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Inquietud en el pantano

Esta va siendo una de las versiones más reñidas del campeonato cubano élite y si se mantiene esa rivalidad con tantos equipos a la caza de los pasajes directos o de comodines, les costará más trabajo aún a los Rojos poder remontar en un torneo tan breve

Autor:

Norland Rosendo

Desde el milenio pasado un equipo de Matanzas no gana en la Serie Nacional de pelota. En las últimas siete temporadas estuvieron en el podio, pero siempre con una mueca en los labios. Lo que hubiese sido motivo para festejos en otra provincia, allí era un resultado medio luctuoso. A los Cocodrilos siempre se les iba la presa cuando más cerradas parecía que tenían las mandíbulas.

Ahora la situación es muy diferente. Los Rojos de Víctor Figueroa andan por la cola de la tabla de posiciones con solo dos triunfos y siete derrotas (sin contar el resultado de ayer), y el panorama no pinta muy halagüeño, pues la banda está incompleta.

A las ausencias en la línea central del enmascarado Ariel Martínez y de Yurisbel Gracial, ambos fichados en Japón, se suma desde principios de campeonato la del camarero Aníbal Medina, quien se recupera satisfactoriamente de una lesión.

Por si fuera poco, también está cojo el staff de lanzadores sin Jonder Martínez. El pitcher en activo que más juegos ha ganado en series nacionales (180) está terminando su contrato en la Liga Intercondados de Canadá. De la rotación, Yoanni Yera tiene un éxito y un revés, y sus números distan del dominio que tradicionalmente muestra el zurdo de Martí: 5.23 de efectividad y 1.35 de WHIP. Aunque poncha a más de nueve por juego, regala más de cuatro boletos por cada nueve innings.

Otro del que se espera más, Roy Hernández, ha sufrido par de derrotas. Le ha tocado a Yaniel Blanco empinarse desde el montículo con su 0.69 de promedio de carreras limpias, 0.62 de WHIP y una media de casi ocho ponchados y menos de dos bases por bolas por cada nueve entradas, a su cuenta fue la otra victoria.

Los Cocodrilos tampoco están muy fieros con el madero, su línea ofensiva es de .266/.363/.363, con solo 33 carreras impulsadas. Ariel Sánchez es el que más descuella al ataque, con promedio por encima de .400 y se embasa una de cada dos veces que comparece al cajón de bateo.

Esta va siendo una de las versiones más reñidas del campeonato cubano élite y si se mantiene esa rivalidad con tantos equipos a la caza de los pasajes directos o de comodines, les costará más trabajo aún a los Rojos poder remontar en un torneo tan breve.

Desde Matanzas nos llegan correos de aficionados lamentando el paso de los Cocodrilos. Crecerse pueden, pero como van las cosas, no es descabellado presagiar que haya, después de tantos años de alboroto, mucha quietud en el pantano tras los primeros 45 juegos. Ojalá me equivoque, para que no vuelva a morir la pelota en esos lares. 

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