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A mal tiempo, buen fútbol

La reacción primera en Chile fue la de presentar una acusación en contra de las federaciones implicadas, con el objetivo de que recibieran una sanción por parte de la FIFA que las imposibilitara de participar en la Copa del Mundo

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Tras la polémica que levantó el supuesto acuerdo entre Colombia y Perú durante el último partido de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Rusia 2018, el máximo organismo del fútbol mundial ha decidido no intervenir en la cuestión, alegando que no tomará medida alguna contra los presuntos implicados debido a la falta de evidencias.

La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, por sus siglas en francés) recibió de parte de varios abogados chilenos un sobre con pruebas, con las que pretendían demostrar la falta de juego limpio entre cafeteros y peruanos durante el partido celebrado en Lima en la noche del 11 de octubre.

En el mencionado encuentro, luego del empate conseguido por los altiplánicos mediante un tiro libre cobrado por Paolo Guerrero, algunas imágenes mostraban cómo el argentino José Pekerman, técnico de Colombia, hablaba con el delantero Radamel Falcao, y —supuestamente— le explicaba que con ese resultado temporal su equipo tenía segura su presencia en el Mundial, mientras que para Perú, aquello equivalía a ponerse delante de Chile en la lucha por el puesto de repechaje. En ese mismo video, se veía cómo jugadores de las dos escuadras intercambiaban, al parecer, esa misma información, motivo por el cual el caso recibió en los medios el nombre de «Pacto de Lima».

Por su parte, en aquella fecha final de la eliminatoria de Conmebol, el once chileno fue goleado (3-0) en su visita a Brasil, resultado que se combinó con la paridad sellada en el Estadio nacional de Lima, para dejar sin aspiraciones a La Roja de América, escuadra que se coronara dos veces consecutivas (2015-2016) como campeona continental.

La reacción primera en Chile fue la de presentar una acusación en contra de las federaciones implicadas, con el objetivo de que recibieran una sanción por parte de la FIFA que las imposibilitara de participar en la Copa del Mundo.

Ahora, lo cierto es que, suposiciones aparte, Chile venía arrastrando malos resultados en las fechas finales de la clasificatoria mundialista —ejemplo de ello fue la derrota 3-0 ante Paraguay—, a lo cual puede sumarse el caso de reclamación que interpusieron a Bolivia por alineación indebida, que resultó también en la adjudicación de tres puntos a Perú, y que influyó directamente en las posiciones finales de cara a la cita del orbe.

Lo más preocupante de la situación es que un conjunto de argumentos meramente futbolísticos, en este caso aquellos vinculados al nivel de juego exhibido por Chile en tiempos recientes, se haya circunscrito a un solo choque, y luego se haya querido señalar por la exclusión de la Copa del Mundo a otros —Perú y Colombia—.

Y es que aún si fuera real que existió un arreglo entre las selecciones que    disputaron el cierre de la fase eliminatoria aquella noche en Lima, poco o nada hicieron ante la verdeamarelha los dirigidos por Juan Antonio Pizzi para sacar por sí mismo el pasaje a Rusia.

Si bien se trata de un caso aislado, puede usarse para explicar un asunto casi tan antiguo como el fútbol mismo, y es aquel que apunta a otro lado a la hora de señalar las falencias de un plantel, en vez de revisar el trabajo y comportamiento de sus propios jugadores y directivos.

Hace unos días el Real Madrid era aplastado durante su visita al Tottenham en la Liga de Campeones. No es secreto que los hombres de Zidane arrastran una forma física y deportiva poco habitual, prueba de lo cual fue su derrota en la Liga ante el débil Girona. ¿Será que los rivales del equipo blanco se confabulan en su contra?, o que el entrenador francés necesita meter «en cintura» a los suyos.

Sin querer entrar en comparaciones, al igual que los merengues, el de Chile es un conjunto con talento y carácter suficientes para revertir una racha adversa. De ello dan fe sus títulos en épocas cercanas. Entonces, ¿por qué no centrarse en lo más importante? Porque nada lo es más que jugar bien al fútbol.

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