EUSEBIO LEAL SPENGLER

GUARDIÁN DE LA MEMORIA

«…En su sacrificio humilde, en la entrega tenaz de sus horas, en la vehemencia prometeica con que ama a La Habana, Eusebio Leal, como en tantas otras cosas, es donde está su huella. Cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras»

BIOGRAFÍA DE EUSEBIO LEAL SPENGLER

HISTORIADOR DE LA HABANA

EUSEBIO

La de Eusebio Leal Spengler es una de esas vidas sobre las que nos preguntamos ¿cómo ha habido tiempo para tanto? Reconocido por su desempeño en numerosas áreas intelectuales como la ensayística, la investigación, la política, es sin duda su trabajo como historiador de la Ciudad de La Habana, y al frente del proyecto de restauración de esta, el que le ha granjeado el reconocimiento y prestigio del que goza dentro y fuera de Cuba.

A su voluntad y constancia se deben la mayor parte de los avances en la recuperación del centro el histórico de la Habana Vieja, una obra de dimensiones admirables, y que ha logrado colocar la protección de las ciudades patrimoniales en un escaño prioritario de la agenda nacional.

Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, Embajador de Buena Voluntad del sistema de las Naciones Unidas y asesor del tema para La Erradicación de la Pobreza, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; Doctor Honoris Causa de varias universidades de América Latina y Europa, son algunos de los méritos que ostenta.

Leal nació en La Habana el 11 de septiembre de 1942. De formación completamente autodidacta comenzó a trabajar a los 16 años en el gobierno municipal de La Habana Vieja. Allí alcanzó el nivel de sexto grado.

De formación católica, en sus años de juventud perteneció a la organización religiosa Juventud Acción Católica, allí conoció a los primeros conspiradores contra el régimen de Fulgencio Batista, con los cuales colaboró.

Conocer a Emilio Roig de Leuchsenring influiría en muchas facetas de su vida, pero sobre todo en la orientación de su vocación por la historia. Sería su discípulo más avanzado. Tanto así, que con solo 25 años, en 1967, lo sucedería en sus cargos de director de Museo de la Ciudad de La Habana e Historiador de la Ciudad.

Sin haber obtenido oficialmente más nivel escolar, y luego de una ingente preparación, presentó exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, que le permitieron ingresar a este centro de altos estudios por Decreto Rectoral para cursar la Licenciatura en Historia en 1974, que concluirá en 1979.

Su responsabilidad dirigiendo la recuperación de obras del patrimonio nacional comenzó desde la misma década del 60, al frente de obras de restauración de la Casa de Gobierno, antiguo Palacio de los Capitanes Generales y Casa Capitular, que concluyen en 1979. En 1981 se le confiere la responsabilidad de conducir las inversiones de las obras de restauración aprobadas por el Gobierno de la Ciudad el 5 de mayo de aquel año.

Se acordó que la Oficina del Historiador de la Ciudad pasara a desempeñar el papel de inversionista en un proyecto que conducía la Dirección Provincial de Cultura, de cinco años, de 1981 a 1985, y que luego se prolongó hasta 1990.

«Esa etapa fue muy importante, de gran experiencia para nosotros, y se sentaron las bases de lo que sería después la moderna concepción de la Oficina del Historiador a partir del Decreto-Ley 143 de 1994» recuerda.

«Ese mismo año (1981) se declaró Monumento Nacional a las siete villas fundadas en los primeros años del siglo XVI. Fue una labor muy personal del capitán Antonio Núñez Jiménez.

Sobre esos primeros años de esfuerzos comenta:

«…creo que lo más arduo fue la lucha por hacer prender una conciencia. Recuerdo cuando todo comenzó, los años en que éramos tenidos por dementes. «Está loco, pero es trabajador», decían, como consuelo piadoso, mientras yo comprendía que ese apelativo, ¡loco!, encarnaba un atributo para bautizar lo que poco a poco pudimos ir acumulando.»

En 1982 un hito acercaría a la añeja ciudad a sus destinos de re nacimiento: Conforme a la declaración de la UNESCO el perímetro de las antiguas murallas y el Sistema de Fortificaciones para la defensa de la ciudad fue inscripto en el Índice del Patrimonio Mundial con el número 27.

La entrada en los 80 marcó la gestación una conciencia popular respecto a los valores culturales de la ciudad y su centro histórico. En este contexto aparece el programa televisivo Andar La Habana, dirigido por Leal y todavía en el aire, cuyo objetivo fundamental era acercar la historia de la ciudad a los televidentes cubanos.

El 16 de abril de 1986 le es asignada la responsabilidad de las obras en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña y, más tarde, en el Castillo de los Tres Reyes de El Morro. Se avanzaba desde entonces con paso más firme para consolidar la obra de rescate que en la década del 90 sentaría las bases legales e institucionales que hasta hoy la rigen, siempre con la Oficina del Historiador como organismo rector.

Historiador de la Ciudad de La Habana. Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, Presidente del Comité Cubano del ICOM y Presidente de Honor del Comité Cubano del ICOMOS y de la Sociedad Civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente; Decano de la Facultad del “Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana”, Título de Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana, son otros de sus múltiples reconocimientos.

La impronta de Eusebio Leal trasciende la mera recuperación del espacio material de una ciudad. Va más allá, para adentrarse en el complejo imaginario cultural de sus habitantes y hacerlos partícipes de la transformación emprendida. En la dimensión cultural de cada una de las acciones que emprende radica el éxito de su proyecto social. El concepto de ciudad habitada, donde sus ciudadanos sean parte inseparable de la recuperación del patrimonio, ha colocado a La Habana Vieja como referente de buenas prácticas en el manejo de ciudades patrimoniales.

«Hay que ver el asunto de la restauración no solo desde los valores que ella implica, que son intrínsecos. Hablamos de ciudad habitada. Atendamos a lo que ha generado, a los reconocimientos que a nivel mundial han encomiado nuestro modelo de sustentabilidad. Ejercitemos la memoria. Más que constructivo, el nuestro ha sido un empeño cultural. La agonía mayor es lo que resta por hacer».

Cronología de su vida y obra

Cualquier intento de acercamiento a la vida y obra de Eusebio Leal Spengel obligatoriamente debe dedicar un espacio significativo a su trabajo al frente de la Oficina del Historiador de la Ciudad, institución creada en 1938 por su predecesor Emilio Roig de Leuchsenring. 

1938

La Oficina del Historiador

La Oficina del Historiador de la Ciudad fue creada en 1938 como organismo municipal autónomo, radicando en el Palacio Municipal, hasta que se trasladó en 1947 —ya formando parte del Departamento de Educación— al Palacio de Lombillo, en la Plaza de la Catedral.La Oficina intervino en la regulación de los nombres de las calles, el reconocimiento de sitios de valor histórico, el rescate de la casa natal de José Martí y en la recuperación de diversas tradiciones habaneras.

1944

Primeras obras

Primeras obras de restauración y primera declaratoria de Zona Protegida para La Habana Vieja.

1938-1964

Acciones de restauración

En este período no se pudo evitar la demolición del antiguo Convento de Santo Domingo, sede de la primera universidad habanera hasta 1902. Hubo casos con más suerte, como los espacios abiertos que rodean el Castillo de la Fuerza, la conservación y restauración del tramo de Muralla y la puerta de La Tenaza, la restauración del antiguo convento e iglesia de San Francisco, la conservación y restauración de la antigua cárcel, las obras de restauración en la Plaza de Armas, el antiguo edificio de Hacienda, la Catedral y el Palacio Aldama.

1964

Dr. Emilio Roig

El 8 de agosto se extinguió en su casa de la calle Tejadillo el Dr. Emilio Roig. Para la institución fueron años difíciles, debido al vacío creado por la desaparición física de su principal impulsor.

1968

Museo de la Ciudad 

Fue designado Eusebio Leal Spengel como director del Museo de la Ciudad y de la Oficina del Historiador, desde donde continuó la obra de su predecesor. Además de la restauración del Palacio de los Capitanes Generales, la Oficina se dedicaría desde entonces, y durante toda la década del setenta, a la compilación y preparación de documentos y colecciones, y la localización de testigos históricos de la ciudad

1980

Artículos en los medios de prensa

A partir de 1980 comenzó a gestarse una conciencia popular respecto a los valores culturales de la ciudad y su centro histórico. Aparecieron sistemáticamente artículos en los medios de prensa; se hicieron ciclos de conferencias y recorridos por lugares de interés. Esta iniciativa dio lugar al programa televisivo "Andar La Habana" (1985).

