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El regalo de Panfet

El Tren de Capitalinos vuelve a encaramarse en la cumbre del baloncesto masculino cubano. Es la séptima corona de los habaneros, una menos que sus sempiternos adversarios, los Búfalos de Ciego de Ávila

Autor:

Norland Rosendo

Cuatro ligas después de su última presea dorada, el Tren de Capitalinos vuelve a encaramarse en la cumbre del baloncesto masculino cubano. Es la séptima corona de los habaneros, una menos que sus sempiternos adversarios, los Búfalos de Ciego de Ávila, que acaban de caer con hidalguía en el sexto juego del play off.

El de este lunes fue un partido que reservó sus mejores emociones para el último cuarto (que no quiere decir las mejores jugadas). A saber, no hubo canastas en los minutos finales, solo tiros libres. Pero el marcador estaba cerrado, y eso bastaba para que las gradas del tabloncillo de la Mariposa, en la Universidad del Deporte —abarrotadas desde el principio del duelo—, se tambalearan. Y al final, «explotaran». La capital tenía sed de un título grande.

Los Búfalos, acostumbrados a reinar en la selva del baloncesto cubano, salieron a la cancha con el linaje de siempre. Casi todo el tiempo estuvieron debajo en el marcador, pero de vez en vez daban sus buenos mordiscos para garantizarle el suspenso al compromiso.

Ellos no iban a renunciar tan fácil, aunque Capitalinos había sido el mejor a lo largo de toda la temporada, al extremo de perder solo dos juegos (ambos en la postemporada).

Jesús Martos, al frente de la manada de Búfalos, consideró que la actuación de Allens «la Máquina» Jemmontt fue vital para los azules. «Desequilibró mucho a la defensa, anotó en los momentos claves. Fue un líder dentro del equipo. Sin él, quizá la historia hubiera tenido otro final».

Según nuestro estadístico Benigno Daquinta, en la final fue Jasiel Rivero el máximo anotador (98 cartones), seguido por William Granda (85), Yoan Luis Haití (79), Lisván Valdés (66) y Orestes Torres (63).

Para este último, el éxito de los citadinos fue el resultado de un trabajo mancomunado de todo el equipo, de mucha constancia y entrenamiento. «De creernos que sí podíamos ser campeones».

El virtuoso Jasiel Rivero, que levantó en peso al graderío con espectaculares balones clavados, le regaló la victoria a toda la gente que lo sigue, a su familia, que estaba en el público. «Es un día feliz para el baloncesto de la capital», dijo.

Uno que celebró como si fuera un auténtico habanero fue el matancero Allens Jemmontt, refuerzo de lujo para el Tren. «Esta corona es también para mi Matanzas. Yo nunca había sido campeón. Capitalinos se lo merecía. Otra vez le doy gracias a este equipo por acogerme tan bien».

Pero sin dudas el hombre más feliz sobre la cancha era el director técnico Raynel Panfet. Hoy es su cumpleaños y los muchachos le hicieron ayer el mejor regalo que podía esperar. «Esta es una victoria que tiene muchos protagonistas, se la dedico a Miguelito Calderón, el técnico más grande que ha tenido el baloncesto de la capital, el único que había ganado con este equipo en LSB».

Al computarse las estadísticas, Jasiel Rivero resultó el líder en la captura de rebotes en el certamen y fue elegido el Jugador Más Valioso. El también capitalino Lisván Valdés tuvo el mejor porcentaje en tiros de tres puntos. Mientras, el pinareño Yosiel Monterrey fue el que más asistencias hizo y el artemiseño Osmel Oliva encabezó a los máximos anotadores y fue el más efectivo en el cobro de los tiros libres.

Sobre la postemporada, el comisionado nacional de Baloncesto, José Ramírez, destacó en exclusiva para JR la entrega de ambos elencos y la disciplina del público. Felicitó a Capitalinos por el triunfo y reconoció la entrega de los Búfalos, quienes participaron en su décima final consecutiva. «Estamos contentos, pero no conformes, sabemos que tenemos que seguir trabajando para que la Liga tenga mayor calidad», subrayó.

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