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El terreno inalcanzable

EN un país con serios problemas de vivienda, hay personas que pueden construir la suya por sus propios medios; pero se desgastan en un laberinto de trabas burocráticas, como Dania Curuneaux Pardo, quien está viviendo provisionalmente en casa ajena, en Calle B, no. 192-B, entre E y F, Los Cocos de Confluente, en la ciudad de Guantánamo.

La joven, quien labora en la Comercializadora de Combustible de Cupet en esa ciudad, no cabe ya en la casa de su madre. No tiene dónde vivir desde que retornó de estudiar Ingeniería Informática por cinco años en Moa. Por eso el 2 de marzo de 2015 solicitó en la Dirección de Planificación Física un terreno para levantar su techo.

«No pedí una casa, comenta, sino un espacio donde con mi esfuerzo pueda construir mi hogar», dice. Además, precisa que otros, con terreno ya asignado, nada han construido. «Y Planificación Física no revisa, como le corresponde, para otorgarlo a quien como yo, lo necesita».

En 2015 y 2016, Dania visitó cada 15 días la Dirección Municipal de Planificación Física. Y en septiembre de 2017, sin respuesta aún, fue a Atención a la Población de la Dirección Provincial de Planificación Física, y refirió terrenos libres en la ciudad. Nunca le respondieron.

Mientras, aparecían listados de otorgamientos a personas que solicitaron después que ella. Pidió entrevista con el director provincial de Planificación Física, y le dijeron que era por medio de Atención a la Población.

En octubre de 2016, en Atención a la Población del gobierno provincial, expuso lo mismo sobre lugares libres que conocía. Anotaron y le orientaron ir en un plazo de 30 días hábiles a Atención a la Población del gobierno municipal a recibir respuesta. Cuando fue, le dijeron que el presidente del gobierno había escrito en su expediente y su terreno estaba aprobado. Ella siguió visitando Planificación Física Municipal, y nada.

En 2018 sigue yendo a Planificación Física Municipal, esperando la supuesta aprobación. El 23 de agosto le atendió la directora, quien le orientó ir a Atención a la Población a ver si estaba en los listados elevados al Consejo de la Administración Municipal, o en el de los terrenos aprobados. Y nada de su nombre en listado alguno.

El 12 de septiembre vio al director provincial de Planificación Física, quien anotó sus datos y prometió llamarla. El 12 de octubre hizo lo mismo, pero esta vez la directora municipal estaba casualmente allí. «Y como me conoce bien de ir tantas veces al municipio, afirma,  intentó persuadirme de quejarme, que fuera para el municipio y la esperara para revisar el caso. Todo un cuento, y yo sigo esperando mi terreno», señala.

Lo que se inicia, debe concluirse

María Antonia Conde, Ángel Alfredo Milián e Hiram Leyva escriben en nombre de los vecinos del edificio sito en M 256 y 258, entre 19 y 21, Vedado, La Habana, para mostrar su inconformidad con los pésimos trabajos en el inmueble por entidades como Secons y la Ecal 1.

Cuentan que la primera labor, la demolición de las viejas casetas en la azotea entre el 7 y el 9 de febrero pasados, corrió a cargo de Secons, entidad que estaba responsabilizada también de recoger los escombros, parte de ellos aún desperdigados en la azotea. Un verdadero peligro, además de que cuando llueve aumentan su presión sobre el techo y filtra el agua hacia el interior.

Luego comenzó la brigada de la Ecal 1 a erigir las nuevas casetas sobre las que se colocarían los tanques de agua del edificio. Y cuando iban por la mitad, hubo que demoler lo hecho porque no cumplía los requerimientos.

Se resume ahora, pero demoró meses, y las casetas no se terminaron. Los tanques aún no han sido instalados. Y de la pintura, dejaron de aplicarla a un lateral del edificio y a la pared del fondo. Tampoco se pintaron los respiraderos de aire, las escaleras y los muros de la azotea. En cuanto a la impermeabilización, se deshizo después de aplicarla.

Los vecinos se duelen, porque fueron varios años esperando por la asignación para reparar el edificio, pospuesta varias veces, a pesar del peligro que pende. Sí, están molestos, porque ahora, después de más de nueve meses, están sufriendo un trabajo incompleto y mal hecho, que no fue chequeado por la Dirección de Vivienda.

Las denuncias llegaron al director de la Ecal 1, a la Dirección de Vivienda de Plaza de la Revolución y al gobierno municipal. Mientras tanto, siguen esperando para que se deshagan los entuertos en el inmueble.

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