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Colombia se levanta y el Fair Play salva a Japón

A pesar de estar empatados con los nipones, Senegal se quedó fuera por tener más tarjetas amarillas

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Después de superar el ecuador de la Copa del Mundo, pocas dudas quedaron en torno a la capacidad de este torneo para sorprender. Unas veces el asombro vino por la debacle de algunos buenos equipos, y otras por los segundos aires que tomaron otras selecciones de calidad, luego de un comienzo poco favorable.

Si resultó chocante que Alemania cediera ante los sudcoreanos y terminara eliminada en fase de grupos por primera vez en la historia, el relato mundialista de Colombia fue todo lo contrario. Los hombres de José Néstor Pekerman, sorprendidos en su debut por una temprana expulsión y la insistencia de los japoneses, lograron reinventarse y ofrecer una demostración que llegó a superar cualitativamente su juego de las eliminatorias suramericanas.

Ante Polonia hicieron lo que se llama un «partido redondo», marcado por una actuación superlativa de sus dos jugones: James Rodríguez y Juan Fernando Quintero. Además, llegó el ansiado gol de Radamel «El Tigre» Falcao, y se notó el «renacer» de Yerry Mina, quien tras un año para el olvido en Barcelona, volvió a ser el defensa resolutivo y confiado que causara sensación en el Palmeiras brasileño.

Para el cierre del grupo H, la selección cafetera llegaba obligada por las circunstancias a sacar una sonrisa que no la hiciera depender del resultado entre Japón y Polonia. El primer tiempo contra los senegaleses no fue fácil, pues les tocó soportar los constantes ataques, mientras intentaban contraatacar sin demasiado éxito. Clave fue el meta David Ospina para mantener el arco incólume.

Poco antes del descanso, hubo más malas noticias. James se resentía y entraba Luis Muriel en su lugar. El rol del explosivo delantero sevillista sería luego definitivo. Ya en el complemento se vieron más cómodos, y con mayor sintonía a la hora de lanzarse hacia adelante. Al 74’, en un cobro desde la esquina derecha, Mina cazó el balón al vuelo y lo picó para batir a Khadim N’Diaye. El baile y la risa llenaron la Samara Arena. Colombia estaba dentro.

Mientras esto ocurría, en Volgogrado, Polonia salió a defender su orgullo frente a los nipones, que a su vez estaban forzados al menos a empatar para seguir en la pelea.

Pese a la desconexión de los europeos con su capitán y estrella Robert Lewandowski, tuvieron las mejores chances en la parte inicial, en donde los asiáticos tuvieron también sus emociones. Para el segundo episodio, las cosas se mantuvieron iguales, hasta que Jan Bednarek empujó con la derecha un centro al área «samurái» y definió de esa manera el partido. La alegría de los discípulos de Akira Nishino llegó cuando se dieron cuenta de que habían conseguido el boleto a a octavos por encima de Senegal… por tener menos tarjetas amarillas. Resulta que en sus tres partidos los japoneses recibieron cuatro amonestaciones, por seis de los africanos. Al final, el Fair Play hizo justicia en donde los goles no pudieron.

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