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De la plata al cielo

Yudari Sánchez, primera mujer cubana en obtener una medalla mundial en la lucha, conversó con JR acerca de sus experiencias durante la última temporada

 

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Pese a la dureza del entrenamiento, Yudari Sánchez sonríe ante el saludo de cualquiera. Sería lógico que luego de hora y media de intenso ejercicio le faltaran las fuerzas, y también las palabras, aunque al conversar con ella pareciera no haberse enterado.

Tal vez fuera ese mismo ánimo el responsable de que en el pasado agosto Yudari se convirtiera en la primera luchadora cubana en conseguir una medalla mundial en cualquier categoría, luego de obtener la presea plateada en la división de 67 kilogramos durante el torneo juvenil del orbe celebrado en Tampere, Finlandia.

—¿Háblame de esa competencia?

—Para nosotras fue una gran experiencia, porque nunca habíamos estado en un evento con atletas de ese nivel. Fue el momento de demostrar los resultados de tanto tiempo de entrenamiento, y los resultados fueron un gran premio para todas y nuestros profesores.

—¿Cómo ha sido trabajar con Filiberto Delgado?

—Es una persona muy exigente, y el trabajo que está haciendo con el equipo es muy importante, porque ha sido capaz primero de ayudarnos a dominar los principios básicos de la lucha, y luego nos llevó a mejorar todos los detalles técnicos, elementos que al final definen los combates y también las medallas.

—Luego de los buenos resultados del año anterior, ¿están listas para el reto de los Juegos Centroamericanos y del Caribe?

—Con el trabajo que estamos haciendo, que es muy fuerte tanto en la parte técnica como física, vamos cumpliendo con la preparación al máximo y creo que en Barranquilla daremos todo por lograr resultados que estén a la altura de este deporte y de la delegación cubana.

—¿Cómo llegaste a la lucha?

—Cuando comencé en el deporte lo hice por el bádminton, y luego practiqué el baloncesto, aunque no llegaron a gustarme como para seguir en ellos.

«A la lucha llegué por un primo que también era deportista. Yo lo veía entrenando y quise incorporarme a practicarla, pero en aquel momento me dijeron que esperara un año, porque no habían creado como tal un equipo. Pasado ese tiempo fue que comencé en la EIDE de Ciego de Ávila, y desde aquel momento he seguido este camino».

—¿Cómo es la relación dentro del equipo?

—Todas somos muy jóvenes y tratamos siempre de mantener la sonrisa. Entrenamos contentas, incluso, cuando los ejercicios son bastante fuertes; nosotras los disfrutamos, porque los hacemos con alegría todo el tiempo.

—¿Qué crees de la rivalidad interna?

—Que es algo muy bueno, pues nos sirve como alternativa a la falta de torneos y de topes internacionales. Es bueno que, además de la amistad que tenemos, haya rivalidad, porque nos mantiene preparadas y evita que nos confiemos.

—¿Cuál ha sido el momento que más has disfrutado en el deporte?

—Fue en el Mundial sub-23, en el que obtuve la medalla de bronce. En esa competencia me tocó decidir la presea contra la misma rusa que me había ganado en la final del juvenil, en un combate que perdí 7-9 cuando faltaba muy poco para el final.

«Entonces yo me dije: aquella vez me ganó, pero he trabajado para no cometer los mismos errores y ahora será diferente. Luego, cuando salió el resultado, fue lo más grande».

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