Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Esperando la molienda

la comitiva atlética cubana presente en esta ciudad encarará una semana que debe ponerla en la órbita del medallero de estos Juegos Olímpicos

Autor:

Raiko Martín

RÍO DE JANEIRO.— Entre propósitos generales esbozados por las autoridades deportivas y pronósticos más específicos y arriesgados lanzados por varios medios de cierta reputación, la comitiva atlética cubana presente en esta ciudad encarará una semana que debe ponerla en la órbita del medallero de estos Juegos Olímpicos.

Es cierto que la cita multideportiva más importante del mundo apenas ha comenzado a gatear, pero en el horizonte ya despuntan algunas jornadas propicias para hacer la cruz en el reparto de metales.

Quien suscribe estas líneas es un total convencido —porque la historia lo ha demostrado— de que en semejantes circunstancias cualquier atleta con talento, entrega y suficientes deseos de inscribir su nombre en las páginas gloriosas de la historia olímpica puede quebrar los más sólidos vaticinios y sorprender con la conquista de una presea. Incluso, de un cetro.

Teniendo en cuenta lo anterior, soy de la opinión de que no llegaremos al día 10 sin medallas, porque si un día antes los judocas Maricet Espinosa o Iván Silva no se encaraman al podio, el gimnasta Manrique Larduet o el también judoca Asley González no dilatarán más la espera. Pero, sinceramente, prefiero que antes alguno de nuestros atletas invaliden mis presagios.

Tanto conservadores como atrevidos apuntan hacia una cosecha que supera lo hecho en Londres hace cuatro años, así que después de romper el hielo pudieran aparecer algunas otras medallas que sostengan tales proyecciones.

Si piensan que soy demasiado optimista, demos por bueno lo que dice la «bola mágica» de un gurú entre los medios deportivos como la revista Sport Ilustred. Según ese magazine, Cuba se despediría de la Ciudad Maravillosa con siete pergaminos, y cinco de ellos llevarían el nombre de boxeadores. Uno de ellos sería el jovencito Joahnys Argilagos, nuestro representante en la división de los 49 kilogramos, que si todo sale bien, debe estar sumando, a más tardar el próximo domingo, algún premio al grupo.

Antes de eso, todos los focos estarán sobre el remero guantanamero Ángel Fournier, candidato a superar las tres regatas previas —al momento de escribir estas líneas ya había cubierto la primera sin sobresaltos— y navegar en la final del sábado, en la que debe batirse con algunos superdotados en el single peso ligero.

En esa misma jornada los seguidores del deporte cubano estarán atentos a las actuaciones del pistolero Leuris Pupo, nuestro «eléctrico» en la capital londinense y defensor ahora de un reinado en extremo acechado.

De cumplirse la profecía, quedaría listo el escenario para arrancar con otra nueva consagración del gladiador Mijaín López, las esperanzadoras actuaciones de las discóbolas Denia Caballero y Yaimé Pérez, o el feroz golpeo del resto de la tropa de Domadores, en cuyos guantes vuelve a estar el destino de esta delegación olímpica. Al talento de todos ellos nos hemos encomendado.

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