Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Camila y Andy a la defensiva

Dos hermanos holguineros han reinventado sus maneras de entenderse con los trebejos en esta peculiar etapa

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Si un deporte ha escapado en parte de la pandemia de COVID-19 es el ajedrez. Ha estado en jaque, pero se ha rebelado entre las 64 casillas del espacio virtual. Renaciendo en la modalidad online, que no es novedad, pero ha socorrido a los practicantes ya por varios meses.

La vía remota llevó su señal ajedrecística hasta el reparto El Llano, en la ciudad de Holguín, donde dos hermanos nunca han inclinado el rey frente a los desafíos derivados de la todavía compleja situación epidemiológica. Camila y Andy García Rivero, apoyados por sus padres y abuelos, han reinventado sus maneras de entenderse con los trebejos en esta singular etapa.

Camila, de 12 años de edad, hizo historia en julio pasado, tras convertirse en la primera campeona nacional escolar en la modalidad online, con 28 unidades en su haber: «Se jugaba casi siempre después de las 2:30 p.m. y a veces sobre las siete de la noche. Fue una experiencia muy buena, ya que me encontré virtualmente con niños y niñas de Holguín, y de otras provincias y países.

«Participaron competidores de Chile, Argentina, Rusia, Italia y otras naciones. Una partida con un brasileño es la que más recuerdo, por lo reñida que resultó. Con algunos me comunicaba por chat e hicimos amistad. Se aplicó el sistema suizo en ambos torneos, de pioneriles (fue segunda en esa categoría) y escolares, a través de la plataforma www.lichess.org. Utilizaba un teléfono celular para conectarme».

A la profesora Yaimara Rodríguez le debe mucho de lo aprendido de pequeña (a los tres años movía las piezas), pero cuenta que su interés por el ajedrez se despertó «cuando vi que mi hermano practicaba también a temprana edad. Mi papá de vez en cuando se sentaba a jugar conmigo».

Andy, seis años mayor, igualmente no olvida sus inicios, pues en prescolar salía del aula e iba a ver a otros niños de su escuela que jugaban entonces. Entendía muy poco, mas había algo que le llamaba la atención. «Al pasar a primer grado, empecé oficialmente a entrenar y mi papá, que tampoco sabía mover las piezas, buscó libros y se introdujo en sus elementos para compartirlos conmigo y que yo comprendiera el ajedrez», asegura.

De trofeos y diplomas ha sido acreedor el muchacho, quien en 2018 se tituló en los Juegos Nacionales Escolares —en el segundo tablero del equipo holguinero— y su nombre es conocido en el circuito de certámenes infanto-juveniles del país y la región de Centroamérica y el Caribe: «Mi experiencia de más rigor internacional fue un Panamericano de la Juventud en 2015, en Cali, Colombia. Asistieron unos cien jugadores y me ubiqué entre los 30 primeros. Había otros cubanos en el evento y quedaron más o menos en las mismas posiciones que yo. Me acompañó mi papá. Allí hubo competidores que fueron respaldados por colectivos de entrenadores, especialistas y médicos, y además emplearon muchos recursos tecnológicos».      

Opina la monarca cubana escolar de 2020 que disfruta la tensión de las partidas y ha mejorado en el control del tiempo, algo que le complicaba el desarrollo de las mismas. El reloj dejó de ser un problema para su desempeño y se ha superado en la modalidad rápida. Agrega que el mediojuego y los finales son los momentos que necesita pulir.

«En noviembre último, ingresé en la EIDE Pedro Díaz Coello, a la cual me he adaptado bien y tengo varios amigos. Curso el séptimo grado.

Le encanta montar bicicleta y pintar. Cantar y ver series o películas son otros de sus entretenimientos. «Jugar torneos en el exterior e ir a otras provincias me ha permitido conocer lugares bonitos, encontrar rivales agradables, y medir mis conocimientos y ampliarlos», declara la otrora practicante de gimnasia rítmica.   

Su hermano afirma que jugar online resulta diferente a intercambiar caballos y alfiles cara a cara: «De forma remota se efectúan partidas simultáneas y torneos en paralelo, incluso bajo diferentes sistemas de competencia. Fue increíble cómo elevé mi nivel de juego en esa etapa, no obstante nada es comparable con la manera presencial.

«Ante la amenaza de la COVID-19, uno tiene que mantenerse en familia y activo, y recurrir a internet para competir y revisar bibliografía, que en ese medio es abundante pero debemos seleccionar las más provechosas. En ocasiones, jugamos mi hermana y yo, así la ayudo y no perdemos tiempo».

El también alumno de la EIDE reconoce que el ajedrez sigue siendo una de sus prioridades. Y lo acompaña con otra de sus pasiones: escuchar música. Entrena y de fondo lo mismo suena un instrumental que reguetón, u otros géneros. Apenas se lo permite el tiempo, corre uno o dos kilómetros por las calles o en una pista de atletismo próxima, y además camina bastante, actividad que es de su gusto. Camila y Andy suelen ir juntos a la Academia para los entrenamientos con el profesor Roberto Alcántara, cuyos horarios generalmente transcurren de lunes a sábado. Sin embargo, la mejor defensa contra el nuevo coronavirus es permanecer en casa, donde las estrategias de Cómo la vida imita al ajedrez (libro de Garry Kasparov) les son muy efectivas.

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