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Cuidado con el delirio de grandeza

La megalomanía es un trastono de la personalidad relacionado con el narcisismo, que se caracteriza porque la persona tiene pensamientos de poder, omnipotencia y de gran superioridad frente a los demás

Autor:

Juventud Rebelde

En 1840 el cuerpo de quien fue emperador de Francia Napoleón Bonaparte, y había fallecido casi dos décadas antes durante su exilio en la isla británica de Santa Elena, fue repatriado a su país y enterrado en París en medio de un gran clamor popular.

Durante ese mismo año, al menos 14 hombres terminaron internados en el manicomio Bicêtre de la capital francesa, por asegurar que ellos eran el emperador Napoleón, además de dos mujeres recluídas en otro psiquiátrico parisino que también creían ser el fallecido emperador.

Los psicólogos denominan a este fenómeno, megalomanía o delirio de grandeza y el de creerse Napoleón es el caso más famoso.

El psicólogo clínico Daniel Freeman, que se especializa en estos trastornos, señaló que las características principales de este trastorno se conocen desde hace mucho tiempo, a pesar que los expertos aún no se ponen de acuerdo.

«Es una creencia que es imposible, increíble o falsa, es creída con un alto grado de certeza y se mantiene a pesar de la evidencia al contrario», puntualizó Freeman, en el documental «Una historia de delirios» de la BBC.

Al respecto, el psiquiatra alemán Emil Kraepelin categorizó los delirios como síntomas de la esquizofrenia pero en años recientes se los ha estudiado como fenómenos en sí mismos.

En años más cercanos, los delirios han sido estudiados como fenómenos en sí mismos por especialistas como Freeman, quien ha estudiado y tratado esta condición por más de 20 años.

El origen

Freeman señala que aunque los delirios de grandeza son menos estudiados que otras formas más habituales, como los delirios paranoicos, se sabe que tienen una base genética.

 Según la doctora Louise Isham del Deparmento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, a veces puede ser una «forma de protección» para personas que han sido víctimas de abuso.

«Puede hacerte sentir menos vulnerable y más en control», señaló.

En otros casos, la persona ha sido tratada de manera demasiado especial durante su infancia, y por lo tanto, crece con esa idea de grandilocuencia.

Es determinante saber que aunque los delirios puedan hacer sentir bien a la persona que los padece, lo cierto es que suelen terminar siendo dañinos.

«Por lo general estas personas terminan bastante aisladas, muchos son rechazados por sus familias, y sus familiares y amigos no los quieren ver porque es difícil escucharlos», afirmó la experta.

Tratar a personas con delirios de grandeza no es fácil, a diferencia de los pacientes con paranoia, que «están aliviados» de enterarse de que sus delirios no son reales, quienes padecen de megalomanía, no siempre están contentos de enterarse de que no son las personas grandiosas que pensaban que eran.

Por ello, en estos casos, los expertos a veces deciden «dejar intactas» algunas de esas creencias de grandeza, trabajando para fortalecer otras fuentes de autoestima, señaló la médica.

 

 

 

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