Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Resistencia al CUP

Enrique Echevarría (Calle 184, Edificio BEE-1, apto. 19, reparto Flores, Playa, La Habana) considera positiva y flexibilizadora la disposición que permite pagar en las tiendas que exigen CUC, con tarjetas magnéticas de salarios en CUP, a la tasa de cambio vigente en Cadeca.

Por eso, no puede entender lo que le sucedió hace unos días en el Centro Comercial El Náutico, de Playa: al momento de pagar la mercancía con su tarjeta magnética del Banco Metropolitano contentiva de sus salarios, el dependiente, luego de pasar la misma y recibir el comprobante, se percató de que esta no era en convertibles. Y en tono amable, le informó que no se podía completar la compra, pues ellos no estaban autorizados a cobrar con tarjetas en CUP.

«La operación con el terminal de punto de ventas (los conocidos pos) —precisa— se había realizado sin dificultades, por los 55,25 CUC que costaba el artículo. Le expliqué que había hecho compras sin problemas antes, en otras tiendas. Y la respuesta, siempre con amabilidad y respeto, fue la misma.

«Incluso, él llamó a una funcionaria, quien me dio la misma explicación. E hizo la operación inversa, sin dificultades para devolver el dinero a la tarjeta. Le pregunté que cómo era posible que el pos hubiese aceptado la tarjeta y realizado la operación si ellos no pueden aceptar ese tipo de transacción. Me respondió que el aparatico no reconoce si la tarjeta es de CUP o CUC, y si se da algún problema, Fincimex los llama y como ellos tienen mi carné de identidad, pues se soluciona el tema.

«No me convenció. No creo que el sistema sea tan vulnerable, pues eso se prestaría para diversas modalidades de estafa. Pero no hubo más remedio que aceptar y salir a extraer el dinero para efectuar la compra antes del cierre de la tienda.

«En el cajero, pude comprobar en las últimas operaciones realizadas que se habían extraído 1 381,25 pesos —el equivalente a los 55,25 CUC— y reingresado esa misma cantidad, lo que demostraba que el sistema hizo la conversión adecuadamente cuando se realizó la operación en la tienda.

«Si es así, si el sistema está preparado para ofrecer el servicio desde cualquier terminal de punto de venta, ¿por qué en algunas tiendas no se ofrece el servicio si cuentan con el equipamiento necesario? Escribo porque ya algunos compañeros de trabajo han sufrido ese inconveniente. Y a un par de ellos les sucedió por esos días en el Centro Comercial de Flores, en Playa. Yo he realizado compras varias veces en esa tienda utilizando la tarjeta en CUP, sin dificultad alguna.

El lector desea que las tiendas recaudadoras de divisas le aclaren si realmente existe alguna disposición por parte de sus directivas mediante la cual algunos establecimientos no están autorizados a aceptar tarjetas en CUP, a pesar de contar con los famosos terminales de punto de ventas.

Gel de mentiras

Sonia López Vega (Sitios No. 897, apto. C-3, entre Ayestarán e Infanta, La Habana), cuenta que el pasado 28 de marzo adquirió un gel de baño al precio de 7,25 CUC, en la tienda en divisas de San Lázaro, casi esquina a Infanta. Y varios días después, cuando lo fue a usar, descubrió que brotaba como el agua…

Lo peor de todo es la desmemoria… porque Sonia recuerda que cuando comenzó a comercializarse ese gel costaba poco más de 5 CUC, y era delicioso.

Sonia no sale de sus asombros, porque desde hace unos días, en el Rápido de Requena esquina a Lugareño, muy cerca de su domicilio, la cerveza nacional cuesta 1,15 CUC.

«En mi camino a lo del gel, entré a preguntar a varios Rápidos y cafeterías, y en todos seguían costando un CUC la Bucanero y la Cristal. Ninguno de los empleados con quienes hablé quiso darme el teléfono de la entidad superior que responda por tales “estrenos”».

Y como Sonia no ha encontrado ninguna información oficial de la supuesta alza de precios que encontró allí, por eso ventila su suspicacia con esta historia también.

«Necesito una respuesta. Sé que es una cruzada contra los demonios, pero no debemos descansar ni caer en rutinas. Hay que seguir enarbolando las banderas de luchar contra lo mal hecho, a ver si algún día los pillos dejan de ser dueños de nuestros bolsillos».

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