nacionales escolares y hasta un lanzador que, bajo las órdenes del célebre Juan Ealo, no conocía gloria alguna.

Sin embargo, aquella primera experiencia con Serranos en 1976 marcaría el inicio de la ruta más extensa de cualquier director que haya conocido la historia de la etapa revolucionaria en este deporte-delirio.

«Era un muchacho lleno de ímpetus, que miraba la pelota con un prisma muy distinto al de hoy. La diferencia es abismal», confiesa el único mánager que ha tenido 41 incursiones en nuestros clásicos —27 Series Nacionales, 12 Selectivas y dos Superligas— y el único con más de 2 400 juegos dirigidos.

Era, antes de la presente campaña, según las fértiles estadísticas de Benigno Daquinta Rico, el tercero con más victorias (1208), solo superado por Jorge Fuentes (1445) y José Miguel Pineda (1261).

Pero acaso lo más sorprendente en la carrera de este hombre nacido en Buey Arriba, el 16 de febrero de 1949, es que en 2014 volvió al puesto de mentor después de una complicada intervención quirúrgica en un riñón —en agosto de 2013—, que lo tuvo entre la vida y la muerte.

«Hubo personas que me aconsejaron que no lo hiciera, gente querida, de la familia sobre todo. Siendo honesto, nunca pensé dirigir de nuevo, pero me arriesgué», reveló al principio de una abierta entrevista con Juventud Rebelde, en la que habló sobre su vida, conceptos y ensueños.

—¿Por qué, a los 65 años y después de todo lo vivido, volvió a asumir una responsabilidad tan exigente y exigida?

—Mira, se dio una situación aquí en Granma... algunas dificultades para encontrar a un director. Las autoridades de la provincia me llamaron para organizar el entrenamiento con vistas a la 54 Serie Nacional, estaba todavía en proceso de recuperación pero me sentía bien. Planteé algunas situaciones que creía debían cambiar para mejorar los resultados. Veía, con la experiencia acumulada, que se podía cooperar y finalmente acepté.

—Se habla de la magia o del ángel del director. Granma, después de dos series de fracasos, ha dado un gran salto casi con el mismo equipo. ¿Llegó la magia con Carlos Martí?

—No se trata de una persona. Esta provincia tiene un conjunto de atletas con potencialidades, con perspectivas. Con el grupo que hemos hecho y el colectivo técnico encabezado por la dirección de Deportes, se han logrado frutos. Los atletas han interiorizado que tienen posibilidades para ganar.

—Algunos lo tildan de «director tradicional», alguien que, por ejemplo, de vez en cuando, deja mucho a los lanzadores en el box. ¿Qué dice al respecto?

—Eso depende del estilo de dirección de cada cual. Cada persona puede opinar con sus argumentos. Yo soy de la filosofía de que al lanzador, mientras tenga la potencia para sacar outs, debe dársele la máxima posibilidad. Uno debe mirar los relevos que posee y trazar una estrategia.

—¿Qué necesita hoy el béisbol cubano?

—Lo primero es comprender que antes de fortalecer el techo necesitamos fortalecer los cimientos. Es al revés de lo que se plantea. Todo debe empezar por atender las categorías de abajo, las escolares, la base. Cuando eso se resuelva, el techo saldrá solo porque ganaremos en masividad y la calidad será superior. Hoy no se juega béisbol como necesitamos en las categorías inferiores.

—Muchos, desde posiciones de especialistas, abogan por reducir los 16 equipos de la Serie Nacional...

—No veo a mi país sin una representación de cada provincia porque este es un béisbol de identidad provinciana, para decirlo de algún modo. En otros países se juega por clubes y eso es muy distinto, hay una propaganda comercial que lleva al público a identificarse con su club, tenga o no jugadores cercanos geográficamente. Aquí la gente defiende su terruño, se identifica con él y ha sido así a lo largo de más de 50 años.

—¿Cree que el fútbol ha suplantado el lugar de nuestro deporte nacional?

—Ha ganado afición porque en Cuba se transmite más fútbol que en muchos países en los que su deporte nacional es el fútbol. De béisbol damos, a veces, algunos partidos y quizá no sean de las mejores ligas. En un día puedes ver hasta tres y cuatro partidos de fútbol, ves al Real Madrid, al Barcelona, etcétera; de la pelota ves un juego y no siempre con los mejores del mundo.

