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Una película de Piratas

Este miércoles Isla de la Juventud se impuso 4-2 ante Matanzas y Granma derrotó 9-2 a Ciego de Ávila

Autor:

Juventud Rebelde

MATANZAS.— El béisbol no es un deporte de tiempos y marcas, pero también puede definirse por milésimas de segundos. Esa ínfima diferencia, que medió entre la llegada de la pelota al mascotín de Yariel Duque y la pisada de Rigoberto Gómez sobre la almohadilla de primera base, cambió la historia del segundo pulso entre Cocodrilos y Piratas en la presente postemporada, que llega a territorio pinero con un triunfo para ambos bandos.

Sucedió en la parte alta del noveno episodio, cuando los nervios afloraban desde los dos dogouts y ambos estrategas jugaban sus cartas bajo una máxima tensión. Entonces el roletazo al campo corto parecía perfecto para el doble play, para sentenciar un triunfo yumurino, que casi lo fue. Mas quedó demostrado, revisado una y otra vez el video desde varios ángulos, que el árbitro de primera había fallado. A la película le quedaba rollo.

Lo que vino después fue para guardar en la videoteca, para ser registrado como un capítulo más en la épica historia de los Piratas de la Isla de la Juventud, uno de esos equipos que da gusto ver jugar. Bien rápido se olvidaron estos muchachos de la paliza recibida la noche precedente, se aferraron a su espíritu de eternos guerreros y por eso merecen ser recibidos con orgullo en su terruño.

Antes del dramático giro en el guión, los anfitriones habían desbrozado el camino a la victoria empujados por la inmensa faena de Jonder Martínez. El ex Cazador se presentó en noche de lujo, con excelente dominio de la zona de strike y certera mezcla de lanzamientos para dejar en tres hits a una batería que la noche antes había superado la decena. Y de no haber sido por la pifia del enmascarado Onel Vega en un foul fly, hoy estaríamos hablando de una actuación casi perfecta. Mirado fríamente, este lance influyó sobremanera en los destinos del juego.

A su vez, sus compañeros aguzaron el olfato para aprovechar los titubeos del tunero Yoalkis Cruz, quien estiró al máximo su suerte, a pesar de complicarse en algunas ocasiones. En una de ellas, cuando un doble play con las bases llenas parecía sacarlo nuevamente a flote, el imparable de Yadiel Hernández estuvo a punto de ser definitorio.

Todo eso quedó como parte del relato, porque a la altura del innig 11, con todas las almohadillas ocupadas y frente al relevista Félix Fuentes, el propio Rigoberto despachó el cohetazo a la pradera derecha que empujó las dos carreras que desequilibraron definitivamente el desafío. Del resto se encargaron Danny Aguilera y Héctor Manuel Mendoza, quienes hicieron lo que mejor saben hacer para abortar el intento de rebelión de los Cocodrilos, a los que también hay que reconocerles una entrega sin límites.

Así, este emocionante choque semifinal cruza el mar para regalarnos a partir de mañana nuevas aventuras. Entonces, todos listos para reiniciar el rodaje.

Al galope en Bayamo

Al parecer, la potente maquinaria ofensiva de los Alazanes granmenses pretende seguir a todo gas durante la postemporada. Este miércoles, frente a su público, carburó con eficiencia para ponerse delante en su pulso con los Tigres avileños, que saben que sus opciones de éxito dependen en gran medida de la capacidad para trabar el ajustado engranaje.

A la tropa de Carlos Martí le salieron muy bien las cosas, a pesar de comenzar debajo en el marcador. Mientras el derecho Lázaro Blanco —por mucho su mejor carta monticular— solventaba con soltura la misión, sus compañeros se encargaban de atacar con saña a cada uno de los lanzadores visitantes que desfilaron por el box.

Roger Machado se decantó por Ismel Jiménez para asumir el crucial primer choque en patio ajeno. La excelente actuación del espirituano, quien llegó a la tierra de la piña en calidad de refuerzo, fue fundamental para el victorioso paso de los avileños en la segunda mitad del campeonato, y eso justificaba su elección.

Ismel sorteó con cierta fortuna cada inning hasta el quinto, cuando cuatro imparables —entre los que se intercaló un sacrificio— agotaron sus minutos sobre la lomita. Resulta sumamente complicado salir ileso frente a una tanda de terrorífico calibre, en la que los primeros siete hombres son pura dinamita.

Esta vez fue un Yordanis Samón en estado de gracia el líder de las tropas. El inicialista equilibró la pizarra en su primer turno con un cuadrangular, al que luego sumó par de dobletes para empujar tres de las carreras de su equipo.

El resto del grupo aportó lo suyo, hasta redondear un ataque de 14 imparables. Ante eso y una faena como la combinada por Blanco y el relevista Juan Ramón Olivera, hasta los deslices defensivos pasan casi desapercibidos.

Con este resultado, la novena granmense gana más confianza y asegura llegar al feudo de los Tigres con, al menos, la Serie en igualdad de condiciones. No obstante, esta noche saltarán al diamante de su Mártires de Barbados con intenciones de seguir «moliendo» a cuanto pitcher se le ponga delante. ¿Será Yander Guevara o Vladimir García quien intente tirar del freno? Cualquiera que sea la designación necesitará mucho aplomo, algo de buena suerte y un respaldo ofensivo que apenas se notó en esta primera escaramuza.

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