1981

Monumento Nacional

El reconocimiento del Centro Histórico como Monumento Nacional condicionó que el Estado asignara un presupuesto para su rehabilitación, y encargó a la Oficina de Historiador la conducción del Primer Plan Quinquenal de Restauración (1981-1986).

1992

Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos

Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional, fue creada la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, con el objetivo de formar jóvenes en oficios tradicionales.

1993

Oficina del Historiador de la Ciudad

Por Decreto Ley del Consejo de Estado de la República de Cuba, se redefinen las funciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad y se le confiere la máxima autoridad para promover la conservación y restauración del patrimonio monumental de La Habana Vieja. Asimismo, se le otorga personalidad jurídica, capacidad para la cooperación internacional y facultades dentro del área bajo su protección para enfrentar la urgencia de sus habitantes. Es declarada La Habana Vieja Zona Priorizada para la Conservación.

1994

Revitalización Integral de La Habana Vieja

Comienza el Plan Maestro de Revitalización Integral de La Habana Vieja, al cual se integra un equipo interdisciplinario de alto nivel científico y técnico, que se articula con el resto de los organismos e instituciones municipales, provinciales y nacionales, así como con centros de educación superior y de investigación. La Oficina del Historiador crece en sus funciones y se amplían los proyectos y las obras en todo el territorio del Centro Histórico.

1995

El Acuerdo 2951

El Acuerdo 2951 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de la República de Cuba declara al Centro Histórico, Zona de Alta Significación para el Turismo.

1999

Habana Radio

Surge la emisora Habana Radio, adjunta a la Oficina del Historiador. Bajo el eslogan «La voz cercana de una añeja ciudad» con el objetivo inicial de acercar la dimensión patrimonial de la ciudad y concientizar sobre la importancia de las obras de restauración a los vecinos de la Habana Vieja. Actualmente tiene alcance internacional.

2001

Rutas y Andares

Desde 2001, Patrimonio Cultural lleva a cabo el programa Rutas y Andares, gracias al cual cada verano familias cubanas constatan in situ, la riqueza del proyecto revitalizador.
El Malecón Tradicional es declarado Zona Priorizada para la Conservación.

2003

Barrio Chino

El Barrio Chino de La Habana es declarado Zona Priorizada para la Conservación.

2004

La UNESCO

La UNESCO promueve una valoración del nuevo modelo de gestión que impulsa la Oficina del Historiador en La Habana Vieja y su dimensión internacional como ejemplo paradigmático de gestión en un centro histórico.

2007

Colegio San Gerónimo

Creado como facultad de la Universidad de La Habana, el Colegio San Gerónimo traslada al plano académico la práctica de varias décadas de trabajo en La Habana Vieja, en una interacción que convierte al centro histórico en un campus donde se desarrollan nuevas formas de gestión del conocimiento, bajo criterios de investigación + desarrollo + innovación.

2010

Emprendedores Privados

A partir del año 2010, los cambios en la política económica del país favorecen la incorporación de nuevos actores al proyecto de rehabilitación, como los pequeños emprendedores privados, en muchos casos bajo formas de restaurantes

2012

Recibe el premio Eureka

Recibe el premio Eureka de manos del presidente del Consejo Mundial de Académicos Universitarios (COMAU)

2016

Doctor Honoris Causa

El Historiador de la Ciudad recibió el título Doctor Honoris Causa en el Aula Magna de la Universidad de La Habana

2018

Premio Hadrian

Premio Hadrian que concede el World Monuments Fund (WMF) al Historiador de la Ciudad “en reconocimiento a sus heroicos esfuerzos para preservar y restaurar La Habana Vieja”

2019

Medalla al Servicio Distinguido

El Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlüt Ҫavuşoğlu condecoró al Historiador de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler con la Medalla al Servicio Distinguido

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS

  • Medalla de la Alfabetización de la República de Cuba
  • Orden del Libertador Simón Bolívar, Venezuela 
  • Orden Isabel la Católica en el grado de Comendador, España 
  • Orden de las Artes y las Letras de Francia
  • Orden Víctor Hugo, conferida por el Director General de la UNESCO
  • Pro-Mérito Melitense soberana y Militar Orden de San Juan de Jerusalén de Rodas y Malta
  • Orden de Comendador de San Juan de Jerusalén de Rodas y Malta
  • Mérito de la República Italiana con el grado de Caballero Oficial
  • Medalla conmemorativa de la ciudad de Roma, Excavaciones arqueológicas del Lacio
  • Mérito Distinguido de la República de Perú. Gran Oficial
  • Mérito Distinguido de la República de Perú. Gran Cruz
  • Mérito por la Cultura Polaca
  • Mérito de la República Popular de Polonia con Estrella de Plata
  • Mérito de la República Popular de Polonia con Estrella de Oro
  • Medalla 130 años del Estado Búlgaro
  • Medalla por el XL aniversario de la victoria sobre el fascismo de la República de Bulgaria
  • Medalla por el XL aniversario de la victoria sobre el fascismo de la República Socialista de Checoslovaquia
  • Distinción de la Asociación Asturiana "Jovellanos"
  • Mención del Parlamento Argentino "Encuentro entre dos culturas"
  • Orden al Mérito de la República de Colombia en el grado de Comendado
  • Orden al Mérito de la República Italiana
  • Orden Cristóbal Colón en el grado de Comendador de la República Dominicana
  • Distinción del Patronato del Faro a Colón en República Dominicana
  • Orden Juan Marinello de la República de Cuba
  • Orden Félix Varela de Primer Grado, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba
  • Embajador de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
  • Orden de Mayo, otorgada por la República de Argentina
  • Orden al Mérito de la República de Polonia, en el grado de Comendador, otorgada por el Presidente de la República
  • Premio de la Ciudad de Barcelona
  • Orden Vasco Núñez de Balboa, en el grado de Comendador, otorgada por el Presidente de Panamá
  • Orden de Río Branco, en el grado de Gran Oficial, otorgada por la República Federativa de Brasil
  • Orden Lázaro Peña, otorgada por la Central de Trabajadores de Cuba
  • Premio de Más Alto Honor, otorgado por la Universidad Soka, Gakai de Tokio
  • Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor, nombrado por el Presidente de la República Francesa
  • Mención de Oro de Arquitectura, otorgada por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba
  • Gran Orden del Ministerio de Cultura de la República de Colombia
  • Cruz de Boyacá, máxima condecoración de la República de Colombia
  • Nombrado por unanimidad Académico Correspondiente en Cuba de la Academia Mexicana de la Lengua, en su sesión del 13 de noviembre de 2003
  • Rolando González Patricio, rector de la Universidad Cubana de las Artes (ISA), entrega el título Honoris Causa en Arte al Dr. Eusebio Leal.
  • Doctor Honoris Causa en Arquitectura, otorgado por el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, centro rector de la enseñanza técnica en Cuba
  • Doctor Honoris Causa en Filosofía y Letras de la Universidad de Atenas, Grecia Doctor Honoris Causa en Arquitectura de la Universidad de Ferrara, Italia
  • Doctor Honoris Causa en Arquitectura de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.
  • Doctor Honoris Causa en Teología de la Universidad Nacional y Capodistria de Atenas.
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Veracruz, México
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Chile
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Alicante (2011)
  • Doctor Honoris Causa en Arte (2012), otorgado por la Universidad Cubana de las Artes (ISA), en reconocimiento a su invaluable aporte a la cultura cubana
  • Doctor Honoris Causa en Historia (2012), otorgado por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), como premio a una obra caracterizada por rechazar criterios elitistas en cuestiones de conservación patrimonial y su vocación por el desarrollo comunitario
  • Doctor Honoris Causa (2015), otorgado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
  • Premio Nacional de Historia de la República de Cuba
  • Distinción Miguel de Cervantes y Saavedra (2008), conferida por la Federación de Sociedades Españolas de Cuba
  • Orden Civil de Alfonso X el Sabio en julio de 2011
  • Premio Foedus 2011, otorgado por la Fundación que lleva el mismo nombre a personalidades destacadas en el campo de la cultura y la solidaridad
  • Premio Eureka (2012)
  • Premio Nacional de Patrimonio Cultural por la Obra de Toda la Vida, concedido por vez primera, en virtud de sus excepcionales méritos y de su entrega ejemplar
  • Medalla de Oro de la Sociedad Dante Alighieri
  • Medalla de Lima
  • Grado de Comendador de la Orden Francesa de la Legión de Honor
  • Premio José María Izaguirre, que otorga la filial de la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), en la provincia de Granma
  • Premio Henry Hope Reed, que confiere la Universidad de Notre Dame de Estados Unidos
  • Medalla del Grado de Caballero de la Orden de Leo­pol­do, la más alta condecoración civil y militar con­cedida por el Reino de Bélgica
  • Doctor Honoris Causa en Humanidades de la Universidad de La Habana (UH) 2016
  • Medalla de Oro al Mérito Turístico Panamericano por sus esfuerzos en el rescate de La Habana Vieja
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima, Perú
  • Premio Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso
  • Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2016, por su notable aporte a la preservación de la memoria y su contribución al fortalecimiento de la identidad nacional.
  • Orden Carlos J. Finlay, por sus aportes a la educación, la cultura, la salud, la literatura y la comunicación social.
  • En marzo de 2017 recibió la Orden de San Carlos, que otorga el gobierno colombiano
  • En enero de 2018 recibió la Condición de Presidente de Honor de la Sociedad Económica Amigos del País
  • En mayo de 2018 recibió la Orden Nacional Juan Mora Fernández en el grado de Gran Cruz Placa de Plata
  • En julio de 2018 fue nombrado Hijo Ilustre de Santiago de Cuba
  • Orden del Sol Naciente, Estrella de Oro y Plata, otorgada por el gobierno de Japón, por su enorme contribución al estímulo del intercambio cultural y el entendimiento mutuo entre ese país y Cuba.
  • Premio Nacional de Ciencias Sociales, por su aporte a la consolidación de la identidad nacional, fruto de una vida dedicada al estudio, rescate y preservación de la historia
  • Doctor Honoris Causa del Centro de Cultura Casa Lamm de México, por su labor en el rescate del patrimonio
  • Distinción Cisne salvaje, otorgada por la Dirección Provincial de Cultura y el Centro Provincial del Libro y La Literatura, por la poesía de su obra
  • Sello Aniversario 75 de la Central de Trabajadores de Cuba.
  • Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica
  • Réplica del Mallete Martiano otorgado por el Consejo Nacional de la Unión de Juristas de Cuba
  • Orden de la Amistad otorgado por el señor Mikhail L. Kaminyn, embajador de la Federación de Rusia en la República de Cuba, que reconoce, entre otros, sus méritos en el fortalecimiento de la amistad y la cooperación entre los pueblos 
  • En frebrero de 2019 fue reconocido con el Premio Honorífico de Habanos
  • En frebrero de 2019 fue reonocido con el título de Doctor Honoris Causa en Relaciones Internacionales
  • En frebrero de 2019 fue designado como Asociado Honorario del Real Instituto de Arquitectos Británicos
  • En mayo de 2019 recibió la Medalla al Servicio Distinguido
  • En octubre de 2019 fue electo Miembro Honorario Internacional de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias (AAA&S)