«Aunque no creo que el fútbol hoy esté por encima de la pelota, el béisbol sigue llenando los estadios y en los play off hay una fiesta nacional».

—¿Cuál ha sido, según sus vivencias, la mejor estructura de nuestro pasatiempo y cuál la época de mayor esplendor de la pelota cubana?

—Para mí la mejor estructura fue la de 90 juegos. La actual no me gusta, la mitad del país se queda sin béisbol durante ocho meses. Y la mejor época que conocí fue la de los años 80. Había una serie nacional con menos juegos, pero luego se daba una selectiva con mucha calidad. En ambos eventos los estadios se llenaban.

—Descríbame el mundo interior de un director.

—No es porque uno esté en esta función, pero si hay algo difícil en el béisbol cubano es dirigir. A la afición le gusta la pelota y muchas veces, en más del 50 por ciento de las decisiones que uno toma, no está de acuerdo contigo. El aficionado analiza las cosas después que pasan y entonces juzga. Claro que nosotros también nos equivocamos. Pero la presión de la afición no es la única, viene de muchos lados.

«Lo más complicado, en mi opinión, es el manejo interior del grupo. No resulta fácil lograr la cohesión en un colectivo de 40 atletas más diez entrenadores; son caracteres diferentes y aunar todas esas químicas en pos de ganar los juegos resulta muy difícil. Además, a eso se suma el tiempo que debes dedicar al trabajo mental, son por lo menos 15 horas cada día, eso repercute en tu vida familiar.

—Hábleme de los nervios, las tensiones. ¿No se angustia Carlos Martí mirando cada partido desde el banco?

—El que diga que no se pone nervioso o tenso no es un ser humano. La experiencia te ayuda a relajar en momentos puntuales; pero hay situaciones, sobre todo en los juegos determinantes, los de play off, en que uno vive momentos de muchas tensiones e, incluso, de indecisiones.

—Algo imprescindible para el funcionamiento del equipo es el respeto al director. ¿Considera que lo respetan?

—No es que sea un director perfecto; sin embargo, puedo responder que sí. El respeto se gana cuando respetas a los atletas y les das el trato que se merecen; si eso fluye, hay una reciprocidad. No faltan los problemas internos o desacuerdos entre la dirección y algún que otro atleta, pero tienes que buscar la mejor manera de solucionarlo.

—Ganó una selectiva en 1981, logró una medalla de bronce con Granma en 1989, pero le falta el título en una serie nacional. ¿No ha imaginado esa posibilidad?

—Ese es un sueño que tengo y creo que hay calidad en el equipo desde el punto de vista deportivo, aunque existen muchas cosas por limar. Para ganar un campeonato se deben conjugar muchos poquitos, lo primero es que los atletas comprendan que están en condiciones para luchar por el título; si llegamos a los play off, cualquier cosa puede suceder.

—¿Cuáles son los mejores directores que ha tenido Cuba?

—De los que conocí, José Miguel Pineda y Jorge Fuentes.

—¿Cuál ha sido su momento más feliz durante estos 40 años ligado al béisbol?

—Haber ganado en el Campeonato Mundial de Italia en 1988 fue inolvidable. Estuve entre los entrenadores de ese equipo y esa experiencia todo el mundo quisiera vivirla. También resultó emotiva la Serie Nacional de 1989, cuando alcanzamos el tercer lugar con Granma.

—Nunca estuvo en unos Juegos Olímpicos.

—Estaba en la plantilla de los Juegos de Barcelona (1992) y unos días antes de la competencia hubo una reducción de plazas y quedé fuera. No he estado en ningún evento de los llamados juegos múltiples (Centroamericanos, Panamericanos, Olimpiadas). No me ha tocado.

—¿Hasta cuándo estará dirigiendo Carlos Martí?

—Eso no te lo puedo decir. No sé si el año que viene estaré en condiciones. No se sabe lo que te depara el destino. Lo único que he hecho en mi vida es trabajar para la pelota y mientras tenga salud estaré en un campo de béisbol.

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