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La Centella de Oriente

Con el jóven luchador santiaguero, Arturo Siló Torres, de 15 años, dialogó JR

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— «Usted sabe que los grandes son lentos —nos dijo una persona antes de la entrevista—, pero este muchacho tiene algo. Es grande y fuerte, y sin embargo se mueve rápido —la persona frotó los dedos de la mano derecha. Tiene algo, tal vez la chispa de los santiagueros. El caso es que parece una centella. Y con el tamañazo y la fuerza que tiene..., imagínese».

Minutos después la información se confirmaba. Arturo Siló Torres, de 15 años, 1,82 metros de estatura y 83 kilogramos de peso, vencía a su contrincante con una rapidez asombrosa en la eliminatoria de lucha libre, en la actual edición de los Juegos Escolares Nacionales.

A la entrevista, el joven llegó acompañado de Reinier Fuentes de Moya, su entrenador en la EIDE Orestes Acosta Herrera, de Santiago de Cuba. No se veía nervioso. Tal vez no le daba tiempo a los nervios, porque no dejaba de moverse.

«¿Por qué estoy en la lucha? —dice con la respiración un poco agitada—. Bueno, yo soy del barrio de Rey Pelayo e iba con mi hermano Leandro para verlo practicar judo. En ese mismo gimnasio se entrenaba en la lucha y me gustó más. ¿Qué le vi? No sé, la noté más fuerte, más viva y rápida que el judo. Había que moverse más, eso me gustó y aquí estoy».

De acuerdo con Wilbert Sánchez Amita, metodólogo de la Comisión Nacional de Lucha, estos Juegos Escolares son importantes para definir la reserva de Cuba con vistas al relevo generacional de ese deporte y, a más corto plazo, para definir la representación a los Juegos Olímpicos de la Juventud, que deberán celebrarse en el 2018 en Buenos Aires, Argentina.

A su criterio, la competencia, que se celebra en la sala techada Giraldo Córdova Cardín, de Ciego de Ávila, ha permitido comprobar el mejoramiento del nivel técnico en los combates, una deficiencia que se arrastraba desde hacía tiempo. También para validar a Santiago, Sanctí Spíritus y La Habana como las mejores provincias. Y en ese aporte está el papel de Arturo.

«Al principio con él la cosa fue difícil —cuenta Reinier, el entrenador del muchacho—. Tuvimos que perseverar y encaminarlo. Es muy rebelde, muy vivo. Finalmente se motivó y aquí lo ve usted como guapea. Es muy dedicado en el entrenamiento y cuando se faja parece una centella».

Arturo sonríe al escuchar a su profesor. «Para ser rápido —explica—, hay que entrenar sin descanso. No hay límites en eso y para entrenar bien uno tiene que sacrificarse. Comer poco, no fumar, cero bebidas y nada de trasnochar. A mí me gustan las fiestas y ya sabe..., me tengo que aguantar».

—A la hora de combatir, ¿actúas por impulso, te dejas guiar por el instinto o estudias al adversario? ¿Qué pesa más en ti?

—Yo observo mucho cuando los árbitros marcan los errores de un atleta. Constantemente busco los fallos de los contrarios. Una manera del contrincante de poner el pie, te da la idea de cómo debes atacar.

—¿A qué atletas te quisieras parecer?

—A Reineris Salas (el Gimnasta), el subcampeón mundial.

—¿Por qué?

—Es muy vivo, muy rápido. Se mueve con mucha velocidad, y yo quiero pelear así. Como una centella.

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