CARGOS

  • Diputado a la Asamblea Nacional de Cuba.
  • Presidente de Honor de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC).
  • Presidente de la Comisión de Monumentos de la Ciudad de La Habana
  • Presidente de la Sociedad de Relaciones Culturales Cuba-México
  • Asesor del Congreso de Integración Cultural Latinoamericano
  • Profesor Titular Docente de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana
  • Profesor Invitado de la Universidad de San Andrés, La Paz, Bolivia
  • Profesor Invitado del Instituto de Diplomacia de la Universidad de Guayaquil, Ecuador
  • Profesor Emérito de la Universidad de Santo Domingo;
  • Profesor Emérito de la Universidad de San Marcos, Lima, Perú
  • Profesor de la Academia General Máximo Gómez de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), de Cuba
  • Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Historia
  • Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Historia
  • Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua y correspondiente de la Real Española Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
  • Competente en Arte Miembro de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos
  • Miembro de la Academia de Historia de Cartagena de Indias, Colombia
  • Miembro Correspondiente de la Comisión Nacional de Monumentos de Cuba
  • Miembro de Honor de la Organización Iberoamericana de Cooperación Intermunicipal
  • Miembro de las cátedras Eloy Alfaro, y Juan Gualberto Gómez de la Universidad de La Habana, de la The Society Smithsonian, de Estados Unidos; de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI); como asesor del ICOMOS y del Comité Nacional Cubano; del Consejo de la Asociación Latinoamericana de los Derechos Humanos con sede en Quito, Ecuador; del Consejo Técnico Asesor del Ministerio de Educación de la República de Cuba; del Consejo Científico de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana; del Grupo Organizador permanente para el Decenio Mundial de Desarrollo Cultural; del Grupo de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la República de Cuba; del Consejo Superior del Centro de Cooperación Iberoamericana; de la Comisión Permanente de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional de Cuba; del National Trust of Preservation, de Londres. Asesor del Congreso de Integración Cultural Latinoamericano; del Comité Asesor para la Erradicación de la pobreza del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ostenta órdenes, distinciones y condecoraciones cubanas y de varios países.

Artículos Publicados por Juventud Rebelde

 sobre Eusebio Leal Spengler

El abrazo de La Habana
Katiuska Blanco Castiñeira
27/03/2004

HORCON DE PAPEL El abrazo de La Habana. Las calles de La Habana se precipitan en la conversación con sabor a sal, ruidosas y leves. Es una maravilla escuchar a Eusebio, el leal Spengler, afanoso caminante y restaurador no solo de la estructura edificada, sino también del alma de la ciudad. Hablamos de los nombres de las veredas adoquinadas, sinuosas y marineras de esta urbe portuaria y cosmopolita. Recuerdo a Emilio Roig, y cómo él recordaba a Bolívar "que cuando piensa que alcancen los hijos de Cuba los beneficios de sus campañas libertadoras americanas, nunca habla, ni en cartas ni en otros documentos, de la independencia de Cuba, ni de enviar expediciones a Cuba, sino de la independencia de La Habana (...); y en cambio, al incluir en esos proyectos independentistas a los hijos de Puerto Rico, no habla de San Juan, sino de Puerto Rico". El historiador Roig lo explicaba como importancia excepcionalmente representativa concedida a La Habana. Y de esa Habana en el anhelo, la desmesura y el sueño, Roig nos dejó sus trabajos y los indicios para descifrar las historias que pueblan las casas, las plazuelas, las avenidas, los conventos y las iglesias, los portales, las fortificaciones... Menciono Empedrado, que fue un camino maldito que enlodaba todos los años la tranquilidad del vecindario con sus torrentes desbordados hasta poco antes del año de 1642. Empedrado, repite Eusebio en un susurro, y evoca la belleza de las chinas pelonas, esas piedras preciosas, abundantes en los ríos de Oriente, de los afluentes que se despeñan de las sierras, de los arroyitos traviesos y efímeros desbocados presurosamente en la costa sur, piedras pulidas que sin embargo, eran, en tiempos coloniales, inalcanzables para La Habana, más remotas que las propias piedras de Veracruz empleadas en adoquinar la calle, pues estaban al alcance de la mano desembarcadas de sus travesías lastreras. ¡Ah! Cómo se disfruta pasear las calles, recordar sus orígenes, sus angosturas, sus encantos. Como una volanta pasan por nuestro pensamiento, en la maravilla de sus exuberancias: enrejados, voces, sábanas colgantes, tiestos mustios o floridos, aldabas que son lo mismo una cabeza leonada, un ángel desnudo, una llave antigua, una cariátide desterrada de un portal, un hombre anfibio, un rostro egipcio o una imaginación figurada en hierro o bronce. Las calles son un rumor de lo pasado, hasta las piedras tienen su misterio y las llaman en cualquier parte por los acontecimientos, las personas y las imaginaciones que las habitaron. Oficios denominaron a la calle de los escribanos y funcionarios. Ánimas por sus desamparos. Luz definía la sombra breve de los balconcillos en el empedrado, y se "iluminaba" por uno de sus vecinos principales don José Cipriano de la Luz, Regidor y Correo Mayor de la Isla. Alambique destilaba aromas y delirios. Ángeles nombraban a una vereda por unos seres alados pintados en un portón. Los angelitos, de tanto bailarle en la memoria y la palabra a las gentes, se quedaron allí para siempre con su batir de alas despacioso y el encanto de su presencia, en un sedoso vals eterno en esta caja de música que es nuestra Habana en sus abrazos. 

