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Ojalá la locura actual en el campeonato cubano fuera un síntoma de buena pelota, pero leyendo los numeritos y observando los juegos se choca, y duro, con otra realidad. A estas alturas de la temporada no hay un equipo fuerte, ese que imponga respeto; unos ganan a batazos y otros a pitcheo, pues ninguno tiene fuertes ambos flancos.
Hace poco los aires huracanados de Mayabeque se habían vuelto simples vientos plataneros con una gran racha perdedora, pero se han reorganizado últimamente, y antes de la jornada de ayer, llevaban cuatro victorias seguidas con lo que se han metido en zona de comodines.
La Isla, que estuvo dentro o coqueteando con esa franja, sufrió tres fracasos a la hila, dos ante los mayabequenses, y se alejaron un poquito, pero nada que no pueda ser recuperado. Santiago de Cuba y Holguín no se conforman con la posibilidad de estar en los play off por los wild card, y ambos están aprovechando el río revuelto para tratar de pescar uno de los cuatro pasajes directos.
Los Alazanes siguen a medio trote, ganan uno y pierden otro, pero se mantienen al acecho del octavo puesto, al que pueden llegar desbocándose un poco nada más. Sancti Spíritus y Guantánamo tampoco se desinflan. En la punta amaneció Ciego de Ávila sin acompañantes, con balance 18 y 9, y apuntala su posible candidatura para organizar el juego de las Estrellas.
Y en medio de todo eso, el líder en jonrones de la campaña anterior, el granmense Lázaro Cedeño, vino a conectar el miércoles su primer bambinazo en esta temporada y el tunero Yordanis Alarcón se robó a sus 35 años impunemente el home sin necesidad de deslizarse en un juego ante Artemisa.
