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Más fuerte y preparada

Lisi Castillo siente pasión por el tenis de mesa. Sin embargo, no todo ha sido color rosa y ha rozado agudas espinas en el camino

Autores:

Javier Rodríguez Perera
Eduardo Grenier Rodríguez

Ante todo, Lisi Castillo es muy cariñosa y dada al diálogo. Sus palabras regalan mansedumbre. La forma en que medita sus respuestas descubre una mujer inteligente, espontánea y sin verdades inconclusas.

Sin embargo, en el preciso instante en que habla sobre el tenis de mesa, su semblante parece como si avizorara una maravilla insólita, cambia casi de súbito y le pone más interés a la conversación.

No obstante su pasión por este deporte, no todo ha sido color rosa y ha rozado agudas espinas en el camino. «Estuve alrededor de diez años sin tocar la raqueta, desde los 15 hasta los 24 años. Sin embargo, siempre he llevado este deporte en el corazón y un día me desperté dispuesta a entrenar nuevamente. Jugué la Liga Nacional y obtuve el primer puesto. Tras los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 estuve otros dos años lejos del tenis de mesa nuevamente», explica Lisi.

Cuando hace meses vio truncada su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el temple propio le permitió reaccionar y dibujar un nuevo horizonte. Por eso no es fortuito escucharla decir, con total convencimiento, que Tokio 2020 está al alcance de sus manos.

—Estuviste a tres puntos de participar en los Juegos Olímpicos pasados, antes de caer en el evento clasificatorio de Chile.

—Para mí eso fue un sueño roto. Al finalizar el encuentro quedé destruida mentalmente, pues lo tuve en las manos y se me escapó. Era la primera vez que iba a una clasificación olímpica y me sentía en excelentes condiciones, por lo que nunca pensé que podría perder. Luché hasta el final contra la puortorriqueña Adriana Díaz, una adversaria fuerte, ante la cual no bajé nunca los brazos, pero fue imposible.

«Ahora puedo decir que ya superé ese golpe y soy una atleta más fuerte y preparada. Estoy entrenando para cuando vuelva a enfrentarla, conseguir la victoria».

—A tus 31 años, tienes la vista puesta en Tokio 2020…

—Sí, estoy convencida de que si esta vez estuve a tres puntos de ir a una Olimpiada, la próxima vez soy capaz de clasificar y pasar una ronda en ese evento. Estoy compitiendo con asiáticas y creo que no estoy lejos de ese nivel, solo me falta demostrarlo.

—Estás teniendo una experiencia sui géneris en Perú.

—Me va muy bien. Allá la preparación es intensa, y sobre todo, participamos en muchas competencias de nivel, que era lo que no tenía aquí en Cuba. Todos los meses asisto a ligas, torneos internacionales, topes. Otro factor importante es la influencia de entrenadores extranjeros que nos hacen ver las tendencias actuales del tenis de mesa. Este es un deporte que no se basa solo en la práctica, sino que hay que entenderlo tácticamente.

«Es un convenio por seis meses entre la Federación Cubana de tenis de mesa y las autoridades de ese deporte de Perú. Dada la buena preparación que estoy teniendo, vamos a presentar los papeles de la renovación en mi club. Hasta ahora ha sido un lugar perfecto para desarrollarme».

—Además de las competencias interclubes, ¿qué otras actividades realizas en ese país andino?

—Entreno con niños y jugadores chinos que ya son mayores, pero poseen un estilo de juego incómodo que en Cuba no acostumbramos ver. Ese fogueo es necesario para los atletas de la Isla.

—Estás trabajando con un entrenador chino. ¿Cuánto te aporta esta posibilidad?

—Ahora entreno con un técnico chino, pero antes tenía un ruso y un portugués. Pienso que esta oportunidad es muy positiva porque me acerca más a la realidad de cómo juegan las principales potencias y constituye una ayuda para pulir detalles con vistas a competencias de primer nivel.

—¿Cuáles son los torneos más inmediatos en los que representarás a Cuba?

—Se acercan los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla 2018, donde aspiro a quedar entre las tres primeras y clasificar para la cita continental de Perú 2019. En Colombia quiero terminar en el podio por equipos también, junto a Idalys Lovet, quien se prepara en Portugal.

—¿Has pensado en el retiro?

—Todavía no, pues me siento muy fuerte. Aún no he realizado mi sueño olímpico y pienso que la edad no determina mientras uno esté en forma. Quiero contribuir con buenos resultados a mi país y para ello seguiré compitiendo».

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