La Habana oculta pero viva
Randy Alonso Falcón
28/12/2003

La Habana oculta pero viva. POR lo dinámico de los cambios muchas veces escapa a la noticia; por lo cotidiano que ya se vuelve quizá no es tema para una película; por callada obra, es casi desconocida para la mayoría de los habitantes de la Isla. Ir a La Habana Vieja a recorrer sus calles te aporta cada día una nueva sorpresa.
Cada vez que la visitas te encuentras una esquina diferente, una plaza conquistada para el goce estético, una cuadra tomada por las transformaciones, una institución nueva para la cultura, la salud o el turismo, una casa recuperada al efecto devastador del tiempo. Hace unos días tuvimos el privilegio un grupo de colegas de andar La Habana tras el paso apresurado de Eusebio Leal.
Llegamos al lado oscuro de este corazón antiguo de la Capital y fuimos también a la luz, durante casi cinco horas de recorrido. Sentimos el dolor del compatriota con difíciles condiciones de vida, pero vimos también las obras, levantadas a contrapelo de la escasez, de las cien viviendas construidas o reparadas totalmente en este año para los habitantes del municipio.
Nos enteramos de la cantidad de almacenes de organismos que poblaban la Vieja Habana y asistimos a la transformación de uno de ellos en un espléndido teatro cubierto con anfiteatro anexo para nutrir el espíritu de quienes lo visiten. Miramos cómo se recupera la inmensa Farmacia Sarrá con todo el esplendor de antaño y cómo se le rinde tributo al magisterio cubano recuperando la institución creada por Luz y Caballero para convertirla en confortable escuela primaria.
Tras una simple fachada descubrimos un área de juegos segura para los niños, como la que se construye en otras manzanas. Visitamos los parques infantiles para pequeños con síndrome de Down y nos llegamos hasta la edificación que se levanta para la atención a enfermedades mentales y adicciones.
Nos llenamos, entre la prisa, del aire bueno de la rejuvenecida Plaza Vieja y sentimos placer de ver personas leyendo en los bancos o niños retozando en el agua de la fuente del parque Bolívar. Supimos cómo La Habana se sigue abriendo al turismo para mostrarle sus bellezas constructivas y humanas, y admiramos la calidad, el confort y la cultura que se le ofrece al visitante en el nuevo Hotel Raquel, con su fabuloso vitral custodiando el cielo. Disfrutamos el triunfo de la cultura sobre el mercado. Lo que hace siglos fue un lugar de culto, convertido después en banco, hoy se restaura en su magnificencia para abrir en febrero como Centro para el Arte Lírico y la Ópera. Nos asombramos con el delicado trabajo de restauración en diversas edificaciones, donde salen a la luz originales pinturas y miramos la torre que acoge la campana de la antigua Universidad, la cual tañerá nuevamente el 5 de enero en el aniversario de la fundación de nuestra Universidad de La Habana, mientras a su lado se erige un centro polifuncional en lo que fuera el anacrónico edificio del Ministerio de Educación. Tanto vimos que no sé si todo estará en este apretado recuento.
Fue un día para soñar con esa capacidad generadora de Eusebio y su equipo de trabajo. Para pensar en lo que será esa Habana que aún para muchos es noticia desconocida. Tantas ideas, obras y sueños nos hicieron sentir cuánto se ha hecho en 45 años de una Revolución que sigue abriendo caminos al hombre para su realización plena en igualdad y justicia. La Habana Vieja nos renovó el optimismo y la confianza en nuestras fuerzas y nuestro talento colectivo. 

Los saberes que nos alimentan
Melbys Nicola Álvarez
02/04/2010

FECONS 2010 La nuestra es una ciudad agraviada por el tiempo, afectada por un velo de decadencia que cuando se rasga deja apreciar su belleza, con el peculiar estilo ecléctico que tanto nos representa, enfatiza Eusebio Leal, historiador que con su labor conjunta ha logrado restañar las heridas de muchas de las construcciones que nos circundan. Invitado de honor a la V Jornada Internacional de la Vivienda, incluida en la VIII Conferencia Científico-Técnica, Leal desandó los pasos de su quehacer urbanístico durante su presentación sobre las novedades en la rehabilitación de la Ciudad de La Habana.
«Fuimos formados en nuestras profesiones exclusivamente para ellas, pero en esta labor aprendimos a ir más allá, más cerca de las cuestiones humanas que nos ponen en el centro de las determinaciones porque la realidad va mucho más allá y urge.
«La ciudad con su eclecticismo nos permite viajar en el tiempo, recrearnos en ella. Ella es en sí una convergencia de todos los sueños y desvaríos. El ingeniero, el arquitecto debe tener una visión panorámica. Con cada una de nuestras acciones, más que afiliarnos a otras, llegamos a nuestra propia escuela, a nuestra conclusión e identidad para mantener la memoria constructiva.
«Nuestro trabajo trataba de salvar un aspecto de la cultura y se ha trascendido a salvar la cultura toda en su sentido docente, humanitario. La vida nos enseñó a escuchar, a respetar el magisterio de la experiencia y la ciencia que nace, aun en nuestro tiempo pletórico de vocaciones, un tiempo que debemos trascender para dar a conocer nuestros saberes».
Más de 100 nuevas obras y proyectos asume la oficina del historiador de la ciudad, entidad insigne en el rescate de nuestros valores y bellezas, de la autoctonía que nos representa y define. Harto conocido es este empeño ingente y entre sus principales razones el líder de esta acometida destaca que: «Representa la voluntad política y el deseo sincero e íntimo del pueblo cubano de conservar su patrimonio edificado, lo que contiene en él y lo que a su vez representa no solo en La Habana, sino en todas las ciudades de Cuba, particularmente en las siete primeras villas históricas que una tras otra que se acercan ahora a cumplir su quinto centenario. Hablo de Baracoa, Bayamo, Santiago de Cuba, Santi Spíritus, Trinidad, Remedios. Hablo de La Habana, pero también de ciudades que son Patrimonio de la Humanidad como Cienfuegos, el centro histórico de Camagüey, el de la villa de San Cristóbal, que es de una alta jerarquía; o de ciudades de Cuba que cuentan con obras y bellezas a conservar.
Habría que hacer alusión también a conjuntos magníficos como Pinar del Río, Caibarien, Sagua, por ejemplo, o localidades nuestras como Guanabacoa o Regla, donde hay tantos detalles dignos de preservar. «Con esta mención no quisiera olvidar a nadie ni nada. Por nuestra parte lo que pondero es el valor del ejemplo, de colocar un modelo a seguir que cada cual debe interpretar de acuerdo a sus posibilidades, y nunca copiar, pues ha de analizarse el terreno, los materiales que son diferentes en cada parte: Camagüey es de ladrillos, otras ciudades son de adobe, mampuesto o piedras.
«Hoy se están creando recintos y asumiendo acciones que den múltiples posibilidades de trabajo, que atienda las necesidades de la comunidad en todas sus expresiones, que se ocupe de los que están en riesgo o vulnerabilidad, de los ancianos y discapacitados, que atienda los espacios y el derecho de género, es decir, la participación de la mujer. Esa es la obra, y sobre todo debe verse como un quehacer de desarrollo humano, social».
«Que existan foros como la FECONS y la VIII Conferencia es muy importante porque permiten reunir a los profesionales, deviene un espacio en el cual se tratan los temas de forma interdisciplinaria, y donde sobre todo, no se obvian asuntos tan esenciales como el medio ambiente, el espacio arbolado, los jardines, la viabilidad y la seguridad y las ciudades como un todo a construir y salvaguardar». 

