Sancti Spíritus y Ciego de Ávila no se dejaron barrer en la semifinal de la pelota cubana

Creyeron los Leopardos que con una carrera les iba a bastar para completar la pollona ante los Gallos espirituanos, dejaron muchos hombres en circulación, otros no llegaron siquiera a primera cuando podían haberlo hecho cómodamente, y mientras tanto el joven Pedro Álvarez se irguió como un grande en el box y le ganó un pulso reñido a Yosvani Torres quien, a mi juicio, no debió estar en el montículo cuando le fabricaron las tres del noveno.

El mentor José Raúl Delgado creyó en el muchacho cuando le pidió la bola y este, irreverente, corajudo, fue creciéndose en la medida que avanzaba el partido y veía la posibilidad de que sus compañeros remontaran una mínima desventaja.

La única anotación de los dirigidos por Eduardo Paret que se produjo en el tercer capítulo y los protagonistas fueron dos refuerzos: la anotó Stayler Hernández, embasado por hit, y la remolcó William Saavedra con otro cohete.

Así se mantuvo el duelo hasta que en el noveno, a Yosvani le abrió Geiser Cepeda con cañonazo al jardín central, ni esa señal, ni el batazo del octavo de Ariel Sánchez al que le faltaron unos centímetros para rebasar la cerca por el bosque izquierdo sirvieron para que el alto mando de los Leopardos lo remplazaran por alguno de sus frescos brazos disponibles en el bullpen.

Yosvani, que nunca se rinde ni pide sustituto, transfirió a Yoandry Baguet y llegó Yordan Manduley desde el banco, donde había visto todo el juego, y al primer pitcheo sonó un palazo que desde que salió llevaba marca de HR. De un batazo llegaron las tres carreras con las cuales los Gallos premiaron a Pedro Álvarez con una victoria que el muchacho mereció y celebró como si fuera el campeonato.

Pablo Luis Guillén sacó los dos últimos outs, pero ya en el banco de los naranjados se notaba un desconcierto que auguraba lo que sucedió poco después: Pedrito no dejó que nadie terminara su tarea, ni siquiera José Ángel García, el mejor taponero de la historia en Cuba, y completó su labor a ritmo de K: ponches sucesivos a Leandro Turiño, Yunior Paumier y Norel González.

No hay otro equipo en tan buenas condiciones para emplear a tres lanzadores por partido como Villa Clara: un abridor, un preparador y un cerrador. Su rotación y bullpen le permiten darse ese lujo, sin necesidad de apelar a los relevos solo cuando los abridores exploten.

Hoy, con el ánimo por los cielos y el líder en efectividad durante la campaña, Frank Luis Medina, los espirituanos buscarán regresar a su valla el play off, mientras su adversario, Freddy Asiel Álvarez tiene la encomienda de ponerle fin a esta porfía en casa.

Tigres rajan leña

Y si en Santa Clara no hubo fuegos artificiales, en el José Ramón Cepero de Ciego de Ávila los anfitriones no defraudaron a los miles de aficionados que se congregaron en ese parque para animar a sus Tigres.

Sin mucho dónde escoger tras las tres derrotas iniciales, Roger Machado se encomendó a Dachel Duquesne, quien había relevado el sábado, y le pidió no solo que aguantara a la potente ofensiva de los tuneros, sino que caminara todo lo más que pudiera, pues su bullpen estaba agotado.

Dachel cumplió con creces la solicitud y lanzó 7.2 innings. Los Leñadores le marcaron una en el segundo episodio, pero en el tercero sus compañeros ripostaron con un trío cuando ligaron cinco inatrapables. La cuarta y definitiva llegó en el sexto episodio.

En el noveno, los Leñadores se reviraron y tuvieron en base el empate, marcaron dos y para concretar la victoria, Roger tuvo que acudir a Raidel Martínez para que enfrentara a Yosvani Alarcón, menuda tarea que el muchacho de Pinar del Río resolvió por la vía de los strike.

Así, los Tigres, heridos, no se dejaron matar en su patio y hoy saldrán más fieros con Lázaro Blanco como adversario de Yoanni Yera.