La Habana es un espacio muy grande en la memoria
Eusebio Leal Spengler
21/11/2004

Para el viajero La Habana es un espacio muy grande. Afirma Eusebio Leal Spengler en entrevista con motivo del aniversario 485 de la fundación de la capital de todos los cubanos Su devoción por La Habana es ejemplar. Muchos se han rendido a los encantos de esta urbe bañada por las aguas del Caribe, pero pocos han devenido símbolo de habaneridad, como este ser entrañable de intensa entrega a una obra de bien.
Patriota en su tierra chica, es también devoto de Cuba, nuestra patria grande. Imposible celebrar los 485 años de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana sin beber en la fuente de sus sabias reflexiones, nacidas de una erudición a toda prueba y una pasión siempre renovada. Eusebio Leal Spengler, leal a su ciudad amada, nos muestra a diario la utilidad de preservar esa memoria viva que es el patrimonio de una nación, en un mundo donde parece imponerse una despersonalizada visión de la especie humana.

-Cuando se menciona a La Habana, ¿qué le sugiere ese santo y seña al Historiador?
-En el sentido etimológico de la palabra, después de muchas elucubraciones, mi predecesor Emilio Roig de Leuchsenring asumió la hipótesis de Genaro Artiles, el gran polígrafo español, quien vino a Cuba durante los años terribles de la guerra civil y llegó a la conclusión de que Habana tenía que ver directamente con el nombre de Habaguanex, el cacique o jefe comarcano aborigen, hallado aquí por los conquistadores en su avance al occidente de Cuba. «Y no así Haven, como algunos querían acuñar por la existencia en la corte española de la época de tal cantidad de flamencos y de gentes de los Países Bajos, que así hizo pensar en la asimilación de ese término germano-holandés que significa puerto o fondeadero.
«De ello no hay una sola evidencia, palabra escrita, carta náutica donde aparezca referido. Sin embargo, sí aparece San Cristóbal, el pueblo viejo, y frente a él, al Norte, La Habana. Ahí está la clave: existieron al menos dos ciudades históricas, de una parte la Villa original fundada y después, posteriormente, la que se traslada del Sur al Norte, donde queda definitivamente emplazada. Se acepta por lo común, que el asentamiento definitivo fue en el año 1519, a partir de un padrón de piedra que el propio Roig mandó a retirar de la columna de El Templete, ante el peligro de que se borrase para siempre, pero que aparece fotografiada en obras tan célebres como Cuba monumental, estatuaria y epigráfica, del Doctor Eugenio Sánchez de Fuentes y Peláez, y luego la encontramos en el primer tomo de la obra de Emilito: La Habana. Apuntes históricos».

-Al regreso de alguno de sus viajes a otros sitios de la Isla y del mundo ¿cómo se le revela su ciudad?
-La Habana es para todos nosotros, y también para mí, un espacio muy grande en la memoria. Ella misma es un trozo de la memoria de Cuba, de América y del mundo. ¡Tantas cosas han pasado en esta ciudad! ¡Es tan bello su urbanismo, está tan bien trazado su diseño de cara al mar! Es también una urbe que por una serie de azares ha conservado como otras europeas, al estilo de Praga, las diversas épocas arquitectónicas. «Aquí puedes ver una Habana del prebarroco, con los bellos edificios que conocemos del siglo XVII; La Habana del XVIII con su Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza de San Francisco, la ciudad amurallada, la ciudad neoclásica, que es todo San Rafael, el ambiente precioso de El Prado, el eclecticismo de Centro Habana y el Vedado, revelador de una impronta del neoclasicismo, que quizás nos dejó uno de los barrios más completos y mejor trazados».

-Alguien tan consagrado a la salvaguarda de nuestro patrimonio, ¿dónde se duele con más fuerza cuando atentan contra su integridad?
-Cuando se desconoce el valor del patrimonio como activo moral. Otros atesoraron y ahorraron para nosotros hasta ayer. A nosotros nos corresponde hacerlo ahora para los que han de venir mañana. Ese concepto de acumulación ha creado a la ciudad, que es una invención de las personas cuyas referencias y razones afectivas deciden plasmarlas en piedras, en espacios, en ambientes y en la vida cotidiana, en sus relaciones de amistad, en los lugares que frecuentan.

-Hay quienes ponen en duda que el bloqueo económico y financiero impuesto por sucesivos gobiernos norteamericanos a Cuba, constituye un elemento retardatario a la hora de enfrentar los procesos de rehabilitación. ¿Cuál es su postura?
-Cuba no puede aspirar, la Oficina del Historiador no puede recibir dinero para la restauración de organismos internacionales que Estados Unidos controla. El gobierno de ese país bloquea cualquier esfuerzo de Naciones Unidas, de la UNESCO, desde su regreso a la institución, impide que fondos de organismos y bancos internacionales que tienen capítulos dedicados a la preservación del patrimonio se puedan convertir en préstamos a favor de Cuba, o estimulan medidas opresivas como cuando los países de la Unión Europea sancionan a la Isla, y entonces entre las primeras penalidades vienen aquellas que recaen sobre los procesos de restauración, tratando de infringir una herida en algo que supone una contribución a lo más preciado y a lo más profundo del país.
«Porque no solamente de pan vive el hombre, vive también de dignidad y de su memoria. "El bloqueo sí ejerce un papel real al no poder contar con la cooperación de instituciones internacionales y mucho menos de los propios Estados Unidos a pesar de que compartimos un legado histórico real, en el deporte, la música, la cultura. Aquí han estado sus grandes escritores, nuestros artistas han estado allá, nuestros revolucionarios. Allá están los santos lugares a donde llegaron los independentistas cubanos encabezados por José Martí, en Tampa y Cayo Hueso. Allá está la historia del Partido Revolucionario Cubano y han luchado compatriotas de muchas generaciones, incluso por conservar esos lugares que le pertenecen a la memoria de Cuba». 

La ciudad es una maqueta
JR
30/03/2001

La ciudad es una maqueta. La restauración de La Habana Vieja no solo es un compromiso con la historia atesorada en sus edificios, calles y parques, resulta también una deuda con las personas que la habitan, la conocen o la visitan, y en Cuba no podía ser de otra manera, declaró Eusebio Leal, historiador de la Ciudad, en un encuentro informal con la prensa. "Hay personas que creen que para este trabajo es necesario sacar a los pobladores, pero les hemos demostrado que no se precisa convertir la parte histórica de la ciudad en una maqueta. Leal, también presidente de la Compañia Habaguanex S.A. explicó que esa entidad dedicó el pasado año un 30 por ciento de los 60 millones de dólares obtenidos como ganancia, a la realización de obras sociales.
«La restauración de La Habana Vieja no es la obra de un profeta, ni es tampoco la prédica de un anacoreta, o la obra de un loco, aunque a veces hay que estar loco en Cuba para hacer ciertas cosas y esta es una de ellas. DE LA HABANA Y SU GENTE Dentro del recinto de la antigua Muralla de La Habana viven decenas de miles de personas, y esa densidad poblacional hay que reducirla, pero nunca con una medida drástica ni arbitraria, sino como resultado de un estudio profundo, de una concertación, de un consenso.
«A partir de esos estudios siempre encontraremos una discrepancia, pero el signo ha sido La Habana para sus habitantes, ni siquiera nos permitimos una modificación sustancial de su composición, con esas brisas va nuestro proyecto andando. Eusebio y todo el equipo de historiadores, restauradores, arquitectos, ingenieros, constructores, entre otros tantísimos profesionales, día y noche, velan celosamente porque cada una de las acciones que se acometan tengan en cuenta que el esplendor de La Habana Vieja se completa con el andar y las voces de sus inquilinos. Eso sí, en nombre de un criterio populista "no vamos a construir para que otros destruyan, no se puede entregar un apartamento y que sea deteriorado por sus moradores; hay que consolidar que la población respete lo que restauramos, para ello hace falta una labor educativa, ese es nuestro compromiso».
Entre los paradigmas de la restauración, Leal premia a la Plaza Vieja. Otro aire se respira desde que allí comenzaron a cambiar las cosas. Cuando se terminen los trabajos, dentro de uno o dos años, se convertirá en la más bella de Cuba y de esta parte del mundo.
«La restauración de esa Plaza -italiana, española y criolla- requiere mucho dinero, porque son inmuebles históricos habitados por familias, en los cuales hay que establecer formas de vida, espacios colectivos, zonas verdes, lugares para respirarö, apunta. Con estas delicadas y pacientes labores para devolverle el aliento original a cada uno de los sitios, no se trata de imponer una forma de vida o un mobiliario específico, pues el cubano gusta de tener un escaparate o un sillón, también un perro o un gato. Eusebio lo sabe muy bien. "Estamos haciendo una Habana Vieja para sus habitantes», precisa.

Otras metas de la restauración
La restauración va acompañada de obras muy completas de carácter comunitario y de beneficio popular, y ya La Habana Vieja tiene una biblioteca pública con 100 000 ejemplares, un hogar materno-infantil de referencia nacional, una farmacia comunitaria, servicio especializado para ancianos y un centro para niños discapacitados. Además, se realizan programas culturales, entre los cuales sobresale el denominado La escuela en los museos, para el Historiador es el más bello.
«Cuando un niño pasa dos meses recibiendo sus clases en una de estas instalaciones, cambia su mentalidad y se convierte en un embajador de la esperanza en los solares colmados todavía de pobreza y en riesgo siempre de derrumbarse. Otro empeño es la creación de la Oficina para los asuntos humanitarios, pues la restauración choca continuamente con problemas humanos que no caben en ninguna planilla, que no están contenidos en ningún expediente, que son de una persona mayor o pequeña, de un anciano, un asunto concreto que no tendría solución por ningún organismo del Estado, entonces esa entidad lo aborda y en nombre de la nación, lo resuelve».
Podría afirmarse sin temor alguno que a todas estas personas nada humano les es ajeno. Sin socialismo no habría restauración de La Habana Vieja, porque esta habría desaparecido confiesa Leal; y el ejemplo lo tenemos en el edificio que albergó hasta hace poco al Ministerio de Educación, levantado en el sitio donde estuvo la Universidad.
«Estoy seguro de que se hubiera salvado la Plaza de la Catedral, el Palacio de los Capitanes Generales y el Convento de San Francisco de Asís, pero a todo lo demás se le habría puesto precio y demolido, pues los terrenos valían más que las edificaciones que allí se encontraban. Muchos son los defensores de la restauración. Llegó en el momento oportuno, porque aunque en estos años se cayeron cosas, se perdieron otras y se demolieron algunas, la ciudad, esencialmente, está intacta, mantiene su urbanismo y su diseño y los barrios conservan su propia personalidad». 

«Soy en primer lugar un constructor»
Magda Resik Aguirre
04/08/1996

Con la inauguración esta semana de la Lonja del Comercio, la capital de Cuba exhibe una de sus mejores caras en la Avenida del Puerto. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, conversa en exclusiva con JR sobre cómo La Habana recupera su esplendor original LA Habana Vieja es su doncella preferida. Otras podrían robarle el alma, pero ninguna de manera tan constante. Llega con los zapatos negros veteados por la arenisca y el polvo que recogió en las calles de este sitio histórico.
Son las nueve de la mañana y ya recorrió algunas obras constructivas, conversó con los arqueólogos, arquitectos y obreros, respondió varias llamadas telefónicas y revisó las cartas de turno. Pero sigue faltándole el tiempo: Trabajo porque lo que tiembla no caiga, así suele definir la labor del restaurador. Sobre su pequeña mesa de trabajo esperan apilados libros, folletos, manuscritos de otra época, y todo tipo de correspondencia que ordena ateniéndose a las prioridades.
Su oficina semeja un almacén de antigüedades donde se amontonan enseres y obras de arte, fruto de esa útil manía de conservar. Es como un cofre grande. A pequeña escala reproducción ideal de la vieja Habana. La envidia azul, esa que no destruye ni demerita las virtudes ajenas, aparece cada vez que redescubro su profundo conocimiento de la Historia y la Cultura nacionales y contemplo la gran obra restauradora que ha sabido conducir contra viento y marea.
Se trata de un empeño monumental que ostenta un acabado propio de los cultores del detalle, de los devotos de la belleza necesaria. Al alcance de la mano, la última foto de Emilio Roig de Leuschering, antiguo Historiador de la Ciudad, es imagen venerada por Eusebio Leal, su sucesor no por decreto, sino por vocación cultivada. El otrora alumno convoca a su maestro en un gesto de gratitud: Tomar en cuenta a los precursores es un sentimiento de justicia, reparador, porque siempre existe la tentación de que nosotros mismos nos atribuyamos por el entusiasmo de ver cosas que ellos no vieron como frutos el protagonismo en la obra restauradora. Pero esta es una obra de muchos.

-¿Es cierto que La Habana estuvo a punto de perder su identidad?
-La Habana a fines de los años 50 era una especie de polígono en el cual se probarían esos fenómenos que ocurrieron luego en otras ciudades iberoamericanas como Bogotá, virtualmente arrasadas por la arquitectura utilitarista y pragmática, carente de belleza. El Vedado desde el Focsa hasta el Riviera anunciaba qué iba a pasar. El gran edificio llamado de los sarcófagos en el Malecón, que era una cosa monstruosa, es una prueba de lo que nos esperaba.

-Ocurrió entonces un acontecimiento relevante. La construcción del Túnel de la Bahía, acercó el centro de desarrollo y eliminó el obstáculo de toda ciudad para su crecimiento normal.
-Y los terrenos del Centro Histórico adquirieron un valor enorme. Fue cuando se decidió construir finalmente la Terminal de Helicópteros en lo que era la antigua universidad, como un alarmante símbolo de la destrucción que esperaba a casi toda La Habana Vieja. Hemos encontrado los papeles de inhabitabilidad de una gran parte de los edificios que estaban condenados a muerte. La Habana Vieja iba a ser totalmente barrida, y quedarían excepciones como el Palacio del Segundo Cabo, el de los Capitanes Generales, la Plaza de la Catedral... pequeñas islas en medio de un maremagnun de edificios utilitarios, practicistas y comerciales.

-¿Cómo se salva la nación de esa ruina?
-No vamos a pensar que la isla de Cuba y sus ciudades eran un páramo. Tenían sus instituciones, edificios, su belleza y sus amadores. Ahora bien, existía una desproporción entre la pobreza de los campos y las propias ciudades. El espanto de una Habana llena de maravillas y horrores, de barrios periféricos in crescendo, de áreas inmensas de prostitución y tolerancia, zonas tan terribles como el puerto que yo conocí, enmarcado en este barroquismo de la capital.
-La Revolución quiso barrer esa diferencia. Se construyeron escuelas, se repararon los conservatorios, se crearon círculos infantiles, nuevos centros deportivos por dondequiera. Era un nuevo signo aunque no se había tomado conciencia todavía de la monumentalidad. Pero no hubo agresión, había como una intuición de valores, mucha gente que trabajaba en el tema de la cultura y se fue extendiendo una voluntad de protección patrimonial. -Sin embargo, cuando sobreviene el enfrentamiento con el imperialismo, vienen los años más difíciles, de escaseces, y comienza la ruina en el Centro Histórico, se demolió mucho, por el miedo al derrumbe. El hotel Luz por ejemplo, sufrió un terrible accidente y de seguro hoy lo habríamos reconstruido como se restauró la Casa de la Obra Pía que fue apuntalada en ruinas en 1964. Desde luego no contábamos con la cultura general de estos días.
-En 1981, tuve que salir del patio del Museo con una comitiva de cientos de personas, en su mayoría jóvenes, que durante seis semanas me escucharon hablar de la historia de la Ciudad. Se extendía un sentimiento de conservación. Cuando ocurrió el terrible incidente en la calle Luz y Oficios y vino Fidel, mucha gente le planteó demoler y derrumbar. Y él dijo que no porque las futuras generaciones no perdonarían que los dejásemos sin patrimonio. Al volver de Cartagena de Indias, en el avión, sobrevolando las murallas de esa ciudad, me dijo: ¿qué más podemos hacer por La Habana Vieja?
-Ya había ocurrido el incidente del derrumbe del antiguo Colegio del Santo Angel en la Plaza Vieja, provocado en gran medida porque se robaban las vigas del edificio. Siempre hay un grupo al cual se le extravía el alma, que tiene sentimientos muy utilitarios de las cosas, no sabe disfrutar lo que es de todos y pone su necesidad por encima de cualquier interés nacional.
-¿Por qué Habaguanex S.A. y las nuevas fórmulas económicas que asume la Oficina del Historiador?
-Dadme la palanca y moveré al mundo. Sin la preocupación continua del Estado no habría restauración, pero no podemos desconocer la situación que vive el país. Hoy esa labor no puede seguir realizándose con un presupuesto central asignado desde arriba

-La propiedad privada y la especulación sobre los terrenos y los edificios históricos convierten la vida de los historiadores y los restauradores en una tasa de bilis en muchos lugares del mundo.
-Alcaldes son propietarios de negocios inmobiliarios para enriquecerse a sí mismos, los ricos van a las capitales para comprar los terrenos, y sacan con una gratificación a los habitantes para construir sus casas de descanso. Ciudades como Venecia poseen sectores enteros inhabitados porque las leyes protectivas han convertido en irreparables e irrentables los edificios históricos.

-¿Cómo hacerlo en un país en vías de desarrollo, en estado de sitio? ¿Cómo obtener ese dinero, esos recursos?
-Nosotros encontramos una fórmula original a través de la cual el Centro Histórico logra generar sus propios recursos económicos y los aplica a la restauración. Este proyecto está dirigido por un criterio cultural y de respeto a lo histórico que prevalece por sobre todas las cosas. Al mismo tiempo es objetivo y realista: la restauración cuesta dinero, dinero y más dinero. Durante largos años el Estado hizo museos maravillosos y jamás cobró un centavo, el pueblo cubano disfrutó en ellos de conciertos y publicaciones gratuitas. Era una obra altruista regalada, como soñábamos que se podía hacer. 

«Esta es la montura de la reivindicación»
Rosa Míriam Elizalde
11/06/1995

Eusebio Leal conversa con JR sobre la autenticidad de la reliquia de Antonio Maceo entregada a Cuba por altos oficiales españoles
Había un recogimiento tácito en la pequeña sala del Palacio de los Capitanes Generales, la misma que acogiera casi un siglo antes al acto que puso fin a la dominación española en la Isla y donde no estuvieron invitados los cubanos.
A pesar del intenso calor, de lo apretado que estábamos todos en aquel sitio, la presencia de Fidel y la singular permuta de objetos de nuestra primera guerra independentista entre militares de alto rango de España y Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad, imponía silencio, una atmósfera de suceso íntimo y extraordinario.
Un cañón y una bandera irían de regreso a la península. La montura que durante décadas durmió en el Museo Militar de Madrid «como prueba de la victoria española sobre Maceo» era el punto donde convergían las miradas. Negra, de cintillos y flores de plata, elegantísima con su paño azul y su lomo estriado, la silla de montar señoreaba en la salita y obligaba a preguntar si era esta de la que hablara Martí en su Diario de Campaña: «...Maceo, con un caballo dorado, en traje de Holanda gris: ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas...» «No coincide con la descripción de Martí —responde luego Misael Pereda—. No tiene estrellas, sino flores, y más que de guerra, parece una montura de paseo».
El joven investigador del Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad, advierte un detalle singular: la nota que aparece junto a la reliquia ya en exhibición, no da por sentado que sea la silla que montaba Antonio Maceo el día de su muerte, sino que se le atribuye por tradición.
Las contradicciones y el azar ponen un signo interrogatorio sobre el hermoso objeto de indudable origen cubano. La evidencia más cuestionadora está en el Museo Bacardí de Santiago de Cuba. Junto a la hamaca de campaña, se guarda allí una montura de guerra donada por José Miró Argenter, Jefe del Estado Mayor del Titán y cronista de su columna invasora, quien aseguró que era esa la que había presenciado el combate de Punta Brava aquel triste 7 de diciembre de 1896.

A mitad del camino
Eusebio Leal cree por encima de todo en el símbolo que guarda la montura recién llegada de España. La reliquia, que a los forenses de la Historia fascinará seguro por sus misterios, ha tendido un puente entre dos países y más: aliviando una vieja herida de la sensibilidad nacional, cierra un capítulo entrañable de nuestro pasado.
En su oficina, guerreando admirablemente con la palabra, el Historiador de la Ciudad expone su parecer a JR:

-¿Cuál es la verdad?
-La verdad está, como siempre, a mitad del camino. Esta es sólo una pequeña sonda lanzada al pasado y que vuelve repleta de contradicciones... Ahí tienes grandes atributos de la fe de la humanidad. La cruz de Cristo, por ejemplo, que está distribuida por el mundo en mil espinas y fragmentos, decididamente carece de autenticidad probada. En la Catedral de Génova está la fuente de vidrio verde soplado donde supuestamente Salomé puso su cabeza en el bautizo, y según recientes investigaciones, es una pieza romana del siglo III. Napoleón se coronó en la Catedral de Milán con la corona de hierro de Lombardía, hecha con los clavos de la Cruz. Mentira... En la historia nuestra hay numerosas reliquias que pertenecen sólo a la tradición, como las de Martí que envió desde España Ximénez de Sandoval y que están rodeadas de incógnitas.La autenticidad de la montura está dada por el volumen de tradiciones que hay en torno a este objeto, y por su enorme valor simbólico.

-Casi no se le escucha discurso sin que mencione usted a Maceo...
-Era un cubano de primera generación, que vivió una niñez de trabajo, pero sin privaciones, unido a la naturaleza fértil de Oriente. Es un autodidacta. Su condición de negro le impidió ser un universitario, pero en Santiago de Cuba frecuentó escuelas y aun tuvo un padrino blanco y pudiente, que lo introdujo en la masonería.
«Era un cubano atípico. No era escandaloso, ni fumaba ni bebía, y estaba poseído además por un sentido de la autoestima, a tal punto que Martínez Campos llega a escribir unas palabras que son el retrato de la sicología del colono en relación con el colonizado: `Maceo, como todo mulato, es de una vanidad insufrible'. Tú lo ves en fotos, y ahí está el hombre elegantísimo, que viene a La Habana y se hospeda en el Hotel Inglaterra, el Cohiba de la época.
«Ha quedado testimonios de sus ávidas lecturas, incluso en idioma inglés. Muchos hablaron de su magnífica dicción, de su excelente conversación, de la cultura que llegó a poseer como atributo de su personalidad y que Martí reafirma cuando dice que tenía tanta fuerza en el brazo como en la mente. Poseía un sentimiento independentista y antintervencionista nato, y era hombre distinguido y gentil con las mujeres que, en una época en que no había besitos como se acostumbra ahora, los maridos permitían que sus esposas le dieran a él un beso en la mejilla. Las señoritas de Camagüey le regalaron una bandera que habían bordado y Maceo les contestó con unas palabras bellísimas: `Voy a llevar esa bandera hacia Occidente o volveré envuelto entre sus pliegues'.
«Dulce María Loynaz, que es una martiana enorme, me ha comentado que mientras pasa el tiempo, más se da cuenta de que el hombre de excepción es Maceo."»

-¿Qué pasó realmente en 1896?
-Los españoles trataron de demostrar que la muerte de Maceo fue el resultado de una gran operación militar dirigida por Weyler para exterminar la Revolución. El azar permitió que en un espacio brevísimo de tiempo cayesen Martí, José Maceo, Flor Crombet, Antonio Maceo, Serafín Sánchez, el hijo de Máximo Gómez... Era una verdadera hecatombe lo que estaba ocurriendo. La muerte de Maceo se trató de presentar, no como un hecho fortuito —como lo fue—, sino como el resultado de una meticulosa campaña de acoso y exterminio al Ejército Libertador.

-¿Y entonces?
-La muerte de Maceo entraña una tragedia más grave: la de la desunión, la falta de disciplina y el querer hacer cada uno lo que le viniera en ganas. Él sale de Pinar de Río, donde había llegado con su columna invasora y estaba cercado prácticamente por tierra —la prueba es que se haya aventurado al mar en un bote, de madrugada y con un pequeño grupo de amigos y colaboradores. Estaba presionado por una carta de Máximo Gómez, en la que le informaba de la situación política creada por los desaciertos del gobierno en armas.
«Maceo sale de allí enloquecido. Había perdido en esa guerra a 14 hermanos, además de su padre y su madre, que moriría en el exilio. José Luciano Franco narra en su libro cómo tuvo un sueño premonitorio, que le causa una enorme depresión. En él se le apareció María, su mujer, con un velo, y detrás de ella, los hermanos muertos en la guerra. Su estrago era moral y físico, porque también las heridas le dolían mucho por la humedad del invierno de diciembre. "En La Habana se encuentra una tropa mal preparada, dividida por rencillas cazurras y como sabemos, en San Pedro se violaron todas las normas de protección del campamento. El enemigo entró virtualmente hasta allí y no lo mató en la hamaca de milagro. El coraje que le despierta eso, el amor propio violado, lo lleva a cometer un error espantoso que es salir en una descampada, rodeado por hombres extraños entre los cuales no pudo encontrar un corneta, y de pronto cae en una trampa, entre cercas de piedras, alambre de púas, tiradores españoles.» 

Vivir la Historia de una forma diferente
Yailín Orta Rivera
28/08/2007

Como para no despertar a los habitantes de Palacio, aquella mañana el andar hacia la vetusta residencia de los Capitanes Generales fue lento y apacible por la antigua calle de madera. El reloj marcaba las diez, cuando el grupo de personas pareció anudarse frente a la monumental construcción, máximo exponente de la arquitectura cubana del siglo XVIII. Desde allí, Eusebio Leal Spengler, el historiador de la Ciudad, pareció abrir las puertas de los más antiguos secretos atrapados entre muros.
La propuesta fue aguzar la mirada para advertir la diversidad de presencias culturales, las peculiaridades arquitectónicas de una zona en constante movimiento y la belleza personal de un lugar histórico que lucha infatigablemente por trascender el tiempo.
Desde hace más de cinco años, durante los veraniegos meses de julio y agosto, la Oficina del Historiador invita a la aventura de descubrir en familia cada una de las Rutas y Andares del Centro Histórico de La Habana. Un proyecto que es, al decir de Eusebio Leal, una forma de aproximarse al patrimonio cultural, a la historia del país y de sus piedras, que nos ayudan a encontrarnos con nuestra propia identidad.

Aventura histórica en la ciudad
Las Rutas deparan un recorrido por varios museos. Y los Andares desandan las calles adoquinadas, quizá por los mismos lugares que pasamos a diario, pero con la singularidad de detenernos y apreciar cada sitio con la asistencia de la experta mirada de un especialista. «Integrar este andar humano con estas rutas trazadas por otras generaciones, es quizá la mística del proyecto», considera Eusebio Leal.
«Nuestro propósito es insertar a la familia cubana en una experiencia que permite el intercambio intergeneracional, creando de esta manera un nuevo espacio para la interacción; lograr que la familia también descubra el Centro Histórico que transita cotidianamente desde una perspectiva atractiva y diferente», agrega.
Este encuentro en Rutas y Andares favorece igualmente la relación de las personas con especialistas de primer nivel que trabajan en la restauración y rehabilitación del Centro Histórico, y con los que promueven o desarrollan la vida cultural de la zona. Para el Historiador de la Ciudad estas visitas que propician el acercamiento a la historia, las tradiciones, las artes y los oficios, también garantizan la continuidad de la obra social y cultural que se desarrolla en este Centro y promueve la responsabilidad ciudadana en el cuidado y protección del entorno.
«Es una forma además de familiarizar a los más jóvenes con la labor que desarrolla la Oficina y de orientarlos vocacionalmente hacia las profesiones u oficios que la sustentan», explica Leal Spengler. El gran valor innovador de la idea -agrega- es demostrar que es posible ofrecer una distracción sana, con valores educativos de manera dinámica.
«Para nosotros tiene además la doble valía de que este encuentro permite reconocer la obra restaurada y su significación, para que cuando se apague la memoria de los que vimos las ruinas, quede salvada la memoria social de la historia».

-¿Qué retroalimentación recibe la Oficina del Historiador con esta iniciativa?
-Primeramente nos permite ver dónde están los puntos débiles de nuestra acción cultural que nunca puede ser rutinaria, sino creativa. Nos ayuda a enriquecer y perfilar cada vez más el proyecto cultural mensual que propone la institución. «También rompe el aislamiento que toda actividad intelectual sin proponérselo supone, al sacar a los intelectuales de su gabinete y ponerlos a recorrer las calles junto a las familias, explicándoles cada resquicio de la antigua ciudad que ellos han vivificado con su labor creadora».

Desandar la vieja habana
Rutas y Andares se ha convertido en una opción de turismo cultural para la familia cubana. Miles de personas acuden al Centro Histórico todos los años interesadas en esta propuesta que despierta en los visitantes el respeto y cuidado del espacio que habitan.
La socióloga Liliana Rodríguez, quien todos los años desarrolla un estudio relacionado con el proyecto, asegura que el incremento del número de participantes en cada nueva edición ilustra el impacto de esta proposición interactiva que difunde los valores históricos y culturales de la ciudad.
La especialista explica que en la primera edición participaron más de 3 000 personas y ya a partir del tercer programa los interesados sobrepasan los 10 000. Y este factor ha constituido un constante reto para los trabajadores de la Oficina del Historiador, quienes ante un público ávido y exigente, han tenido que hacer cada vez más interesante la oferta.
Liliana comenta que otro de los incentivos que tiene el proyecto son las premiaciones que reciben las familias según vayan venciendo la mayor cantidad de Rutas y Andares, y esto tiene un carácter acumulativo. «Se entregan un tercer, segundo y primer premio, y uno especial del Centro a las tres familias que asistan con mayor frecuencia a las opciones. El estímulo son actividades culturales, visitas exclusivas a lugares de interés histórico-cultural, o la posibilidad de acceso a los principales servicios y opciones que la institución brinda», argumenta.

Para descubrir en familia
El programa constituye un recorrido orientado por guías, arquitectos, historiadores, artistas de diversas manifestaciones, arqueólogos, museólogos, y hasta por los mismos padres que les cuenten a sus hijos sus propios recuerdos sobre la ciudad.
Isabel Leal, una de las especialistas de la Oficina del Historiador, quien con elocuencia conduce estos paseos, asegura que el aumento del número de familias ha puesto a prueba todo el sistema del Centro.
«Al asistir mayor cantidad de personas y reiterarse las familias en los recorridos, tenemos que movilizarnos y prepararnos aún más porque aumenta la exigencia del público y sus expectativas. Tenemos que renovar las propuestas y conciliar los intereses de un grupo heterogéneo compuesto por niños, jóvenes y adultos» expresa.
Para Hugo Ramírez, este descubrimiento histórico-cultural interactivo, resulta una especial manera de identificarse con el patrimonio. Ha venido en más de tres ocasiones con su familia a la cita porque cree que los sensibiliza con el Centro Histórico y se obtiene además cultura recreándose.
Yuselys Silveira siempre participa en sus vacaciones en estos paseos, porque asegura que desde entonces La Habana para ella no es la misma. Ahora sus formas tienen otro sentido. Y Eduardo Pérez afirma que no es lo mismo escuchar hablar de la rehabilitación que tocarla con tus propias manos.
Descubrir todos los misterios de la ciudad es una experiencia singular. La santiaguera María de los Ángeles González se encuentra de visita, y no quiso desestimar la posibilidad de encontrarse con la historia de su capital. Piensa que es una opción muy interesante, instructiva y una oferta con muy buen precio.
El niño Lester Oberto Moreno tiene seis años, su mamá Ariadny lo trae con frecuencia porque él tiene mucho interés en aprender más de su Habana. Ha sido una forma muy dinámica de acceder al conocimiento.
Para la mayoría de los entrevistados, Rutas y Andares constituye una forma culta de entretenimiento y de superación. Una experiencia que no debería ser exclusiva de la capital. Como sugirió Eusebio Leal, existen condiciones en otras provincias para que se emprendan proyectos similares.

Orientaciones para la familia
Las familias que deseen participar en Rutas y Andares deben acceder a los tickets que están a la venta de lunes a domingo, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, en el Museo de la Ciudad, Museo de Arte Colonial, Convento de San Francisco de Asís, Museo Casa Natal de José Martí y Maqueta del Centro Histórico, como se hace todos los veranos durante los meses de julio y agosto. Mientras se efectúan las Rutas, las personas que adquieran este boleto podrán acceder libremente a los museos incluidos en el programa. Los Andares por los diversos escenarios de la ciudad se realizan de miércoles a sábado. La salida es a las diez de la mañana desde la Plaza de Armas y el punto de encuentro es frente al antiguo Palacio de los Capitanes Generales. La invitación tiene un carácter familiar con un valor de cinco pesos. Para obtener mayor información sobre el proyecto, la Oficina del Historiador recomienda que los interesados se dirijan al Centro de Información Cultural, ubicado en la calle Oficios 8, entre Obispo y Obrapía, La Habana Vieja. 

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